- Autor, Adnan El-Bursh
- Título del autor, Servicio Árabe de la BBC
En una tienda de campaña improvisada en el campamento de al Shati, en el norte de la Franja de Gaza, Enas Abu Daqqa, de 33 años, sostiene en brazos a su pequeña hija Niveen.
Un ventilador zumba constantemente detrás de ella para mitigar el calor matutino.
A Enas le preocupa que la salud de Niveen pueda deteriorarse en cualquier momento. La bebé solo tiene 7 meses y nació durante la guerra con un agujero en el corazón.
Mientras su madre explica cómo luchó por mantener a su hija con vida en medio de un sistema de salud colapsado en Gaza, Niveen, con sus grandes ojos marrones y su pequeña figura, llora y está inquieta.
“La guerra ha sido muy dura para ella”, declara Enas a la BBC. “No subía de peso y se enfermaba con mucha facilidad”.
La única esperanza de supervivencia para Niveen era recibir atención urgente fuera de Gaza. Y a principios de marzo, Jordania hizo esto posible.
Mientras se mantenía el alto el fuego entre Hamás e Israel, 29 niños gazatíes enfermos, incluida Niveen, fueron evacuados a Jordania para recibir tratamiento en hospitales. Su madre y su hermana mayor fueron trasladadas con ella.
Fueron los primeros niños evacuados a Jordania después de que el rey Abdalá II anunciara planes para tratar a 2.000 niños gazatíes enfermos en hospitales jordanos.
Estas evacuaciones se coordinaron con las autoridades israelíes, que verifican los antecedentes de los padres que viajan con sus hijos.
Médicos jordanos realizaron con éxito una cirugía a corazón abierto a Niveen, y la bebé comenzó a recuperarse lentamente.
Pero unas dos semanas después de que los niños recibieran tratamiento, el alto el fuego en Gaza se derrumbó y la guerra reanudó su curso con toda su fuerza.
Durante semanas Enas siguió las noticias desde la habitación de su hija en el hospital jordano, preocupada por la seguridad de su esposo y sus otros hijos que aún se encontraban en Gaza.
Luego, tarde en la noche del 12 de mayo, las autoridades jordanas le comunicaron a Enas que la enviarían a ella y a su familia de regreso a Gaza al día siguiente, ya que, según afirmaron, Niveen había completado su tratamiento.
Enas estaba consternada.
“Nos fuimos mientras había un alto el fuego. ¿Cómo pudieron enviarnos de vuelta después de que la guerra se reanudó?”, dice la madre, frustrada.

Enas se ha reunido con su esposo y sus hijos en Gaza. Los padres afirman que su hija no completó el tratamiento antes de ser enviada de regreso y les preocupa que el estado de Niveen pueda empeorar.
“Mi hija está en un estado muy grave que podría causarle la muerte”, lamenta Enas. “Tiene una enfermedad cardíaca. A veces se asfixia y se pone azul. No puede seguir viviendo en una tienda de campaña”.
El 13 de mayo, Jordania anunció que había enviado de regreso a Gaza a 17 niños “tras completar su tratamiento”. Al día siguiente, un nuevo grupo de cuatro niños enfermos fue evacuado de Gaza a Jordania.
Las autoridades jordanas informaron a la BBC que todos los niños enviados de regreso se encontraban en buen estado de salud, rechazando las afirmaciones de que no completaron el tratamiento.
Además, las autoridades señalaron que el reino fue claro desde el principio sobre su intención de enviar a los niños de regreso una vez que se encontraran mejor, añadiendo que esto era necesario “por razones logísticas y políticas”.
“La política de Jordania es mantener a los palestinos en sus tierras y no contribuir a su desplazamiento fuera de su territorio”, declaró en un comunicado enviado a la BBC el gobierno de Jordania.
El regreso de los 17 niños también permitiría la evacuación de más niños enfermos de Gaza, añadió el documento.
Sin embargo, un funcionario del Ministerio de Salud de Gaza declaró a la BBC que los niños aún necesitan atención y que su regreso a la guerra pone en peligro sus vidas.
“Obligados a regresar”
Esto es precisamente lo que preocupa a Nihaya Bassel, de 30 años. Su hijo, Mohammed, de poco más de 1 año, sufre de asma y graves alergias alimentarias. Cree que su hijo no recibió el tratamiento completo que merecía.
“Hemos vuelto a vivir con miedo y hambre, rodeados de muerte”, dice Nihaya con los ojos llenos de lágrimas. “¿Cómo puedo conseguir que este niño tome la leche que necesita? No come a pesar de tener poco más de 1 año, porque si come, enferma enseguida”.
Israel impuso un estricto asedio a la Franja de Gaza desde hace más de 10 semanas, cortando todos los suministros, incluyendo alimentos, medicamentos, tiendas de campaña y combustible.
El gobierno israelí afirmó que su objetivo es presionar a Hamás para que libere a los rehenes que aún se encuentran retenidos en Gaza.
Organizaciones internacionales advierten que los palestinos que viven en la Franja corren un “riesgo crítico de hambruna”.
El lunes, Israel anunció que permitiría la entrada de una cantidad mínima de alimentos a Gaza.

