- Autor, Leire Ventas
- Título del autor, Corresponsal de BBC News Mundo en Los Ángeles
- Twitter,
“Podemos arreglarlo”, escribió el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, en X en marzo, en relación a la violencia extrema que sufre Haití.
Lo hizo en respuesta a un usuario de la red social, que acababa de comentar que el país caribeño había “colapsado”.
“Pero necesitaremos una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, el consentimiento del país anfitrión y todos los gastos de la misión que cubrir”, agregó Bukele en ese mensaje en inglés.
También reaccionó a otra publicación, esta vez sobre el líder pandillero haitiano más notorio, Jimmy Cherizier alias Barbecue, diciendo: “Vimos imágenes similares en El Salvador hace unos años. Pandillas bañándose con los cráneos de sus víctimas”.
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“Todos los ‘expertos’ dijeron que (esos grupos) no podían ser derrotados, porque eran una parte intrínseca de nuestra sociedad. Estaban equivocados. Los aniquilamos. Y lo mismo debe hacerse en Haití”, subrayó.
El mandatario, quien hizo de la guerra contra las maras la bandera de su primer gobierno, impulsó un cuestionado régimen de excepción en su país que dos años después sigue vigente, y bajó drásticamente el índice de homicidios, al tiempo que lo volvía el país con la tasa carcelaria más alta del mundo.
Nueve meses después de sus comentarios en X, y como culmen de una negociación que llevaba tiempo cocinándose, el primer fin de semana de 2025 aterrizaron en Puerto Príncipe dos contingentes militares procedentes de El Salvador y de Guatemala.
Son los dos únicos países latinoamericanos que se han sumado a la Misión de Apoyo Multinacional a la Seguridad (MSS, por sus siglas en inglés).
La iniciativa, creada en respuesta a un llamado hecho en 2022 por el gobierno haitiano, respaldada por la ONU, financiada sobre todo por Estados Unidos e integrada principalmente por 400 efectivos kenianos, trabaja desde junio con la policía local para combatir las estructuras criminales que se estima controlan el 80% de la capital, Puerto Príncipe, y tratar de restablecer la seguridad en la nación insular.
Pero ¿cómo se gestó este apoyo militar salvadoreño y guatemalteco? ¿En qué consiste realmente? ¿Y qué se sabe sobre su función?
150 militares guatemaltecos y 8 salvadoreños
Ya en enero de 2023 El Salvador se había comprometido a abrir una oficina de cooperación en Haití para “reducir los altos índices de criminalidad”.
Y a los dos meses el vicepresidente Félix Ulloa aseguró que estaban preparados para mandar una misión de asistencia.
“Es hora de pasar a la acción. Ha habido muchos discursos, muchos acuerdos, muchas resoluciones sobre el caso haitiano, pero hay que ir sobre terreno y El Salvador está listo para enviar una misión inmediatamente se terminen los acuerdos diplomáticos”, agregó en la XXVIII Cumbre Iberoamericana.
En octubre del año pasado representantes de ambos países firmaron un acuerdo de cooperación con ese fin ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), y en diciembre la Asamblea Legislativa aprobó una ley transitoria —en vigor hasta octubre de 2025— para enviar personal de las Fuerzas Armadas a Haití, enfocado en las evacuaciones médicas.
Paralelamente, el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, confirmó en septiembre que su país también participaría en la misión multinacional.
“Se requieren transformaciones profundas en los sistemas políticos, económicos y sociales de Haití, apoyadas por la comunidad internacional”, dijo en una reunión del Grupo Asesor Especial sobre Haití del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (Ecosoc).
Y añadió que el apoyo no debe ser solo en seguridad, sino que tiene que incluir programas de desarrollo económico, de acceso a la educación, el fortalecimiento institucional y la ayuda humanitaria.
“Debemos entender que la única forma de arribar a consensos es mediante un diálogo incluyente, participativo, plural y democrático, en el que sean los haitianos mismos quienes lideren los procesos de diseño e implementación de su propio camino hacia la paz y el desarrollo”, subrayó Arévalo, en un estilo muy distinto al de su homólogo salvadoreño.
