Desde que estrenó en el Teatro Gran Rex, La Sirenita no paró de sorprender a los espectadores gracias al mega despliegue que se arriesgaron a hacer en el montaje de la versión argentina del querido musical de Disney. Y es que en la obra no sólo hay actores, cantantes y bailarines que dan todo arriba al escenario, sino que también hay un enorme equipo detrás que hace que todo lo que sucede se sienta mágico.
A un mes de su gran estreno, y justo después de superaran las 125.000 entradas vendidas, Clarín fue testigo de todo el movimiento que implica el detrás de escena de la obra que deslumbró a la calle Corrientes y charló con los líderes de los equipos que logran que el público se sienta bajo del agua.
“La Sirenita argentina lo que tiene de diferente es, principalmente, la pasión que le ponemos nosotros al teatro. Nuestra mirada es diferente a la de un holandés. Yo a esa obra la vi en muchos lugares del mundo y lo nuestro no se parece en nada. La decisión de hacerlo con pantalla, con vuelos y que el mar y la tierra convivan… Esa mirada fue lo que hizo que la obra tenga el éxito que tiene”, explicó Ariel del Mastro, el director general.
Más adelante, del Mastro confesó que el desafío más grande que tuvo fue hacer que todo lo que sucede en escena funcione en conjunto. “Trabajar en grupo fue clave. Queríamos que sí o sí los espectadores se sientan debajo del mar y todos los creativos trabajamos para que eso suceda: el vestuario, el video, las coreografías, la luz… La idea era tratar de hacerlo lo más inmersivo posible y lo logramos”, detalló.
Asimismo, aclaró que, si bien los derechos sobre la historia licenciados por Disney, todos los detalles de la puesta fueron especialmente diseñados por el equipo argentino. “Tuvimos muchísima libertad porque lo que ellos nos dan es el texto y la música. La puesta es totalmente nuestra. Mandamos algunas cosas para que ellos las aprueben, pero lo que se ve son todas decisiones de nuestro equipo creativo”, aseguró.
Si bien la obra estrenó hace poco, Ariel y su equipo vienen planificando el regreso de La Sirenita a Argentina desde hace mucho tiempo, y tuvieron que ser pacientes para poder hacerla como querían, con todos los elementos que querían.
“Lo postergamos por la pandemia, y después por temas económicos. El proceso empezó en realidad hace ocho años. Cuando se puso en marcha lo cambiamos, lo modernizamos y vimos cómo queríamos contar la historia hoy. En esta última versión trabajamos por donde dos años”, señaló el director.
Las pantallas que te sumergen en la historia
Uno de los elementos que sin dudas diferencia a La Sirenita de otras obras y la hace tan espectacular es el uso de los proyectores y las pantallas led, que verdaderamente agregan un toque de inmersividad único. Como todo en este musical, cada detalle del diseño de video fue minuciosamente pensado para que se ensamble a la perfección con los movimientos que hacen los actores en cada escena.
Para ello, el diseñador de video escénico Maxi Vecco tuvo que coordinar todo un equipo que trabajó exhaustivamente por casi cinco meses para llevar a la realidad la idea del director general: que la gente se sienta bajo el mar. Y, definitivamente, sus esfuerzos dieron sus frutos.
“Lo que se hizo fue crear un espacio inmersivo y envolvente con pantallas, integrado a través de la escenografía, el video, los vuelos y la iluminación, para tratar que todo ese mundo haga que el espectador se sumerja. Todo tiene que ver con la idea de generar una puesta envolvente, en la que el video es un factor fundamental”, dijo Vecco, a Clarín.

Y sumó: “Hay un montón de gente trabajando detrás de cada cuadro y de cada efecto artístico. El desafío más grande que tuve en este proyecto fue aportar inmersividad. Intentar darle al espectador una experiencia de sumergirse en el agua, de emerger a la superficie, de poder viajar de un espacio al otro, de poder sentir que la intensidad que viven los personajes en escena es una intensidad de la que los espectadores también son protagonistas”.
Además, explicó que juntar todas las partes también fue un esfuerzo milimétrico: “La coordinación de todo lo que pasa en escena es un trabajo que mezcla lo artístico y lo técnico. Yo desde el estudio lo que hago es maquetar todos los videos y los movimientos escénicos, contemplando los movimientos performativos en esas maquetas. A partir de ahí todos los equipos empiezan a trabajar”.
Video
La Sirenita: el detrás de escena de una producción teatral
Para Vecco, que todo ese trabajo de coordinación sea prácticamente invisible a los ojos de los espectadores no es una falla, sino todo lo contrario: es una señal de que lo están haciendo bien. “Todo ese engranaje se articula para generar una sensación, un viaje a través de la historia y una emoción. El espectador no se imagina todo el trabajo que hay para que no se note la complejidad de lo que está viendo. Nada de lo que ven como natural es natural, y hay un trabajo enorme detrás de eso”.

