
Los contratos firmados entre empresas ensambladoras de vehículos automotores y compañías proveedoras dan un blindaje a los volúmenes de producción y exportación de partes automotrices en México, destacó Francisco González, presidente de la Industria Nacional de Autopartes (INA).
Estos contratos multianuales fijan volúmenes, precios y calidad. Además, garantizan un suministro estable, reducen costos, facilitan inversiones y aseguran continuidad en la producción de vehículos a largo plazo.
“En autopartes es tan difícil hacer un cambio, porque son tiradas de tres años, cinco años, 10 años, con contratos en ese periodo. No es como un commodity de limones, tomates o algún otro que puedes comprar en otra parte. Aquí es muy difícil hacer un cambio. Entonces, nos tiene bastante cubiertos en ese sentido y está amarrado por un tiempo”, dijo González entrevistado por El Economista.
De enero a julio de 2025, México exportó autopartes al mercado estadounidense por un valor de 47,525 millones de dólares e importó estos productos desde Estados Unidos por 20,425 millones, de acuerdo con datos del Departamento de Comercio.
Mientras que en el asunto de los aranceles estadounidenses México mantiene una ventaja relativa, González consideró que hay un ambiente “enrarecido” respecto a la proveeduría de semiconductores y tierras raras en el entorno mundial.
El gobierno de China anunció el domingo pasado que suspendió la prohibición de exportar ciertos materiales de doble uso a Estados Unidos, tras la distensión comercial entre ambos países.
La medida abarca las exportaciones de galio, germanio y antimonio, utilizados en la producción de semiconductores avanzados necesarios para teléfonos inteligentes e informática.
A cambio, el gobierno del presidente Donald Trump suspendió la investigación de la Representación Comercial de la Casa Blanca (USTR) sobre la construcción naval y una regla de control de exportaciones que sometía a miles de empresas chinas a restricciones de la Lista de Entidades.
Pero algunos legisladores estadounidenses preparan un proyecto de ley que restringiría los acuerdos de reparto de ingresos como los que Trump firmó con los fabricantes de chips estadounidenses Nvidia y Advanced Micro Devices, que permitieron a estas empresas seguir vendiendo ciertos chips a China a pesar de las preocupaciones de seguridad nacional.
“Ahora la afectación son los chips. Tenemos plantas que ya han anunciado su paro, por cuestiones de que no están llegando los chips. ¿Por qué no están llegando? Se han alterado las cadenas de suministro globales. Desde aranceles hasta las prohibiciones de exportar tierras raras”, comentó González.
El fin de semana, las agencias informaron que China levantó la prohibición para exportar chips de Nexperia, según un proveedor alemán de la industria automotriz, lo que indica que el conflicto en torno al fabricante de semiconductores podría solucionarse.
Las aduanas estadounidenses cobran un arancel de 50% a las importaciones de acero, aluminio y cobre desde todo el mundo, y una tarifa de 25% a las importaciones de autopartes, excepto las originarias de México y Canadá, hasta que se establezca una metodología para determinar el valor de contenido estadounidense.
Cortesía de El Economista
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