El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció este jueves que disputará las elecciones de octubre de 2026 y aspirará a un cuarto mandato, en un momento en el que la derecha aún no tiene un candidato claro tras la condena a prisión del exmandatario Jair Bolsonaro.
Lula, que cumplirá 80 años el próximo 27 de octubre, confirmó su intención de presentarse a la reelección en un escenario inusual, en mitad de una declaración conjunta con su homólogo indonesio, Prabowo Subianto, con el que se reunió en el marco de una gira para estrechar lazos con el Sudeste Asiático. “Voy a cumplir 80 años, pero pueden estar seguros de que tengo la misma energía que cuando tenía 30. Y voy a disputar un cuarto mandato en Brasil”, le dijo el líder progresista a Subianto, en Yakarta.
El mandatario brasileño, quien meses atrás ya había dejado entrever que se postularía a la reelección, agregó que pese a que su mandato termina a finales de 2026 está preparado para disputar otras elecciones. Hasta esta semana, la única duda que planteaba respecto a su futuro era su edad, aunque desde la perspectiva de la salud. Sin embargo, en los últimos meses se ha mostrado haciendo ejercicio, ha corrido dentro del palacio presidencial y en las calles, todo en una muestra de vitalidad que ahora podría tomar tono electoral. “Debo ser honesto: para ser candidato precisaré estar 100 % bien de salud”, dijo en agosto pasado.
Cita con Trump
Pragmático y calculador, Lula hizo el anuncio de su candidatura en vísperas de su casi segura primera cita con su par estadounidense, Donald Trump, con quien ha roto el hielo tras un breve encuentro en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y una cordial conversación telefónica. En la agenda de esa reunión, que sería el domingo próximo en Kuala Lumpur, los aranceles que el magnate republicano le impuso a gran parte de los productos brasileños en represalia por el juicio contra Bolsonaro.
Fuentes oficiales dicen que Lula pretende aprovechar la química que, según Trump, surgió en la ONU, para negociar de alguna manera esas sanciones. En parte, se apoyan en la historia y en el Lula de sus primeros dos mandatos, en los que convivió con personajes tan dispares como los entonces presidentes de Estados Unidos, George W. Bush, y de Venezuela, Hugo Chávez. Con Bush, decía sentirse como con un “hermano”. De Chávez, que era uno de sus “mejores amigos”.
Lula da Silva agregó desde Yakarta que su país se opone a medidas unilaterales y coercitivas que distorsionen el comercio, antes de un posible encuentro con Trump en Kuala Lumpur.
De nuevo al ruedo político
La confirmación de Lula como candidato del Partido de los Trabajadores (PT), formación que él mismo fundó en 1980 con un grupo de sindicalistas e intelectuales de izquierdas, marca un nuevo capítulo de cara a los comicios de 2026. De resultar electo, sería la primera vez que un mismo candidato ejerce por cuarta vez la jefatura de Estado, puesto que el antiguo tornero mecánico ya gobernó en dos periodos consecutivos entre 2003 y 2010. Antes, el líder progresista se presentó a tres elecciones en las que terminó derrotado en segunda vuelta: la primera en 1989, y luego en 1994 y 1998.
En 2018, Lula quiso disputar las elecciones, pero fue inhabilitado por una condena por corrupción que lo mantuvo en la cárcel por 580 días y que posteriormente fue anulada por la Corte Suprema, al considerar que el juez que lo había sentenciado (Sergio Moro) no era imparcial. Luego llegó de nuevo al poder en 2023 tras derrotar al entonces presidente Jair Bolsonaro, hasta ahora, su mayor rival político.
En los dos primeros años de su tercer mandato, la economía ha crecido a un promedio del 3 %, la inflación está controlada en torno al 5 %, el desempleo está en mínimos históricos y ha caído el número de personas en situación de hambre y pobreza.
El camino de la oposición
Con Bolsonaro inhabilitado y condenado a 27 años de prisión por intentar derrocar a Lula, tras perder las elecciones de 2022, queda por saber cuál candidato absorberá todo el capital político del líder ultraderechista. Brasil volverá a las urnas el 4 de octubre del próximo año y los sondeos electorales coinciden en que Lula se impondría a cualquiera de los posibles candidatos del centro, derecha y extrema derecha. El escenario real, de todos modos, sigue siendo incierto.
Tarcísio de Freitas, quien fue ministro de Bolsonaro y parecía ser el candidato con opciones de vencer a Lula, ha insistido en que disputará la reelección por la gobernación de São Paulo. Los actuales gobernadores de Minas Gerais, Romeu Zema, y de Paraná, Carlos Roberto Massa, más conocido como Ratinho Jr., hijo de un popular presentador de televisión, pretenden lanzarse a la carrera presidencial, pero hay dudas sobre su alcance nacional.
Todos siguen a la espera de una suerte de bendición de Bolsonaro, quien se encuentra en prisión domiciliaria desde el pasado 4 de agosto por riesgo de fuga y supuestas maniobras para obstruir su juicio por golpismo, según dictó el Supremo. Algunos sectores políticos apuestan también por un candidato con apellido Bolsonaro. Ahí aparecen su esposa, Michelle Bolsonaro, quien cuenta con gran apoyo entre el influyente electorado evangélico, y dos de sus hijos: el senador Flávio y el diputado Eduardo. La situación de este último es compleja, debido a que desde marzo pasado se encuentra en Estados Unidos y está siendo investigado por el Supremo brasileño por intentar entorpecer el juicio por golpismo de su padre con el apoyo de Gobierno de Donald Trump.
Otro que también figura en las encuestas, pero que en 2022 ya indicó que no volvería a ser candidato presidencial, es Ciro Gomes, que tras años en el partido laborista acaba de regresar al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), actualmente una formación inclinada a la derecha.
Cortesía de Página 12
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