Clasificación de los dinosaurios: de los gigantes herbívoros a las aves modernas

 En el año 1888, el paleontólogo británico Harry Seeley clasificó a los dinosaurios en dos grandes clados (grupos) en función de la orientación de los huesos de la cadera (ilion, isquion y pubis): los ornitisquios (Ornithischia, en griego «cadera de ave») y los saurisquios (Saurischia, en griego «cadera de reptil»). Así, los dinosaurios ornitisquios se caracterizaban por poseer el pubis orientado hacia atrás y paralelo al isquion. Por su parte, los dinosaurios saurisquios poseían un pubis orientado hacia delante. Actualmente, esta clasificación es la más aceptada en la literatura científica y ambos grupos tienen representación de multitud de géneros y especies hallados en todos los continentes. 

De manera concisa, los ornitisquios se dividen a su vez en tres grandes subgrupos: los dinosaurios ornitópodos, los marginocéfalos y los tireóforos. Estos tipos de dinosaurios eran fitófagos, o comedores de plantas, que mostraban una amplia variedad de tamaños y formas. En particular, los dinosaurios ornitópodos se caracterizaban por poseer un pico córneo, un cuello corto y un cuerpo sin «armadura», como, por ejemplo, Iguanodon. Por su parte, la mayor peculiaridad de los marginocéfalos radicaba en su cráneo, excepcionalmente engrosado en algunos de ellos, como en Pachycephalosaurus, o con una cresta y varios cuernos, como en Triceratops. Por último, los tireóforos eran dinosaurios que presentaban una «armadura» en forma de placas y/o espinas en su espalda, desde el cuello hasta el final de la cola, como el estegosaurio Dacentrurus y el anquilosaurio Ankylosaurus.

Por otra parte, los saurisquios se dividen esencialmente en dos grandes grupos: los saurópodos y los terópodos. Por un lado, los saurópodos eran dinosaurios herbívoros, cuadrúpedos y con cola y cuello largos que, por lo general, alcanzaban grandes tamaños, como Turiasaurus con más de 25 metros de longitud, aunque también los hubo mucho más pequeños de tamaño como Europasaurus, cuyos ejemplares adultos tenían «solo» unos seis metros de largo. Los terópodos eran principalmente carnívoros, bípedos y con tamaños muy variados, desde pequeños, como Velociraptor, hasta grandes como el icónico Tyrannosaurus, que podía alcanzar los doce metros de longitud. 

Ejemplos de dinosaurios saurisquios:
arriba vemos una reconstrucción del
esqueleto del saurópodo Turiasaurus del
Jurásico Superior de Teruel (España) y
a la izquierda, detalle de la réplica del
cráneo del terópodo Tyrannosaurus del
Cretácico Superior de Norteamérica.
Tierra Magna y Museo Aragonés de
Paleontología en Dinópolis (Teruel).
Ejemplos de dinosaurios saurisquios: arriba vemos una reconstrucción del esqueleto del saurópodo Turiasaurus del Jurásico Superior de Teruel (España) y a la izquierda, detalle de la réplica del
cráneo del terópodo Tyrannosaurus del Cretácico Superior de Norteamérica. Tierra Magna y Museo Aragonés de Paleontología en Dinópolis (Teruel). Fuente: Josué García Cobeña.

Evolución de los principales grupos de dinosaurios

Desde un punto de vista filogenético, es decir, teniendo en cuenta las relaciones de parentesco entre los distintos dinosaurios, se considera que el clado Dinosauria es el grupo que incluye a tipos de dinosaurios (incluyendo las aves) tan dispares, como Triceratops o el gorrión común (Passer domesticus).

Los fósiles de dinosaurios más primitivos encontrados en rocas del Triásico Superior son escasos en el registro paleontológico, lo cual dificulta el entendimiento de sus relaciones evolutivas. Sin embargo, la presencia de fósiles tanto de saurisquios como de ornitisquios primitivos en yacimientos de esa época, indica que la diferenciación de ambos grupos tuvo que ocurrir a mediados o finales del periodo Triásico, es decir, en un intervalo relativamente temprano dentro de la evolución de los dinosaurios. En particular, los dinosaurios más abundantes durante el Triásico Superior fueron los saurisquios, principalmente terópodos bípedos y de pequeño tamaño. 

Al inicio del periodo Jurásico (hace 201 Ma aproximadamente), los dinosaurios terópodos estaban representados por los ceratosaurios, junto a otros evolucionaron hacia formas de gran tamaño, como los megalosauroideos, que dominaron los ecosistemas junto con algunos saurópodos todavía con características primitivas. En cuanto a los ornitisquios, estos estaban representados por ornitópodos iguanodontios, tireóforos como los estegosaurios, y marginocéfalos de pequeño tamaño. Durante el Jurásico Superior (hace entre 161 y 145 Ma) saurópodos como los turiasaurios se diversificaron, y además fueron comunes otras familias relacionadas con dinosaurios icónicos como Diplodocus o Brachiosaurus, entre otras. Entre los terópodos, los megalosaurios dejaron de ser tan dominantes y, por el contrario, fueron abundantes los alosauroideos.

