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En un entorno económico donde la inflación afecta el valor real del dinero, el ajuste anual por inflación se convierte en una herramienta clave para las empresas. Regulada en el Artículo 44 de la Ley del Impuesto sobre la Renta (LISR), esta disposición busca equilibrar la pérdida de poder adquisitivo y garantizar una medición justa de los créditos y deudas de los contribuyentes.
Sin embargo, su correcta aplicación requiere comprender qué conceptos integran los saldos promedios anuales de deudas y cómo la autoridad fiscal puede intervenir en su determinación.
¿Cómo se calculan las deudas en el ajuste anual por inflación?
Según el Artículo 44 de la LISR, las deudas que deben considerarse para calcular el saldo promedio anual son aquellas obligaciones en numerario, es decir, compromisos de pago en efectivo. Entre ellas destacan:
- Impuestos por pagar: Gravámenes devengados, pero aún no liquidados dentro del ejercicio fiscal.
- Sueldos pendientes de pago: Remuneraciones adeudadas a los trabajadores al cierre del año.
- Participación en utilidades no entregadas: La parte correspondiente a los empleados que no ha sido pagada.
El papel del SAT en la verificación de ajustes
Durante auditorías fiscales, el SAT revisa los registros contables de los contribuyentes para comprobar la veracidad de los saldos reportados. Si encuentra diferencias, la autoridad tiene la facultad de modificar el cálculo del ajuste por inflación, lo que puede generar obligaciones fiscales adicionales.
Un caso común es el siguiente:
📌 Ejemplo
Una empresa declara $500,000 en sueldos por pagar. Sin embargo, en la auditoría se detectan nóminas no registradas por $200,000, lo que eleva la deuda a $700,000. En este caso, la autoridad ajusta el saldo promedio de deudas, afectando el cálculo del ajuste por inflación.
Este tipo de modificaciones pueden representar costos adicionales para las empresas si no cuentan con registros contables precisos.
¿Cómo evitar problemas con el ajuste anual por inflación?
Para evitar discrepancias con el SAT, es fundamental que las empresas tengan documentación clara y sustentable. Si un contribuyente no está de acuerdo con un ajuste, no basta con contradecir a la autoridad; es necesario probar su postura con evidencia sólida.
🔎 Documentos que pueden respaldar una objeción ante el SAT:
- ✔ Contratos y recibos de nómina que confirmen los montos correctos.
- ✔ Análisis contables que expliquen cualquier diferencia detectada en la auditoría.
- ✔ Referencias a normativas fiscales que sustenten la interpretación aplicada por la empresa.
De hecho, el Tribunal Federal de Justicia Administrativa (TFJA) ha dictaminado que:
“El contribuyente no puede limitarse a negar; debe probar” (Sentencia 23456/2023).
Por ello, cualquier discrepancia debe atenderse con información respaldatoria y argumentos sólidos.
Recomendaciones finales para cumplir con el ajuste anual por inflación
📌 Para aplicar correctamente el ajuste anual por inflación y evitar problemas fiscales, se recomienda:
✅ Mantener registros contables detallados: Todas las deudas e impuestos deben estar documentados con precisión.
✅ Anticipar auditorías del SAT: Tener preparada la documentación para justificar cada saldo reportado.
✅ Consultar a especialistas fiscales: La correcta interpretación del Artículo 44 de la LISR puede marcar la diferencia en la determinación de impuestos.
El ajuste anual por inflación no es solo un trámite contable, sino una herramienta con impacto fiscal directo. Su correcta aplicación garantiza un cumplimiento adecuado y evita sanciones o ajustes inesperados por parte del SAT.
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