El Ártico, uno de los paisajes más icónicos y cruciales del planeta, está perdiendo rápidamente su cobertura de hielo debido al cambio climático. Un reciente estudio publicado en la revista Nature Communications revela que podríamos enfrentarnos al primer día sin hielo en el Océano Ártico tan pronto como en 2027. Este evento, cargado de implicaciones simbólicas y prácticas, es un claro recordatorio de cómo las emisiones humanas están transformando nuestro mundo.
Un paisaje en transformación
Desde 1978, los satélites han monitorizado el hielo marino del Ártico, mostrando una clara tendencia a la baja. Cada década, el hielo de verano disminuye aproximadamente un 12%, una reducción que nos acerca peligrosamente al umbral de un Océano Ártico “libre de hielo”. Según la definición científica, esto ocurre cuando la extensión de hielo cae por debajo de un millón de kilómetros cuadrados, un nivel insuficiente para cubrir el Ártico en su totalidad.
Es decir, el Ártico no se va a quedar sin hielo manera absoluta, pero los científicos emplean el término “libre de hielo” para describir un momento crucial: cuando la extensión de hielo marino en esta región disminuya por debajo del millón de kilómetros cuadrados.
El estudio, liderado por las investigadoras Céline Heuzé de la Universidad de Gotemburgo y Alexandra Jahn de la Universidad de Colorado Boulder, utilizó 366 simulaciones climáticas basadas en 11 modelos de última generación. Sus hallazgos indican que los primeros días sin hielo podrían aparecer en un horizonte tan cercano como 2027, aunque la probabilidad más alta sitúa este hito entre 2031 y 2044.
Lo alarmante es que incluso los escenarios optimistas, con reducciones drásticas de emisiones, no logran detener este fenómeno; solo podrían retrasarlo hacia finales del siglo.
Lo que significa un día sin hielo
La primera jornada sin hielo en el Ártico no será un cambio permanente, sino un evento breve que podría durar entre 11 y 53 días, según los modelos. Pero su importancia trasciende lo simbólico. El hielo marino actúa como un “espejo natural”, reflejando la luz solar de vuelta al espacio. Sin esta cobertura, las aguas oscuras del océano absorberán más calor, acelerando el calentamiento global.
Además, la pérdida de hielo marino tiene un efecto dominó sobre los patrones climáticos globales. Un Ártico más cálido puede alterar las corrientes de viento y los sistemas meteorológicos, intensificando fenómenos extremos como olas de calor, tormentas y lluvias torrenciales en latitudes más bajas. También impactará a la biodiversidad: especies como el oso polar, que dependen del hielo para cazar y reproducirse, se enfrentarán a la extinción.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Qué podemos hacer?
El calentamiento global causado por las emisiones de gases de efecto invernadero es el principal motor de este fenómeno. En las últimas décadas, hemos visto temporadas de calor inusual que han llevado al hielo del Ártico a mínimos históricos, como ocurrió en 2012. Pero lo que antes eran eventos excepcionales están volviéndose más frecuentes y extremos.
El estudio subraya que los días sin hielo serán el resultado de una combinación de fenómenos climáticos: otoños cálidos que debilitan el hielo recién formado, inviernos suaves que impiden su recuperación y primaveras inusualmente cálidas que aceleran el derretimiento. Este patrón, agravado por el calentamiento global, podría provocar eventos extremos de pérdida de hielo en un futuro próximo.
“Con el cambio climático, estos episodios extremos serán más frecuentes e intensos”, señaló Céline Heuzé. En este sentido, y como indican los propios autores, la reducción de emisiones puede retrasar este fenómeno, pero no evitarlo por completo.
Aunque un Ártico sin hielo en verano parece inevitable, los científicos enfatizan que nuestras acciones todavía importan. Reducciones significativas en las emisiones de carbono podrían posponer estos eventos y mitigar sus impactos en los ecosistemas y el clima global.
“Cualquier reducción en las emisiones ayudaría a preservar el hielo marino”, afirmó Alexandra Jahn. Esto no solo es crucial para el Ártico, sino también para estabilizar los sistemas climáticos que afectan a comunidades de todo el mundo.
Además de los esfuerzos globales para frenar el cambio climático, la investigación destaca la importancia de prepararnos para un mundo con menos hielo marino. Esto incluye el diseño de políticas para proteger la biodiversidad del Ártico, regular las rutas de navegación que se abrirán en aguas libres de hielo y mitigar los riesgos asociados con la explotación de recursos en la región.
Un futuro incierto, pero no inmutable
Aunque el estudio predice que los primeros días sin hielo podrían ocurrir en esta década, el momento exacto dependerá de la variabilidad climática y de nuestras acciones como sociedad global. Este evento, cargado de implicaciones ecológicas y sociales, simboliza el alcance del impacto humano en el planeta. Sin embargo, también nos ofrece una última oportunidad para reflexionar y actuar.
Como lo expresó Jahn, el primer día sin hielo en el Ártico no cambiará las cosas de forma dramática de inmediato, pero mostrará que hemos alterado fundamentalmente una de las características definitorias del entorno natural del Océano Ártico.
Referencias:
- Heuzé, C., Jahn, A. The first ice-free day in the Arctic Ocean could occur before 2030. Nat Commun 15, 10101 (2024). doi: 10.1038/s41467-024-54508-3
Cortesía de Muy Interesante
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