Por su parte, los ornitópodos se diversificaron en dos grupos principalmente, los driosáuridos y los anquilopolexios, entre los que se incluye Camptosaurus. Los marginocéfalos, representados por los ceratopsios, continuaron siendo escasos y de pequeño tamaño y los tireóforos evolucionaron en diferentes familias, destacando los famosos Stegosaurus o Dacenturus, o los primeros anquilosaurios. En el Cretácico Inferior (hace entre 145 y 100 Ma), los saurópodos evolucionaron dando lugar a otros grupos, como los rebaquisáuridos y titanosauriformes. En relación con los terópodos, algunos de los grupos jurásicos comenzaron a ser menos comunes y, en su lugar, otros terópodos como los carcarodontosáuridos, espinosáuridos y ornitomimosaurios se diversificaron ampliamente. Asimismo, los ornitópodos experimentaron una amplia radiación, con formas grandes y medianas, como Iguanodon y Mantellisaurus, pero también con otros tipos más pequeños y con características primitivas, como los hipsilofodóntidos. En cuanto a los tireóforos, los estegosaurios comenzaron a ser menos comunes y, por el contrario, los anquilosaurios se hicieron más dominantes y evolucionaron hacia formas más grandes y diversas.

Por otro lado, durante esta época aparecieron los primeros paquicefalosaurios. A partir del Cretácico Superior (entre 100 y 66 Ma) los terópodos se diversificaron enormemente en diversos grupos, entre los que destacan los grandes tiranosauroideos y los más pequeños manirraptoriformes, entre otros. Por su parte, los saurópodos titanosaurios y los ornitópodos hadrosáuridos evolucionaron adquiriendo una gran diversidad en los ambientes finicretácicos. Asimismo, los anquilosaurios evolucionaron hasta numerosas formas de gran tamaño como Ankylosaurus, al igual que algunos marginocéfalos, como el famoso Triceratops.

Diagrama de relaciones de parentesco evolutivo de Dinosauria
Diagrama de relaciones de parentesco evolutivo de Dinosauria. Fuente: Josué García Cobeña.

Adaptaciones evolutivas

Desde la aparición de los primeros «lagartos terribles» en el Triásico, su evolución a lo largo de todo el Mesozoico estuvo marcada por diferentes patrones evolutivos que se fueron desarrollando en la mayoría de representantes de todos los grupos de dinosaurios. Uno de los modelos más notables está relacionado con el aumento de tamaño, especialmente marcado en los saurópodos, ya que algunos de estos dinosaurios fueron los animales terrestres más grandes que han habitado la tierra. Este aumento de tamaño estuvo relacionado con el desarrollo de largos cuellos, culminados en una pequeña cabeza (en relación a su cuerpo) y un esqueleto muy ligero, que les permitió obtener mayores cantidades de comida que otros herbívoros. 

Otras adaptaciones evolutivas están asociadas con la disminución del número de dedos en las extremidades anteriores y posteriores. En especial, destaca el caso de las extremidades anteriores de Tyrannosaurus, que presentan únicamente dos dedos cortos a consecuencia del aumento de tamaño del cráneo. 

En relación con la locomoción, algunos dinosaurios desarrollaron un alto «empaquetamiento» de los dedos en las extremidades anteriores que les permitieron un mejor apoyo durante la locomoción cuadrúpeda, como en los saurópodos y los ornitópodos. 

Por su parte, los dinosaurios acorazados como Ankylosaurus exhibían un cuerpo cubierto por placas en la región dorsal y una maza ósea al final de la cola que, entre otros aspectos, les servían como método defensivo ante los depredadores. Del mismo modo, otros dinosaurios como Triceratops exhibían largos y afilados cuernos en la cabeza con los que podían defenderse. 

Con respecto a la alimentación, algunos ornitópodos como Parasaurolophus desarrollaron complejos sistemas de masticación para procesar el alimento vegetal, y otros dinosaurios como los espinosáuridos, con dientes cónicos y alargados, se adaptaron a una dieta principalmente piscívora. 

Algunos dinosaurios ornitisquios: reconstrucción escultórica de Dacentrurus
Algunos dinosaurios ornitisquios: reconstrucción escultórica de Dacentrurus. Tierra Magna y Museo Aragonés de Paleontología en Dinópolis (Teruel, España). Fuente: Josué García Cobeña.

Las aves como dinosaurios vivientes

A partir de los hallazgos de Archaeopteryx del Jurásico Superior de Europa, y de posteriores descubrimientos tanto de aves primitivas como de otros dinosaurios emplumados en esta y otras regiones del mundo, la concepción evolutiva de las aves ha cambiado sustancialmente. De este modo, hoy en día, las aves se consideran un grupo muy especializado dentro de los dinosaurios terópodos. Así, se suele hablar de dinosaurios avianos para referirnos a las aves, y de dinosaurios no avianos para referirnos al resto de dinosaurios.

Aunque la posesión de plumas fue la primera evidencia que sostenía el origen evolutivo de las aves a partir de los dinosaurios, su presencia no es una característica exclusiva de ellas ya que también pudieron estar presentes en otros dinosaurios. Actualmente, el paradigma sobre la posición evolutiva de las aves es bastante estable. Así, los análisis tanto filogenéticos como paleobiológicos soportan la integración de las aves dentro del grupo de los dinosaurios terópodos manirraptores, en el cual se incluyen dinosaurios tan famosos como el Velociraptor. Los integrantes de este grupo exhiben ciertas características anatómicas, algunas de ellas relacionadas con la estructura de la mano, que los diferencia del resto de dinosaurios terópodos.

Por su parte, las aves disponen también de otras características propias, principalmente en cuanto a la longitud del brazo, a diferencia del resto de terópodos manirraptores. Por todo ello, aunque en la actualidad los dinosaurios no avianos están extintos, tenemos una enorme y prolífica representación de este linaje en las aves como dinosaurios vivientes. 

Cortesía de Muy Interesante



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