
En la última década, la conversación gastronómica ha girado en torno a técnicas innovadoras, rescates de recetas ancestrales y la revalorización del producto local. Sin embargo, la obra ¿Envejeces o rejuveneces?, de la Dra. Sari Arponen, introduce una narrativa distinta: la alimentación como herramienta directa para preservar juventud y energía.
No se trata de modas nutricionales pasajeras, sino de una filosofía integral respaldada por la ciencia. Arponen propone un enfoque donde el plato se convierte en un espacio de prevención y equilibrio, con efectos medibles en la salud cardiovascular, la función cognitiva y la calidad de vida.
Envejeces o rejuveneces
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La dieta pescomediterránea como base
El eje central es la dieta pescomediterránea, una adaptación de la tradicional dieta mediterránea con protagonismo del pescado y los mariscos, junto a una abundancia de vegetales y grasas saludables. En España, su equivalente es la dieta atlántica, con variaciones locales que respetan el mismo principio: priorizar proteínas marinas, verduras de temporada y aceite de oliva virgen extra como grasa principal.
Estudios recientes confirman que este patrón alimenticio mejora el microbioma intestinal, fortalece la memoria y reduce la incidencia de enfermedades crónicas, factores clave para prolongar la longevidad.
Dra. Sari Arponen
Ingredientes que construyen juventud
La propuesta de Arponen se traduce en una despensa diseñada para nutrir y proteger:
Verduras y hortalizas sin restricción, desde hojas verdes y crucíferas hasta calabazas, pimientos y raíces.
Aceite de oliva virgen extra como fuente constante de antioxidantes y compuestos antiinflamatorios.
Hongos, con beneficios para el sistema inmunitario y el nervioso.
Frutos secos y semillas que aportan grasas saludables, fibra y micronutrientes esenciales.
Alimentos fermentados como kéfir, kombucha, yogur natural y kimchi, fundamentales para la diversidad bacteriana intestinal.
Bebidas con propiedades bioactivas —café, té verde matcha, chocolate negro y mate— consumidas con moderación y evitando interferir con el sueño.
Lo que acorta la vida en la mesa
La misma contundencia con la que Arponen defiende los alimentos reales se refleja en la exclusión de lo que denomina “no-alimentos”: ultraprocesados que suman calorías vacías y promueven inflamación crónica. Entre ellos, la bollería industrial, frituras de paquete, precocinados con listas interminables de ingredientes, carnes procesadas como salchichas o surimi, refrescos con azúcar o edulcorantes artificiales, y productos elaborados con aceites vegetales hidrogenados.
El tiempo como condimento esencial
Más allá de la selección de ingredientes, la obra de Arponen subraya la importancia del cuándo y del cuánto. Inspirada en prácticas culturales longevas, plantea una restricción calórica consciente, cercana al concepto japonés de hara hachi bu, que sugiere comer hasta alcanzar el 80 % de la saciedad.
La estrategia se complementa con ayuno intermitente de al menos 13 horas nocturnas y la concentración de las comidas en una ventana de 8 a 10 horas diarias. Cenar temprano, con un margen mínimo de cuatro horas antes de dormir, favorece los ritmos circadianos y optimiza la respuesta metabólica.
Detalles para un siguiente nivel
Para quienes buscan afinar su dieta, Arponen aborda la necesidad de equilibrar aminoácidos. Advierte que la dieta moderna tiende al exceso de metionina presente en carnes magras y propone recuperar el consumo de “animal entero” —caldos de huesos, piel y vísceras— para incorporar glicina, esencial en procesos de reparación celular.
También destaca grasas menos conocidas pero con impacto positivo en la longevidad, como los plasmalógenos de ostras y mejillones, y el ácido graso C15:0 presente en mantequilla, ghee y quesos curados.
La visión que plantea ¿Envejeces o rejuveneces? entiende la cocina como un territorio donde la tradición y la ciencia se encuentran. Preparar un pescado azul con verduras de temporada, añadir un puñado de nueces o fermentar vegetales no es solo una elección culinaria, sino una declaración a favor de una vida más larga, activa y saludable.
Cortesía de El Economista
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