
Aunque ya pasaron más de dos semanas de este episodio, es conveniente recordarlo, pues representa una clara evidencia de la torpeza con la que actúa Morena. Me refiero al viernes 30 de mayo, cuando, en un operativo sorpresivo fuera de toda proporción, 200 elementos del Ejército, la Guardia Nacional y de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX irrumpieron en un concierto que se estaba celebrando en el Multiforo Alicia para desalojar al público y cerrar el local. Para aquellos que no conocen el Alicia –así se le conoce–, este es un foro de tradición contracultural tipo underground que nació en 1995 en un pequeño local de la avenida Cuauhtémoc. Se constituyó en un espacio independiente, principalmente para conciertos de grupos nuevos de rock y estilos derivados, conversatorios y presentaciones de libros. En 2023, por diversos problemas, tuvo que cerrar, pero en 2024 se reubicó en un local de la colonia Santa María la Ribera.
Entender lo que representa el Alicia para la contracultura capitalina solo se puede palpar en su completa dimensión asistiendo a sus eventos. El ambiente siempre fue sano e inocuo, sin consumo de alcohol y mucho menos de drogas. Además, el aforo del local es modesto, poco más de 400 personas. Esa noche, los asistentes, con todo orden y sin roces con las fuerzas militares y policiales, salieron del local. No hubo ninguna orden de cateo u otro documento oficial indicando el operativo. No se pusieron sellos de clausura. El pretexto fue que el local carecía de un plan de protección civil, pero ¿para eso había que desplegar a militares, la policía y a la Guardia Nacional? Matar una mosca con un cañón…
Todo ello lleva a sospechar de una jugarreta política. Clara Brugada inmediatamente deslindó a su gobierno del operativo y simpatizantes morenistas culparon a la alcaldesa Rojo de la Vega (del PRI) de la Alcaldía Cuauhtémoc. Ella misma explicó lo ridículo de esa suposición, pues ninguna cabeza de una alcaldía puede solicitar la intervención del Ejército o de la Guardia Nacional, que dependen del Gobierno Federal, ni de las fuerzas policiacas que las maneja, en última instancia, Clara Brugada. Se llevó a cabo una investigación, y el caso del Alicia escaló hasta el secretario de la Defensa, quien, en la mañanera del 10 de junio, en un galimatías inentendible, terminó señalando que siempre sí fue el gobierno de la CDMX el que solicitó el operativo, dejando así en ridículo a Clara Brugada. Un par de funcionarios fueron cesados y, con ello, finalizó el asunto.
Aparentemente, la intención era crear una provocación entre los asistentes para que hubiera violencia y detenidos, y culpar de ese supuesto zafarrancho a la alcaldesa. La sospecha recae en Brugada. Pero, al no caer el público en la provocación, todo le salió mal. Al decir torpemente que ignoraba quién había dado la orden, demostró falta de control de mando y, al final, una mentira.
Cada día se evidencia más la ineficacia de Brugada para gobernar. La investigación del asesinato de sus cercanos colaboradores sigue sin avanzar, el caos vial cada día está peor, los baches se siguen multiplicando y, en ciertas colonias, la violencia e inseguridad no cede. Pero eso sí, su prioridad es lograr el récord Guinness de tener la bandera LGBT del arcoíris más grande del mundo. Curiosas prioridades…
Cortesía de El Economista
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