Cómo distinguir la rinitis alérgica del resfrío


La rinitis alérgica es una afección que afecta a millones de personas en todo el mundo y suele confundirse fácilmente con un resfriado común. Sin embargo, aunque comparten algunos síntomas, se originan por causas muy diferentes y requieren tratamientos distintos.

¿Qué es la rinitis alérgica?

La rinitis alérgica ocurre cuando el sistema inmunológico reacciona de manera exagerada ante sustancias inofensivas, como el polvo, el polen, los ácaros o el pelo de los animales. Estas partículas, llamadas alérgenos, desencadenan una respuesta inflamatoria en la mucosa nasal, lo que provoca congestión, estornudos, picazón y lagrimeo.

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Esta reacción puede presentarse en cualquier época del año, aunque es más frecuente en primavera y otoño, cuando hay una mayor concentración de polen en el ambiente. Sin embargo, algunas personas la padecen de forma crónica, sobre todo si están expuestas constantemente a alérgenos dentro del hogar.

Síntomas más comunes

Entre los síntomas más frecuentes se encuentran:

  • Estornudos continuos.
  • Picazón en la nariz, garganta u ojos.
  • Congestión nasal.
  • Secreción nasal transparente y acuosa.
  • Ojos llorosos o irritados.
  • Tos seca ocasional.

A diferencia de otras enfermedades respiratorias, la rinitis alérgica no suele causar fiebre ni malestar corporal intenso.

¿En qué se diferencia de un resfrío?

El resfriado común es causado por un virus y, por lo general, dura entre una semana y diez días. Suele venir acompañado de dolor de garganta, cansancio general y mucosidad espesa, que puede volverse amarillenta o verdosa con el paso de los días.

En cambio, la rinitis alérgica no es infecciosa y puede prolongarse por semanas o incluso meses, mientras la persona esté expuesta al alérgeno que provoca la reacción. Además, los síntomas tienden a presentarse de manera inmediata al entrar en contacto con el agente desencadenante y desaparecen al alejarse de él.

Causas más frecuentes

Entre los factores que provocan la rinitis alérgica se encuentran:

  • Polen de árboles, pasto o flores.
  • Polvo doméstico y ácaros.
  • Pelaje o saliva de mascotas.
  • Moho en paredes o lugares húmedos.
  • Cambios bruscos de temperatura.

Tratamiento y prevención

El tratamiento busca reducir los síntomas y prevenir nuevas crisis. Los especialistas suelen recetar antihistamínicos, descongestionantes o aerosoles nasales con corticosteroides. También es importante mantener los espacios limpios, evitar alfombras o cortinas pesadas, y lavar con frecuencia la ropa de cama.

En algunos casos, se recomienda acudir a un alergólogo para realizar pruebas y determinar con precisión qué sustancias están generando la reacción.

Cuándo acudir al médico

Si los síntomas son persistentes, interfieren con el sueño o afectan la calidad de vida, lo mejor es buscar atención médica. Un diagnóstico correcto permitirá diferenciar entre una alergia y un resfriado, y con ello recibir el tratamiento adecuado para controlar las molestias.

Aunque la rinitis alérgica y el resfriado pueden parecer lo mismo, sus causas, duración y manejo son muy distintos. Identificar sus diferencias es fundamental para cuidar mejor la salud y evitar tratamientos innecesarios.

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BB

Cortesía de El Informador



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