Sus creadores hablan de un “logro científico extraordinario“, de un “hito sin precedentes en la ingeniería genómica” y, sobre todo, de un “momento histórico” que acerca cada vez más el “sueño de desextinguir una especie ya desaparecida”. La empresa estadounidense Colossal Biosciences anuncia el nacimiento de los primeros ratones con pelo de mamut lanudo. Según afirman los científicos detrás de esta iniciativa, es la primera vez que se logra modificar genéticamente un animal vivo para reflejar características de una especie extinta. “Este éxito nos acerca un paso más a nuestro objetivo de devolver a la vida al mamut lanudo“, afirman desde la compañía tras dar a conocer una noticia que, por un lado, ha despertado grandes aplausos en parte de la comunidad investigadora y, por otro lado, ha vuelto a activar el debate sobre si es científica y moralmente aceptable traer de vuelta especies desaparecidas en el mundo actual.
Los animales que protagonizan esta historia, bautizados como Colossal Woolly Mice, fueron creados mediante técnicas de edición genética avanzada. Para ello, los investigadores recopilaron los datos genéticos de 121 mamuts y elefantes para identificar todos aquellos genes relacionados con la adaptación al frío, el pelaje y el metabolismo. A partir de ahí, mediante el uso de tres tecnologías de edición genética, los científicos modificaron simultáneamente siete genes ya presentes en los ratones para conseguir ciertos cambios estructurales en su apariencia. Por ejemplo, con la desactivación de genes como FGF5 se consiguió un pelaje más largo y con un crecimiento hasta tres veces más rápido de lo normal, con el cambio del TGFA se logró una textura ondulada y con la alteración del MC1R se obtuvo un color mucho más claro, prácticamente dorado, respecto al de los ratones silvestres. También se modificaron ciertos genes relacionados con el metabolismo que, al menos sobre el papel, harían que estos animales sean mucho más resistentes al frío. Como en su día lo fueron los mamuts.
Los investigadores afirman que modificaron siete genes del ratón para alterar el crecimiento de su pelo, su color y hasta ciertos rasgos de su metabolismo
Sus creadores afirman que los “ratones lanudos” están sanos, lo que indicaría que, al menos según lo reportado por la empresa a través de una nota de prensa y un ‘preprint’ no revisado por pares, las modificaciones genéticas realizadas no han sido perjudiciales para los animales. “Estos ratones nos permiten probar hipótesis sobre la relación entre secuencias específicas de ADN y ciertos rasgos físicos. También demuestra nuestra capacidad para utilizar herramientas y enfoques avanzados en edición genética para generar determinados fenotipos predecibles“, comenta Beth Shapiro, directora científica de Colossal y una de las científicas detrás del nacimiento de estos animales. “Estamos ante un paso importante para validar nuestro enfoque de resucitar rasgos que se han perdido con la extinción y que nuestro objetivo es restaurar“, añade la especialista.
“Estamos ante un paso importante para validar nuestro enfoque de resucitar rasgos que se han perdido con la extinción y que nuestro objetivo es restaurar”
Debate ético
El ‘debut’ de estos ratones ha suscitado una oleada de reacciones en la comunidad científica. El biotecnólogo Lluís Montoliu, investigador en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) y en el CIBERER-ISCIII, afirma que estamos ante un “éxito científico incontestable” y recuerda que detrás de este avance hay, entre otros, la figura del “visionario” George Church, genetista de Harvard que, por ejemplo, hace unos años consiguió modificar el genoma de cerdos para eliminar los retrovirus que hasta entonces limitaban el uso de los órganos de estos animales para trasplantes en humanos. También fue quien codificó y almacenó cinco fotogramas de una película en el genoma de unas bacterias. “Hay investigadores que no dan puntada sin hilo. Son capaces de llevar a cabo y completar las ideas más fantasiosas que podamos imaginar. Ideas que el resto de mortales descartamos por imposibles o inviables”, comenta Montoliu en declaraciones al Science Media Centre España (SMC).
“El trabajo es interesante, pero la idea de que podamos traer de vuelta algo de la extinción es una falsa esperanza”
También hay voces más críticas con el nacimiento de estos ratones, y sobre todo sus implicaciones en la “desextinción del mamut”. “El trabajo es interesante, pero la idea de que podamos traer de vuelta algo de la extinción es una falsa esperanza“, afirma Louise Johnson, bióloga evolutiva de la Universidad de Reading (Reino Unido), quien argumenta, también en declaraciones al SMC, que lo logrado hasta ahora son “ratones con pelo largo” y que eso aún está muy lejos de un mamut. Para traer de vuelta a estos animales, de hecho, lo más factible sería modificar los genes de elefantes, sus parientes vivos más cercanos, para que exhiban ciertas características, como es el caso de los “ratones lanudos”. Pero incluso en ese caso, según explicó la genetista Gemma Marfany en una entrevista con este diario, lo que se lograrían serían “elefantes peludos” que muy difícilmente podrían sobrevivir a largo plazo y mucho menos desextinguir su especie.
“Incluso en el mejor de los casos, se trataría de un experimento distópico y extremadamente cruel”
Más allá de la cuestión estrictamente científica, también son muchos los expertos en bioética que critican este tipo de proyectos enfocados a “traer de vuelta a los mamuts”. Tal y como explicó el investigador Eze Paez, miembro del Centre for Animal Ethics (CAE) en una entrevista con EL PERIÓDICO, la premisa de estos trabajos supone algo “extremadamente cruel para los animales”. Por ejemplo, porque a incluso si se llegara a crear un “parque jurásico de mamuts”, a diferencia de lo que ocurría antaño, ahora debido a la crisis climática apenas hay ecosistemas lo suficientemente fríos y adaptados a la existencia de una especie así. “Incluso en el mejor de los casos, se trataría de un experimento distópico y extremadamente cruel. Estamos hablando de una especie que, como los elefantes, es extremadamente inteligente y social. Soltar a un mamut solo en una tundra siberiana sería como dejar a un ser humano en un entorno aislado“, afirmó Paez.
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Cortesía de El Periodico
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