
Elegir un yogurt en México dejó de ser algo automático. Lo que antes era un solo producto ahora es una categoría enorme que incluye opciones altas en proteína, versiones sin azúcar, probióticos especializados, yogurts griegos, infantiles y mezclas con fruta o cereales. Esta diversidad responde a un país donde la salud se volvió prioridad y donde la nutrición necesita soluciones específicas para cada etapa de la vida.
La nutrióloga Fernanda Bórez lo explica con claridad: “Todos los yogurts comparten proteína, calcio y fermentos, pero eso no significa que sirvan para lo mismo. Cada uno está diseñado para un tipo de consumidor.” La frase marca el punto de partida para entender cómo y por qué elegir.
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Un alimento cotidiano con impacto profundo en la salud
Para Bórez, el yogurt destaca porque combina nutrición y practicidad. “Es un alimento equilibrado y muy completo,” afirma. “La proteína fortalece músculo, el calcio mantiene huesos sanos y los fermentos apoyan la microbiota.” En otras palabras, es un alimento sencillo pero con funciones esenciales para el bienestar diario.
Estos beneficios toman mayor relevancia en un país con deficiencias detectadas en vitamina D, indispensable para la absorción de calcio. La industria ha impulsado fortificaciones estratégicas y perfiles más ajustados para niños y adultos mayores. Así, el yogurt se convierte en una herramienta que cubre necesidades que la dieta promedio no siempre alcanza.
Azúcar o edulcorante: lo importante no es el ingrediente, sino el contexto
El debate sobre el dulzor sigue vivo, pero la también asesora en nutrición de Danone baja la discusión a su dimensión real. “Para mí ninguno es el enemigo. El azúcar en cantidades adecuadas no debería causar problemas. Y los edulcorantes son una opción segura para quien busca dulzor sin calorías.” El problema, insiste, no es el ingrediente, sino la cantidad y el hábito acompañante.
Yogurt
En niños, la especialista advierte que el enfoque cambia. “El paladar se acostumbra. Si los niños consumen cosas muy dulces, sea azúcar o edulcorante, siempre van a preferir ese sabor.” Por ello, las opciones para escuelas reducen el dulzor y privilegian nutrimentos críticos como calcio y vitamina D.
La categoría se fragmentó porque cada persona necesita algo diferente
La diversidad responde a perfiles muy distintos. Los yogurts altos en proteína están hechos para quienes buscan saciedad y rendimiento; los griegos aportan más densidad y textura cremosa; los naturales sin azúcar permiten controlar ingredientes; los que incluyen fruta o cereales solucionan desayunos rápidos; y los probióticos especializados atienden problemas digestivos frecuentes.
“Hoy el mercado mexicano tiene una variedad enorme para elegir,” señala Bórez. “La gente puede aprovechar todos los beneficios según lo que necesite en ese momento.” Este dinamismo es crucial en un país que envejece rápidamente y que necesita alimentos ajustados a cada etapa de vida.
Yogurt
La ciencia es hoy el motor detrás de la evolución del yogurt
El sector ha impulsado la reformulación y la reducción de azúcares en múltiples productos infantiles, además de integrar nutrimentos clave en las líneas más consumidas. La investigación nutricional también se ha enfocado en el envejecimiento saludable, recordando que el país vivirá más años y requerirá alimentos funcionales que ayuden a mantener movilidad, fortaleza ósea y digestión equilibrada.
La conclusión de Bórez es clara. “No existe el mejor yogurt. Existe el yogurt que te funciona. Y mientras lo elijas con conciencia, puede ser parte de una alimentación saludable toda la vida.” Para quien busca saciedad están los altos en proteína; para quien quiere controlar azúcar, las versiones naturales; para los niños, las fórmulas equilibradas; y para quienes buscan digestión más estable, las opciones con probióticos.
Cortesía de El Economista
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