
Durante cuatro domingos de noviembre, el Edificio Arroniz abrirá sus puertas a un público que quizá no busca virtuosismo, sino algo más esencial: ver cómo nace la música.
El “Ciclo de Guitarra ECOS Otoño 2025”, organizado por el programa ECOS, Música para la Paz, de la Secretaría de Cultura de Jalisco, reunirá a 53 niñas, niños y adolescentes de seis núcleos comunitarios que han encontrado en la guitarra un espacio de encuentro, disciplina y juego creativo.
Las funciones se realizarán los días 9, 16, 23 y 30 de noviembre, al mediodía, en el salón principal del recinto ubicado en Zaragoza 224, en el Centro de Guadalajara. La entrada será libre, con un cupo máximo de 50 personas por presentación.
El ciclo iniciará con los 23 integrantes del núcleo ECOS Zapotlán, dirigidos por César Ramón Ramírez Aguilar. El programa propuesto abre con “The Merry Go Round Life”, de Joe Hisaishi, y se desplaza con naturalidad entre Bach, Tárrega y temas populares como “La Vie en Rose” o “Recuérdame”, para cerrar con la luminosa “Barcelona Nights” de Ottmar Liebert.
El 16 de noviembre, los núcleos de Mechoacanejo (Teocaltiche) y Mexticacán tomarán el escenario bajo la dirección de Arturo Carrillo Delgadillo. Su repertorio reflejará otro espíritu: una guitarra que puede ser íntima en el “Adagio” de Vivaldi, pero también expansiva y lúdica en un arreglo de “Bohemian Rhapsody”.
El tercer domingo corresponderá a los núcleos de La Providencia (Valle de Guadalupe) y Mirandillas (San Miguel el Alto), guiados por Luis Carlos Chávez Domínguez, con un programa que conecta piezas del canon, como “Für Elise”, con la tradición rioplatense de “La Cumparsita” y ambientes invernales como “Carol of the Bells”.
El cierre, el 30 de noviembre, estará a cargo del núcleo Cañada de Ricos (Lagos de Moreno), dirigido por Hugo Enrique Reyna Mora. Su presentación combinará obras de recital clásico -Tárrega y Barrios Mangoré- con arreglos corales y piezas populares como “Cielito Lindo” y “Everybody Wants to Be a Cat”.
Más que una exhibición técnica, el ciclo funciona como una ventana hacia procesos formativos: la guitarra como lenguaje compartido, la música como construcción colectiva y la escena como lugar para crecer acompañados.
CT
Cortesía de El Informador
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