
La reputación de las empresas del sector inmobiliario siempre ha sido un factor determinante en la toma de decisión de los compradores; sin embargo, cobra mayor relevancia en la era digital actual, en la que las reseñas están al alcance de un clic.
De acuerdo con el estudio de PowerReviews, más de 70% de los potenciales compradores consultan opiniones y reseñas antes de elegir un producto. Este cambio responde a un perfil generacional que domina el mercado.
En la actualidad, los millennials y centennials representan 66% de los compradores de vivienda en México, un segmento que va de los 25 a los 42 años y que se caracteriza por su alto nivel de conectividad y confianza en la información en línea, según la certificadora internacional Best Place to Live.
“Ya no basta con que un desarrollo tenga una buena ubicación o amenidades; la reputación construida día a día por quienes ya compraron o habitan esos espacios es clave”, afirmó Tomás Cartagena, fundador y director general de Best Place to Live.
Transparencia y confianza
Como parte de la estrategia para responder a esta demanda de mayor transparencia, Best Place to Live lanzó un rating inmobiliario que complementa su esquema de certificación.
Este sistema clasifica a las empresas en una escala de una a cinco estrellas, con base en la satisfacción de los clientes respecto a la compra, entrega, postventa, vivienda, desarrollo y amenidades de los proyectos más recientes.
“Vemos como la preferencia por desarrolladoras certificadas muestra aumentos en ventas de 20 hasta 40% en diferentes países de América Latina. Si bien el sello de certificación es un importante diferencial, las personas nos pedían más información acerca de la empresa, y así es que nace el rating”, explicó Laura Molina, directora de operaciones y producto en la firma.
Las compañías que alcanzan cuatro o cinco estrellas son las mejor evaluadas y, de acuerdo con la certificadora, logran incrementos de hasta 30% en ventas frente a las empresas con calificaciones más bajas.
Mayor rentabilidad
El impacto no se limita al volumen de ventas. Los proyectos de clase media alta de desarrolladoras con buenas calificaciones pueden alcanzar precios por metro cuadrado hasta 12% superiores al promedio de su zona, ya que los compradores están dispuestos a pagar más por la certeza que les otorga la reputación validada por otros clientes.
Para el consumidor joven, que revisa reseñas en portales digitales y hace comparativos antes de decidir, la reputación de la empresa es sinónimo de seguridad. Así, la confianza se ha convertido en un intangible con valor económico directo para las desarrolladoras.
“Este rating inmobiliario premia la transparencia, la satisfacción real y genera un efecto directo en la percepción del consumidor, lo que se traduce en más ventas”, reiteró Cartagena.
Actualmente, en México existen cinco desarrolladoras inmobiliarias certificadas por Best Place to Live (Grupo Sadasi, Grupo Urbania, Simetric, Tierra y Armonía, así como Grupo Ficade). En conjunto suman más de 100 desarrollos en venta en distintos estados del país.
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Cortesía de El Economista
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