Los vuelos que completan la magia
Mientras están en escena, varios de los personajes de La Sirenita vuelan con arneses, para poder hacer que todo lo que sucede sea todavía más impactante y completo. Estos vuelos son otra gran pata fundamental de esta producción, que está bajo el ala de Cristian Aguilera, el jefe técnico de la obra.
A pesar de que muchos de los actores le tenían cierto recelo a la idea de tener que trabajar en alturas, Cristian se encargó de hacerlos sentir seguros desde el primer momento. “Tuvimos ensayos previos en una sala, como para que se empiecen a colgar y empiecen a tener la sensación que pasa por el cuerpo estar colgado”.
Y continuó: “Cuando llegamos al teatro estuvimos varias veces con cada uno de los protagonistas tomándonos el tiempo de hacer el recorrido y de ver dónde iban a subir y dónde se iban a cambiar. Se hace todo un trabajo para que el vértigo sea lo último para atacar. La gente no se imagina las horas y horas que trabajamos para que funcione como se ve“.

Esto último fue lo mismo que le impactó a Albana Fuentes, la protagonista de la obra, cuando se sumó a su primera gran producción de calle Corrientes. “Lo que más me impactó es la cantidad de gente que cada noche trabaja para que nosotros podamos brindar la función. A mí nunca me había tocado estar arriba del escenario, siempre estuve del lado del espectador. En cada función hay personas manejando pantallas, sonido, vestuaristas que corren detrás nuestro, los chicos de vuelo, que van suben, bajan, nos cuelgan…”, expresó.
Cantar, actuar y aletear en alturas
Para Albana, al principio volar le generó mucho miedo e incertidumbre, pero las pasadas la ayudaron a superarlo de a poco. “Mi primer vuelo fue en la sala de ensayo. Germán, uno de los chicos del equipo, montó ahí una primera muestra de lo que iba a ser, pero era bastante al ras del suelo. Al principio tenía miedo, pero después empecé a cancherear”, recordó.
“El día que llegamos al Gran Rex y me mostraron a dónde tenía que desembarcar, que era arriba, cuando en la sala de ensayo era al revés, sí me agarró vértigo. Cuando me empezaron a subir y vi que de a poco se alejaban las butacas pensé. ‘¿En qué me metí? Esto no estaba en el formulario de Instagram’“, contó entre risas.

Y aunque desde afuera parezca impensado, para Albana, el desafío más grande durante su preparación para convertirse en Ariel fue el de entrenar la fuerza para poder cantar subida al arnés, teniendo en la mente que nunca puede dejar de mover la cola de sirena.
“Para cantar en altura tengo que reordenar mi musculatura. Si me paso de fuerza no tengo aire alguno. Lo que hago es activar otro músculo del cuerpo. Llevo mucho el peso a la lumbar y eso me brinda apoyo para poder cantar bien y que no me empiece a temblar la voz. Al estar con el arnés se inhabilita toda la parte de la pelvis y la panza. Todo el movimiento es de torso y de piernas”, detalló.
Por este motivo, el entrenamiento físico previo al estreno fue clave para que el resultado final quede bien logrado. “Tuve que entrenar mucho las piernas, porque la cola pesa en alturas, es como peso muerto. Moverla es mucho movimiento de rodilla. Hay que trabajar el cuádriceps, el glúteo y la espalda”, aseguró.

En el caso de Albana, la exigencia no fue sólo física, ya que tuvo que coordinar ese entrenamiento con el vocal. “Mi profe de canto me hacía cantar mientras hacía una vertical contra la pared o una sentadilla con peso para practicar. El director vocal de la obra me hacía correr y cantar al mismo tiempo”, confesó.
Pero sin importar las complejidades que implica montar la obra, el equipo de La Sirenita, en el que trabajan cerca de 100 personas, siempre se las arregla para que todo salga perfecto y para que la magia de Disney esté intacta. Sin dudas, un despliegue como este, que está planteado con nivel y calidad internacional, es un imperdible para estas vacaciones de invierno.
Cortesía de Clarín
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