El compromiso de El Salvador y Guatemala terminó materializándose cuando este 3 de enero llegaron al aeropuerto internacional de la capital haitiana ocho militares salvadoreños “especialistas en aviación” y 75 soldados guatemaltecos, a los que se les sumaron otros tantos en un vuelo al día siguiente, hasta alcanzar un total de 150.
Mientras, según especifica la ley transitoria, los salvadoreños estarán enfocados en las evacuaciones médicas, los soldados guatemaltecos, entre los que hay 19 mujeres, tendrán entre sus tareas “la seguridad física de las instalaciones militares”, así como el “control del tránsito de las unidades del cuartel general”.
Los recién llegados fueron recibidos por Leslie Voltaire, quien encabeza el Consejo Presidencial de Transición (CPT) —el órgano colegiado que ejerce la jefatura del Estado desde el 25 de abril de 2024–, el primer ministro Alix Didier Fils-Aime, y el embajador de EE.UU. en Haití, Dennis Hankis.
“Con la llegada de las fuerzas guatemaltecas y salvadoreñas, las bandas no tendrán donde esconderse”, dijo en una rueda de prensa posterior el comandante de la fuerza multinacional, el keniano Godfrey Otunge.
“Les quedarán dos opciones: rendirse, deponer las armas y enfrentarse a la Justicia, o enfrentarse a nosotros en el terreno”, subrayó.
Y exhortó a los países que han prometido enviar tropas a hacerlo. “Es el momento de actuar”.
Hasta el momento, América Latina no ha logrado coordinar una respuesta conjunta de apoyo a Haití.
Cuando en agosto el presidente de Chile, Gabriel Boric, fue cuestionado al respecto durante un evento del Foro de Líderes Mundiales organizado por la Universidad de Columbia (EE.UU.), contestó haciendo referencia a la complejidad de la situación.
“No puedes simplemente imponer un gobierno. En ese sentido, creo que las responsabilidades son compartidas”, le respondió a la directora del Instituto de Estudios Latinoamericanos del centro, María Victoria Murillo.
Chile participó en la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización en Haití de 2004 a 2017, con un batallón que se encargaba de patrullajes y operaciones aéreas y de escolta, entre otras.
“Hemos tratado de apoyar a Haití de forma constante, enviando fuerzas militares para garantizar la seguridad y en la actualidad asistiendo en el entrenamiento de policías y con ayuda humanitaria”, prosiguió.
“Sin embargo, el problema es más profundo y tiene sus raíces en la soberanía del pueblo haitiano”.
Dificultades e incertidumbre
Además de tener que lidiar con las consecuencias de varios desastres naturales y el hambre, Haití lleva años sumido en una espiral de violencia, que se intensificó en 2021 con el magnicidio del presidente Jovenel Moïse.
Tras repetidos llamados de ayuda a la comunidad internacional, el Consejo de Seguridad de la ONU autorizó la creación de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS) en octubre de 2023.
Pero su despliegue se retrasó en repetidas ocasiones, antes de que llegara al país en junio del año pasado.
Y desde entonces su labor no ha estado exenta de dificultades.
Formada por menos de medio millar de efectivos —una quinta parte de los 2.500 que debían integrarla— y con recursos insuficientes, su capacidad para combatir las sangrientas organizaciones armadas está en tela de juicio.
Y hay quien le augura un futuro incierto, a escasos días de que Donald Trump asuma la presidencia de EE.UU., el país que principalmente financia la misión.
Según un informe reciente de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), solo en el periodo navideño casi 11.000 personas tuvieron que huir de sus casas en la capital por los ataques registrados en el barrio de Poste Marchand y alrededores, no lejos del Palacio Nacional.
El primer día del año, Voltaire anunció una “guerra” contra las bandas que han creado una situación de terror en el país.
“En el año 2024 más de 5.000 personas murieron. Estamos en guerra. En el año 2025 seguimos haciendo la guerra. Las pandillas han declarado la guerra al pueblo, y nosotros se la declaramos a ellos. Guerra contra todos los miembros de las pandillas”, dijo Voltaire en un discurso con motivo de los 221 años de independencia del país.
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Cortesía de BBC Noticias
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