China enfrenta otro enemigo: la adicción por Labubu y otros juguetes de caja sorpresa se está saliendo de control

El coleccionismo de juguetes y figuras es algo muy común en esta parte del mundo, en especial con la influencia de Estados Unidos, cuyas estrategias de marketing se encargan de crear la necesidad en el público por adquirir el nuevo modelo de Spiderman, casi igual a los otros cinco que ya tenemos, pero que este viene con telarañas más largas.

Para los habitantes del más grande país comunista, esta práctica habría sido impensable hace unas pocas décadas, pero resulta que hoy China enfrenta un creciente aumento en la compra de artículos coleccionables. Curiosamente el problema no es extranjero, pues Pop Mart, la principal marca de juguetes en la región es de origen chino. Autoridades analizan medidas para contrarrestar la situación.

Si hay algo que caracteriza al capitalismo es la libertad de mercado. Comprar todo lo que desees dependerá no solo de cuanto capital (dinero) poseas, sino también de cuáles sean tus prioridades. Puedes gastar todos tus ahorros en alcohol y nadie te detendrá. Volverse adicto a algún producto o consumible resulta relativamente fácil en estas circunstancias.

Los fanáticos de alguna marca o personaje llegan a invertir miles de dólares por conseguir todos los productos que las empresas dueñas de esos personajes producen. Se presentan como una colección, y se encargan de germinar una sensación de vacío si no la completas. De pronto y sin que te dieras cuenta, una empresa generó una falsa necesidad en ti.

Era cuestión de tiempo

Por décadas, el modelo económico de China había logrado sortear esta problemática a través de la “distribución equitativa” de las riquezas, frenando la capacidad de alimentar adicciones de una persona. No es que allá no se fabricaran juguetes, o algún otro artículo coleccionable, sino que casi nunca se alimentaba la necesidad de adquirir por sobre la de poseer.

Sin embargo, hay marcas que poco a poco se han abierto paso en la economía china para lograr sobresalir. Un ejemplo de ellas es la empresa de juguetes Pop Mart, cuyos productos son vendidos en su mayoría bajo el formato de “blind boxes” o cajas sorpresa. El empaque muestra una lista de los posibles modelos que podrías obtener y solo al abrir la caja sabrás cual conseguiste.

Si bien las cajas sorpresa son un modelo de empaque conocido en muchas partes del mundo, la marca Pop Mart, que fue fundada a penas en 2010, ha aprovechado las redes sociales y el internet en general para propagar sus productos entre los más jóvenes, además de que los ofrece en máquinas expendedoras y a precios relativamente bajos. El objetivo es hacer sus productos tan accesibles como sea posible y así lograr más ventas.

Su producto estrella es el Labubu, y aunque también tienen otros personajes, la estrategia es crear modelos en los que cambia la vestimenta, el color de ojos, el material o alguna característica menor. La demanda por estos productos es tan alta que el Gobierno de China, a través del periódico oficial del Partido Comunista, el People’s Daily, ha intentado hacer consciencia en la población del peligro que esta adicción puede traer.

Desde 2023, el Gobierno de China estableció regulaciones para los productos de cajas y tarjetas sorpresa:

  • Prohibido vender contenido como medicamentos, animales con vida, flamables o con potencial explosivo.
  • Prohibido vender las cajas a menores de ocho años, para evitar que los pequeños desarrollen adicción.
  • Las empresas deben informar el valor real del contenido de las cajas y las probabilidades de obtener cada modelo.
  • Debe haber un tope de gasto para cada cliente, invitándole a ser racionales con el número de compras realizadas.
  • El contenido de las cajas no deberá alterar el orden público ni la moral social (personajes con desnudos o con consumo de sustancias).
Fanatismo

La especulación y la sensación de vacío que dejan estas cajas viene de que no solo es difícil completar una colección porque uno de los personajes tenga una probabilidad del 2% de salir, sino que constantemente surgen nuevos diseños, obligando a los más involucrados a adquirirlos.

Aunque el reporte del medio oficial chino no menciona explícitamente a la marca Pop Mart, sus acciones en la Bolsa de Hong Kong cayeron 8.8% en solo dos días tras el enérgico llamado a endurecer las regulaciones para las cajas sorpresa. Sin embargo, Pop Mart sigue siendo una de las marcas de mayor crecimiento en China, con una ganancia del 170% en el último año. El fenómeno también ha llegado a otros países, lo cual le proporciona una cómoda ventaja ante futuros desplomes.

Dan pie a una microeconomía en las escuelas

El fenómeno también abarca paquetes sorpresa de cartas, siendo las cartas de Pokémon o las de Yu-Gi-Oh las más populares de este tipo. La ventaja de este producto está en su aún más bajo costo, lo cual las vuelve más accesibles a consumidores de edad escolar.

En la edición 19 del People’s Daily, se presentó un análisis enfocado en los sobres de cartas sorpresa. Tras una serie de entrevistas a jóvenes de entre 13 y 16 años, se descubrió que el valor que se le otorga a determinada tarjeta puede ser aplicado entre su comunidad. Durante el descanso o al terminar las clases, los estudiantes se reúnen para intercambiar las tarjetas.

Una tarjeta rara, por ejemplo, puede valer cinco comunes, aunque también se terminan intercambiando por otros objetos como videojuegos, juguetes y hasta dinero. Se trata, para ellos, del status social que les otorga el poseer una tarjeta rara y cuánto están dispuestos a dar por ella. De esta manera el deseo de comprar más paquetes sorpresa se alimenta a sí mismo.

@c__oo0

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Se ha detectado una operación en conjunto entre los fabricantes de cartas e influencers de redes sociales como Douyin (la versión china de TikTok) dedicados a realizar transmisiones en vivo en las que abren decenas de sobres de cartas. A cambio de una comisión por las ventas, estos últimos exageran sus reacciones para aumentar la especulación de los compradores, quienes en un deseo adicional por imitar a sus influencers, replican el deseo por comprar aún más.

“El diseño de la tarjeta sorpresa puede considerarse una ‘trampa comercial’ que captura con precisión las debilidades psicológicas de los menores. Utiliza el principio de la ‘caja de Skinner‘ en psicología para crear una sensación de expectativa mediante recompensas aleatorias. Estimula el cerebro a secretar dopamina, lo que provoca que los niños repitan las compras“.

-Zhang Yonghong, vicedecano de la Escuela de Gobernanza Nacional de la Universidad del Suroeste

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Adicción propagada

La fiebre por estos productos no tardó en llegar al resto del planeta, lo cual no es ninguna sorpresa si tenemos en cuenta que TikTok, la plataforma por la que más se han popularizados los Labubu y otros productos de caja sorpresa, es de origen chino. Cada vez que una tienda Pop Mart anuncia su apertura, cientos de personas hacen fila para adquirir la mayor cantidad de cajas.

La estrategia es la misma, generar una falsa necesidad por completar la colección, minimizando la probabilidad de obtener ciertos modelos, a la vez que se producen nuevos de manera constante. Quienes más posibilidades tienen de adquirirlos, más los acaparan. La especulación es tan alta que en la pagina oficial de Pop Mart en México, hay modelos que llegan a los $15,000 pesos.

@nataliexxxreynolds

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En redes sociales hay miles de videos de personas haciendo unboxing de sus compras, pues los estudios que mencionó el medio chino explican que es precisamente el momento previo a la apertura el que más adicción genera. Los videos más virales muestran las reacciones de frustración de quienes no consiguen el modelo de Labubu o Crybaby que esperaban.

Cortesía de Xataka



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