Nihaya vive ahora en una tienda de campaña en el campamento de al Shati con la familia de su cuñado. Su esposo y sus otros tres hijos huyeron allí desde el norte de la Franja de Gaza para escapar de los intensos ataques israelíes cuando la guerra se reanudó mientras ella estaba en Jordania.
“Dejé a mis hijos aquí. Dejé a mi esposo aquí. Sufrieron un infierno mientras yo estaba fuera”, cuenta Nihaya entre lágrimas.
“Mi mente y mi corazón estaban constantemente con ellos en Gaza mientras yo estaba en Jordania. Todo esto para que mi hijo pudiera recibir tratamiento. ¿Por qué obligarme a regresar antes de terminar su tratamiento?”.
Mientras Nihaya habla, el sonido de los drones israelíes ahoga su voz. Su hijo pequeño corre a su lado, a veces casi tropezando con una fogata humeante en la tienda que la familia usa para cocinar.
La madre lucha por contener la ira mientras relata su agotador viaje de regreso a Gaza.
“Salimos a las 4 de la mañana y no llegamos a Gaza sino hasta las 22:45”, dice. Al llegar al cruce fronterizo, Nihaya afirma que fueron acosados por las fuerzas de seguridad israelíes.
“Empezaron a insultarnos. Amenazaron con golpearnos. Nos quitaron todo el dinero. Nos quitaron los teléfonos móviles, las maletas y todo”, dice, agregando que confiscaron todas los bolsos de cualquier persona que llevara dinero en efectivo.
Enas dijo que a ella le ocurrió lo mismo, y señaló que también le confiscaron sus suministros médicos.
El ejército israelí declaró a la BBC que confiscó “dinero en efectivo no declarado que excedía los límites normales” a gazatíes que regresaban de Jordania por sospechas de que sería “utilizado para el terrorismo en Gaza”.
El ejército agregó que el dinero está retenido mientras se investigan las circunstancias.
Los militares israelíes no han dado ninguna razón para haber confiscado otras pertenencias personales. Nihaya dice que regresó de Jordania “con las manos vacías”; incluso el historial médico de su hijo estaba en las bolsas que se llevaron las fuerzas de seguridad israelíes, señala.
Jordania afirma haber brindado a niños como Niveen y Mohammed la mejor atención médica posible, y ambas familias lo reconocen.
Pero les preocupa que vivir en una de las zonas de guerra más mortíferas del mundo para los niños simplemente deshaga todo el progreso que sus hijos han logrado en los últimos dos meses.
“Mi hijo llegó a un punto en el que me alegraba mucho verlo así”, recuerda Nihaya entre lágrimas.
“¿Ahora quieren que vuelva a como estaba al principio? No quiero que mi hijo muera”.
Edición de Alexandra Fouché

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Cortesía de BBC Noticias
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