Con pitcheo renovado y alma encendida: Charros van por todo


Arrancó la temporada 2025-2026 de la Liga Mexicana del Pacífico, el circuito invernal más emblemático de nuestro beisbol, y con ello se reaviva la ilusión de millones de aficionados que encuentran en cada lanzamiento, en cada jugada y en cada duelo entre novenas, una expresión de identidad y orgullo regional. Para los jaliscienses, esa emoción tiene un nombre que suena a historia, a tradición y a esperanza: Charros de Jalisco.

Este nuevo ciclo beisbolero llega precedido de expectativas elevadas. No es para menos: Charros ha construido una afición exigente y fiel, que no se conforma con participar, sino que demanda protagonismo. 

En el diamante del Estadio Panamericano -ese templo que se erige en Zapopan como símbolo de pasión y orgullo deportivo- se respira un aire distinto. Hay hambre de revancha y sentido de pertenencia. La plantilla luce más equilibrada, con una mezcla interesante entre juventud y experiencia. Se reforzó el pitcheo, se apostó por brazos confiables en el bullpen y se buscó profundidad en la rotación abridora. Si algo ha quedado claro en las temporadas recientes es que los campeonatos se construyen desde la loma, y Charros ha aprendido esa lección.

El mánager, Benjamín Gil, plenamente consciente de la responsabilidad, ha insistido en el trabajo mental y en el juego inteligente, ese beisbol que no solo depende de la potencia del bate o la velocidad de las piernas, sino de la capacidad para leer al rival, para anticipar jugadas y para ejecutar sin titubeos. Es la filosofía de un equipo que aspira a volver a ser contendiente serio, no una comparsa de mitad de tabla.

El entorno también juega su papel. La Liga Mexicana del Pacífico vive un momento de renovación, con estadios llenos, transmisiones cada vez más profesionales y un calendario que se ha vuelto escaparate de talento nacional e internacional. En ese contexto, Charros tiene una obligación doble: mantener la competitividad en el terreno y seguir siendo emblema de organización, disciplina y conexión con su gente. Jalisco es tierra de tradiciones y de carácter; sus Charros deben honrar ese legado con juego alegre, pero firme, con pasión, pero también con cabeza fría.

Hay nombres que despiertan confianza. El regreso de peloteros formados en la organización y el arribo de refuerzos extranjeros con experiencia de Grandes Ligas o ligas del Caribe aportan la dosis de calidad que tanto se echó de menos. Si la salud respeta al roster, el lineup luce capaz de producir carreras con constancia, y eso podría marcar la diferencia en una liga donde los duelos cerrados se definen en detalles.

Pero más allá de los números, hay un componente emocional que no debe pasarse por alto: la relación entre equipo y afición.

En este arranque de campaña, el llamado es claro: hacer del Estadio Panamericano una fortaleza, una trinchera de apoyo que empuje a los jugadores a dar el máximo. Los campeonatos no solo se conquistan con talento, sino con espíritu colectivo. La directiva, los peloteros y la afición deben remar en la misma dirección, entendiendo que reconstruir la grandeza implica paciencia, constancia y confianza mutua.

Los reflectores están encendidos, los bats afinados y los corazones listos para latir al ritmo del Rey de los deportes.

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@salvadorcosio1
 

Cortesía de El Informador



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