Aztecas, mayas, incas, olmecas, moches. La historia de los pueblos que florecieron en el centro y el sur del continente americano antes de la colonización europea han dejado un riquísimo legado arqueológico, histórico y cultural. De entre todas ellas, destaca, sin embargo, una formación sociopolítica concreta. Se trata de la civilización Caral en Perú, considerada la sociedad compleja más antigua de América.
Una civilización floreciente de hace 5000 años
Esplendor en la costa central de Perú
La civilización Caral se desarrolló en el valle de Supe, en la costa central del Perú. Representa la sociedad más antigua de América con un desarrollo complejo comparable al de civilizaciones posteriores como la de los incas. Sus vestigios arqueológicos, cuyos primeros ejemplos se datan en torno al 3500 a.C., revelan un sistema social jerarquizado, una economía basada en la complementariedad de recursos y un urbanismo planificado.
Las excavaciones en los yacimientos de la zona han revelado la existencia de estructuras monumentales, herramientas avanzadas y un complejo sistema de organización social. Estas evidencias han desafiado las nociones previas sobre las civilizaciones tempranas en el continente americano.
Cronología y contexto geográfico de la civilización Caral
Caral se desarrolló entre 3000 y 1800 a.C. en el valle de Supe, una región con acceso a diversos ecosistemas. Esto permitió a las poblaciones de la zona articular una economía basada en el intercambio de productos entre la costa, la sierra y la selva.
Su ubicación estratégica, por otro lado, facilitó la articulación interregional y el acceso a recursos esenciales como la sal, el pescado y el algodón, artículos que fueron fundamentales para su desarrollo y expansión. Los ríos que atraviesan el valle proporcionaban agua para la irrigación, lo que favoreció la agricultura y permitió el sostenimiento de una población numerosa y organizada.
Principales yacimientos arqueológicos
El asentamiento más importante es la Ciudad Sagrada de Caral. Con una extensión de unos 626 km², despunta por su monumentalidad arquitectónica. Otros sitios relevantes en el valle de Supe incluyen los yacimientos de Áspero, Miraya, Chupacigarro y Lurihuasi.
Los distintos núcleos de población que se integran dentro del sistema civilizatorio de Caral muestran una planificación urbana similar. Estos asentamientos comparten características arquitectónicas comunes, como las pirámides escalonadas y las plazas circulares hundidas, lo que indica un sistema de planificación coordinado a lo largo del valle.
El complejo urbanismo de la civilización Caral
Pirámides escalonadas gigantescas
El diseño de las ciudades de Caral sigue un patrón planificado con edificios públicos monumentales, plazas circulares y residencias diferenciadas por jerarquía social. Las estructuras piramidales, con escaleras centrales y plataformas escalonadas, reflejan un sistema de organización espacial basado en la estratificación social y la observación astronómica.
Caminos y canales
Las excavaciones, además, han revelado la presencia de complejas redes de caminos, canales de irrigación y sistemas de almacenamiento de agua. Tales hallazgos evidencian que Caral fue una organización avanzada capaz de planificar su presencia en el territorio a largo plazo.
La estructura social y política
Elites administradoras de los recursos
La sociedad de Caral se organizaba a partir de una estructura jerárquica con una elite gobernante que administraba los recursos y dirigía las actividades económicas, religiosas y ceremoniales. Cada complejo arquitectónico público representaba a un linaje o ayllu.
Urbanismo y estratificación social
Las ciudades de la civilización Caral presentaban una organización espacial basada en la división en dos partes o mitades, un patrón que se mantendría en culturas andinas posteriores. Esta dualidad reflejaba una estructura sociopolítica en la que cada mitad de la ciudad albergaba diferentes grupos de población con funciones complementarias, lo que sugiere una jerarquización bien definida. Los miembros de la comunidad detentaban roles especializados, incluyendo agricultores, constructores y sacerdotes.
En Caral, esta división se evidencia en la disposición de los edificios públicos y residenciales, donde un sector urbano estaba destinado a las elites gobernantes y el otro a las actividades productivas y rituales. Este modelo de organización urbana no solo facilitaba la administración y el control social, sino que también respondía a los principios cosmogónicos arraigados en la cultura andina.
Una economía basada en la agricultua, la pesca y el comercio
Caral se sustentaba en un sistema de economía complementaria basado en la interacción entre comunidades de la costa y el valle. La pesca y la agricultura eran las principales actividades productivas.
El cultivo de algodón, mate, fréjol, camote y achira, así como en la explotación de recursos marinos como la anchoveta y moluscos, constituyeron las principales actividades económicas. La producción de tejidos de algodón, además, fue crucial para el desarrollo del comercio interregional, ya que alimentó la creación de una red de intercambios con otras sociedades del área andina.
Religión y visión del mundo en la civilización Caral
Ceremonias en los templos
La religión jugó un papel central en la organización de Caral, con ceremonias realizadas en los templos piramidales y las plazas circulares hundidas. La presencia de altares con fogones sugiere el uso del fuego durante la realización de los rituales y las ofrendas. La astronomía también jugó un rol fundamental, tal y como refleja la orientación de los edificios y la planificación urbana.
Según los estudios de la arqueóloga Ruth Shady, la relación entre la cosmovisión y la estructura política garantizó la cohesión social. Los rituales eran eventos comunitarios que reforzaban la identidad del grupo y garantizaban la estabilidad al reforzar el orden entre lo divino y lo humano.
Música y figurillas
Por otro lado, la música y la danza formaban parte de estas ceremonias, como lo demuestra el hallazgo de flautas de hueso utilizadas en contextos rituales. También se han encontrado evidencias de figuras antropomorfas y zoomorfas en contextos religiosos, así como representaciones de divinidades relacionadas con la fertilidad y el agua.
La desaparición de la civilización Caral
Hacia el 1800 a.C., la civilización Caral experimentó un declive asociado a una combinación de factores que incluyen los cambios climáticos, los conflictos internos y las posibles migraciones. La desecación del río Supe y la degradación ambiental habrían contribuido a la disminución de la producción agrícola. Se han identificado signos de abandono progresivo de las estructuras monumentales, así como una reducción en la actividad constructiva en los últimos siglos de ocupación de la Ciudad Sagrada.
Referencias
- Shady Solís, Ruth. 2006. “La civilización Caral: sistema social y manejo del territorio y sus recursos. Su trascendencia en el proceso cultural andino”. Boletín de Arqueología PUCP, 10: 59-90. DOI:10.18800/boletindearqueologiapucp.200601.004
- Shady Solís, Ruth. 2014. “La civilización Caral : Paisaje cultural y sistema social”. Senri Ethnological Studies, 89: 51-103. DOI: https://doi.org/10.15021/00002369
Cortesía de Muy Interesante
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