
Una manifestación en contra de la inmigración y de la actual política de asilo convocada este sábado en el centro de la ciudad neerlandesa de La Haya ha sido el escenario de fuertes disturbios entre policía y manifestantes. Estos han lanzado piedras y botellas a las fuerzas del orden, han incendiado vehículos policiales y han atacado también la sede del partido progresista D66. Por su parte, la policía ha empleado cañones de agua y gases lacrimógenos para disolver la protesta, que ha reunido a unas 1.500 personas, según las autoridades. El acto estaba autorizado hasta las cinco de la tarde, pero ha sido suspendido de manera anticipada por los organizadores a causa de la violencia. La policía no ha ofrecido aún cifras sobre posibles detenidos o heridos.
La manifestación había sido convocada por una activista de 26 años que se presenta como Els Rechts, que acumula miles de seguidores en sus redes sociales y que recaudó la semana pasada casi 20.000 euros a través de la plataforma de recaudación de fondos Gofundme para llevar a cabo la protesta. Rechts es un nuevo rostro de la derecha nacional, se declara cristiana y, a la vista de los disturbios desatados, ha afirmado que rechaza “cualquier forma de violencia”. Todo el arco político nacional ha condenado los hechos, incluido el líder ultra Geert Wilders, cabeza del Partido por la Libertad (PVV). El tumulto se ha producido cuando falta un mes para las elecciones generales, previstas para el próximo 29 de octubre en Países Bajos, y los partidos están prácticamente en campaña.
La manifestación dio comienzo alrededor del mediodía en Malieveld, una explanada situada frente a la estación central de trenes de La Haya, cercana al Parlamento. La policía calcula que había unas 1.500 personas y la situación se descontroló rápidamente. Un grupo empezó a lanzar piedras y botellas contra los uniformados, que disolvieron la protesta. Los violentos no cejaron y, mientras coreaban consignas como “somos los Países Bajos”, intentaron entrar en el Binnenhof. Este es el complejo histórico del Parlamento, que actualmente está cerrado por obras. También rompieron los cristales de la sede de D66, una formación liberal de izquierda, vista por la extrema derecha como el partido de la élite progresista.
La violencia desatada contra los efectivos policiales ha generado la repulsa generalizada de los partidos políticos neerlandeses de derecha e izquierda. Geert Wilders, que había sido invitado a la protesta y no ha comparecido, ha calificado de “totalmente inaceptable” lo ocurrido. “Hay que actuar con mano dura contra esa chusma”, ha afirmado.
Por su parte, la presidenta del Sindicato de Policía, Nine Kooiman, se ha mostrado furiosa con los alborotadores. En su cuenta de X ha escrito: “¿Cómo se les ocurre utilizar tanta agresividad contra nuestra gente? Detengan, castiguen y reclamen los daños y lesiones a estos idiotas. Es una locura”.
El sindicato es el mayor de su clase de trabajadores policiales. El ministro en funciones de Justicia y Seguridad, Foort van Oosten, también ha recurrido a las redes sociales para criticar los hechos. “Manifestarse es un gran bien en los Países Bajos, pero no toquen a nuestros agentes”, ha declarado en X. El primer ministro saliente, Dick Schoof, ha advertido a su vez de que “siempre hay sitio para manifestarse, pero nunca para la violencia”.
Els Rechts aboga por “los valores neerlandeses, la seguridad y las tradiciones”, asegura en su página web. La joven dice ser “creyente en Dios” y hablar “en nombre del neerlandés medio que no se siente escuchado”. En una de las fotos de sus redes sociales, lleva una pulsera que lleva escrito el lema “Países Bajos es nuestro”. Este sábado ha lamentado que “un pequeño grupo de manifestantes no haya sabido comportarse”. En internet hay fotos suyas tanto con Geert Wilders como con Thierry Baudet, líder del Foro para la Democracia (FvD), el otro partido neerlandés de extrema derecha.
Cortesía de El País
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