
Colombia canceló anticipadamente una línea de crédito de emergencia que el Fondo Monetario Internacional (FMI) había suspendido hace cinco meses por el déficit fiscal durante el gobierno del izquierdista Gustavo Petro, informaron este martes autoridades.
El anuncio se da en medio de tensiones del país con Estados Unidos, que revocó la visa de Petro la semana pasada. Algunos de sus ministros, entre ellos el de Hacienda, renunciaron al permiso en solidaridad con su jefe.
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En abril el FMI, con sede en Washington, congeló transitoriamente el crédito con un cupo de 6,133 millones de dólares que se extendía hasta 2026.
El ministro de finanzas, Germán Ávila, explicó que mantener abierta esa línea “implicaba un esfuerzo de caja muy grande por parte del gobierno”, por lo que decidieron cancelarla. “Sostenerla era simplemente estar pagando comisiones onerosas que no eran convenientes”, añadió.
El Banco de la República (emisor) sostuvo en un comunicado que “esta decisión se toma en un momento en el que los niveles de liquidez internacional del país son adecuados, con un nivel de reservas internacionales que actualmente alcanza los 65.5 mil millones de dólares”.
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José Manuel Restrepo, exministro de Hacienda durante el gobierno del derechista Iván Duque, aseguró en la red X que en realidad el gobierno se anticipó “a una decisión inevitable del FMI” de quitar a Colombia el crédito permanentemente.
El país tenía acceso a esta línea desde 2009 y Duque accedió a él para contrarrestar los efectos de la pandemia. El Banco de la República precisó que esta decisión “no tiene ningún efecto sobre el cronograma de pagos del desembolso” hechos por el FMI durante la emergencia sanitaria.
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Petro es crítico del FMI y ve con malos ojos su relación con su principal accionista, Estados Unidos. Incluso llegó a proponer que el fondo dejara de existir. El lunes el FMI resaltó los logros del gobierno colombiano en desacelerar la inflación y reducir la pobreza, pero le pidió “redoblar” esfuerzos para cumplir las metas de reducción del déficit fiscal, que prevé llegue alrededor del 2.5% del PIB al cierre de año.
Analistas consideran excesivo el gasto de las finanzas públicas por parte de Petro, que defiende la inversión en programas sociales. También la suspensión de la regla fiscal, que genera dudas en los mercados internacionales sobre la disciplina presupuestaria del país.
Cortesía de El Economista
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