Crean un ‘superalimento’ que permite a las abejas criar 15 veces más: podría salvar millones de colmenas en todo el mundo

Durante décadas, los apicultores han luchado contra una amenaza silenciosa pero persistente: la desaparición de las abejas. No es una exageración decir que del bienestar de estos pequeños insectos depende buena parte de la seguridad alimentaria mundial. Son responsables de polinizar cultivos que alimentan a miles de millones de personas, y sin embargo, sus colonias se han ido reduciendo alarmantemente debido a múltiples factores. Pérdida de hábitat, pesticidas, enfermedades, cambio climático… y una de las más subestimadas: la falta de una nutrición adecuada.

Ahora, un equipo internacional de científicos ha dado un paso gigante al frente. En un artículo publicado en la revista Nature, investigadores de la Universidad de Oxford, junto a colegas de Dinamarca y el Reino Unido, han presentado un suplemento alimenticio revolucionario. Se trata de un “superalimento” diseñado específicamente para las abejas, creado a partir de levadura modificada genéticamente para producir los nutrientes esenciales que las colmenas modernas simplemente no consiguen.

¿Qué les falta realmente a las abejas?

El problema central no es solo la cantidad de alimento disponible para las abejas, sino su calidad. Las flores no son todas iguales, y su polen contiene diferentes proporciones de nutrientes. Uno de los elementos más críticos para el desarrollo de las larvas de abeja son los esteroles, un tipo de lípido que los insectos no pueden sintetizar por sí mismos. Estos compuestos son fundamentales para el crecimiento celular, la formación de hormonas y la estructura de las membranas.

En la naturaleza, las abejas obtienen estos esteroles a través del polen de ciertas plantas. Pero con la homogeneización del paisaje agrícola, la diversidad floral ha caído en picado. La agricultura intensiva ha convertido praderas y bosques en monocultivos donde apenas florece nada más allá del cultivo principal. Esto significa que incluso si una colmena encuentra alimento en cantidad, este puede ser nutricionalmente insuficiente.

Los suplementos comerciales actuales, utilizados por apicultores en todo el mundo durante los meses fríos o de escasa floración, están compuestos principalmente de harinas proteicas, azúcares y aceites. Pero carecen de los esteroles adecuados. En otras palabras, son como una dieta sin vitaminas clave: puede saciar, pero no nutre.

Una de las colmenas utilizadas en los experimentos del laboratorio de abejas de la Universidad de Oxford
Una de las colmenas utilizadas en los experimentos del laboratorio de abejas de la Universidad de Oxford. Foto: Caroline Wood/Christian Pérez

Un “superalimento” fermentado

Aquí entra en escena la biotecnología. El equipo de Oxford, liderado por la entomóloga Geraldine Wright, decidió abordar el problema desde un ángulo innovador. Analizaron el contenido de esteroles en los tejidos de las abejas y aislaron seis tipos esenciales, siendo el más abundante la 24-metilene-colesterol. A partir de ahí, recurrieron a una levadura conocida por su capacidad de producir lípidos: Yarrowia lipolytica.

Con herramientas de edición genética como CRISPR, modificaron esta levadura para que fabricara exactamente esos seis esteroles clave. Luego, integraron la levadura modificada en una dieta artificial, equilibrada con todos los demás nutrientes necesarios, y la probaron durante tres meses en colmenas reales.

Los resultados fueron sorprendentes. Según el estudio, las colmenas que consumieron el nuevo suplemento lograron criar hasta 15 veces más larvas que aquellas alimentadas con los suplementos tradicionales. Además, las abejas continuaron produciendo cría hasta el final del experimento, mientras que las otras colonias cesaron la reproducción antes de tiempo, presumiblemente por estrés nutricional.

Este avance podría cambiar por completo la forma en que se alimentan las abejas en la apicultura moderna. En años especialmente secos o cuando las floraciones llegan antes de tiempo —como ha ocurrido recientemente en veranos inusualmente cálidos en Europa—, las colmenas pueden quedarse sin reservas antes del invierno. Ahí es donde este suplemento podría marcar la diferencia entre una colmena que sobrevive o una que desaparece.

Pero los beneficios podrían ir más allá de la abeja doméstica. Como explican los autores en el artículo de Nature, al reducir la necesidad de que las colmenas comerciales compitan por el escaso polen disponible, se alivia la presión sobre los recursos florales compartidos con abejas silvestres y otros polinizadores nativos, cuya situación es igualmente preocupante.

Phil Stevenson, coautor del estudio, lo plantea como un efecto colateral positivo: si los apicultores pueden mantener sus colmenas fuertes sin depender de los últimos restos de polen en el entorno, los polinizadores silvestres también tendrán más posibilidades de encontrar alimento.

El nuevo estudio revela que las abejas alimentadas con un suplemento a base de levadura enriquecida lograron que hasta 15 veces más larvas alcanzaran la fase previa a la adultez
El nuevo estudio revela que las abejas alimentadas con un suplemento a base de levadura enriquecida lograron que hasta 15 veces más larvas alcanzaran la fase previa a la adultez. Foto: Istock

Más allá de las colmenas: ¿una revolución biotecnológica?

Este tipo de suplemento también abre la puerta a nuevos desarrollos en la alimentación de insectos criados industrialmente. A medida que el mundo busca proteínas más sostenibles, los insectos se están posicionando como una alternativa prometedora. La capacidad de diseñar alimentos específicos para su nutrición óptima podría acelerar este cambio.

No es casualidad que esta investigación venga respaldada por instituciones como el Royal Botanic Gardens de Kew o la Universidad Técnica de Dinamarca. Combina lo mejor de la biología vegetal, la biotecnología industrial y la ecología aplicada. El enfoque es multidisciplinario y refleja una nueva tendencia: soluciones biotecnológicas pensadas no solo para humanos, sino también para nuestros ecosistemas.

Aunque los primeros resultados son muy prometedores, los investigadores advierten que se necesitan ensayos a mayor escala y de más larga duración para entender del todo el impacto del suplemento en las abejas. La salud de una colmena no depende solo de la nutrición, sino también de otros factores como la exposición a pesticidas, enfermedades o incluso el estrés térmico.

Y como recuerda Simon Noble, apicultor comercial británico entrevistado por Country Living, esta innovación no debe distraernos de las causas estructurales que están afectando a los polinizadores: la pérdida de hábitats, el uso intensivo de pesticidas y el cambio climático.

Aun así, hay motivos para el optimismo. Por primera vez, la ciencia ha conseguido producir de forma segura y eficaz los componentes nutricionales más complejos de la dieta de una abeja. Si se confirma su eficacia a gran escala, este “superalimento” podría convertirse en un pilar esencial para asegurar la supervivencia de las abejas en un mundo donde cada vez tienen menos flores que visitar.

El pequeño zumbido que escuchamos en un jardín o un campo de cultivo podría volver a ser símbolo de abundancia y no de una lucha desesperada por sobrevivir.

OBRAS DE INFRAESTRUCTURA HIDALGO

Cortesía de Muy Interesante



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