COP30: Brasil presiona por un acuerdo ante divisiones clave

Belém. Brasil apuesta fuerte a que la COP30, la primera conferencia climática celebrada en plena Amazonía, cierre con un acuerdo político de peso. En vísperas del regreso del presidente Luiz Inácio Lula da Silva a las negociaciones, los diplomáticos brasileños mantuvieron a los delegados trabajando hasta la noche del martes con la expectativa —considerada optimista— de alcanzar este miércoles un primer consenso.

Lula ha invertido capital político en el éxito de esta cumbre, cuyo mensaje central busca “infligir una derrota a los negacionistas del clima” y demostrar que, pese a las turbulencias geopolíticas, la cooperación ambiental sigue viva.

La presidencia brasileña presentó un primer borrador de compromiso que sigue en discusión. El texto refleja las diferencias de fondo entre los 194 países del Acuerdo de París y la Unión Europea (UE): responsabilidad financiera de las naciones desarrolladas, eliminación de combustibles fósiles y medidas comerciales unilaterales, entre otros puntos sensibles.

La UE ha dejado claro que no revisará sus compromisos financieros ni cederá ante cuestionamientos sobre sus aranceles ambientales, que irritan a China y a varios países exportadores. “Esto es un surtido”, admitió el comisario europeo de Clima, Wopke Hoekstra, al señalar que el documento aún no es “particularmente equilibrado”.

Diplomáticos como la emisaria británica Rachel Kyte reconocen que el calendario acelerado de Brasil añade presión, aunque recordaron que “cada COP tiene su propia alquimia”.

Para avanzar, Brasil propone aprobar primero un texto político más amplio —el denominado “Mutirão mundial”, inspirado en un término indígena asociado a la acción colectiva— y dejar para el viernes el resto de las decisiones técnicas. El borrador fue publicado inusualmente temprano respecto a lo habitual de las COP.

Sin embargo, todo debe adoptarse por consenso, lo que implica conciliar posiciones enfrentadas: un bloque integrado por países europeos, latinoamericanos y Estados insulares busca fortalecer el lenguaje sobre la eliminación de combustibles fósiles, en contraste con productores de petróleo que han mantenido un perfil bajo en Belém.

“La referencia actual es débil y debe ser adoptada con mayor fuerza”, advirtió Tina Stege, negociadora de las Islas Marshall.

Financiamiento, el nudo crítico

Otro punto clave es el financiamiento para adaptación. El borrador sugiere triplicar los recursos de los países ricos hacia los más vulnerables hacia 2030 o 2035, una demanda central del Sur global.

“Sin una decisión financiera, todo lo que se discute aquí es simbólico”, señaló Lina Yassin, delegada de Sudán.

Las delegaciones reconocen que es un desafío armonizar intereses divergentes entre China, India, Occidente y los países africanos. “Debemos mostrar al mundo que el multilateralismo está vivo”, dijo Josephine Moote, representante de Kiribati.

Ed Miliband, ministro británico de Energía, llamó igualmente a mantener la “fe en el multilateralismo”, mientras los negociadores se preparan para otra jornada larga en Belém.

Sede COP31

El primer ministro de Australia, Anthony Albanese, afirmó que no bloqueará a Turquía como sede de la conferencia climática de la ONU de 2026, y sugirió que su país podría desistir de su aspiración a resolver la disputa diplomática en el foro actual.

“Lo que buscaríamos es asegurar que el Pacífico se beneficie mediante medidas, potencialmente como una reunión de líderes que se realice en el Pacífico”, sugirió.

Australia rechazó la oferta turca de compartir la presidencia, al señalar que no es factible dividir las funciones entre dos países tan distantes.

Cortesía de El Economista



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