- Autor, Cecilia Barría
- Título del autor, BBC News Mundo
Bradley Klontz , psicólogo y asesor financiero estadounidense, ha sido coautor y coeditor de ocho libros sobre la relación entre el dinero y la mente.
Su enfoque de “terapia financiera” intenta explicar aquellos mecanismos psicológicos que nos llevan a tomar decisiones cuyo impacto puede extenderse durante décadas.
Profesor asociado en la Facultad de Negocios Heider de la Universidad de Creighton, en EE.UU., y cofundador del Instituto de Psicología Financiera, Klontz argumenta que nuestras creencias en relación al dinero suelen tener su origen en las experiencias vividas por nuestros ancestros.
Esas creencias forman lo que él describe como “guiones financieros” (money scripts), que son básicamente historias o narrativas que nuestro cerebro elabora para explicar el mundo en el que vivimos y la manera en que nos relacionamos con el dinero.
En su recorrido, descubrió cómo su propia idea de que debía trabajar más de 70 horas a la semana para no sentirse un holgazán en comparación a su padre, en realidad venía de las creencias que tenía su abuelo, quien a su vez, había reaccionado contra la actitud de su bisabuelo.
Esos patrones intergeneracionales le permitieron entender mejor su propia vida y las malas decisiones financieras que tomó cuando era joven.
En sus investigaciones descubrió que existen cuatro guiones mentales sobre el dinero que, cuando se vuelven tóxicos, pueden ser altamente destructivos.
En esta entrevista con BBC Mundo cuenta su historia personal y entrega pistas sobre cómo se pueden cambiar esos bloqueos mentales que nos juegan en contra.
¿Por qué tomamos malas decisiones con nuestro dinero?
La mayoría de los problemas psicológicos que tenemos con el dinero tienen que ver con que no estamos ahorrando para el futuro o con que estamos gastando más de lo que tenemos.
Y eso se explica por la manera en que funcionan nuestras conexiones cerebrales.
Si miras la evolución humana, al principio nos agrupamos en pequeñas tribus de cazadores-recolectores de unas 100 o 150 personas. Lo que ellos tuvieron que hacer para sobrevivir y desarrollarse en ese tipo de ambiente explica todos los problemas que tenemos con el dinero.
Veamos, ¿me puedes dar un ejemplo de problemas que tú hayas tenido con el dinero?
Déjeme pensar… Creo que les tengo aversión a las deudas. Me genera ansiedad la idea de no poder pagarlas.
Eso es un ejemplo de un guión sobre el dinero, es decir, una creencia que puedes haber heredado de tus ancestros.
En algún momento quizás tu madre o tu abuela pasaron por una alguna experiencia que les enseñó que tener deudas era algo realmente malo. Y les puede haber pasado a ellas o a alguien que ellas conocieron.
Entonces tu guión mental te dice que todas las deudas son malas. Ahora bien, siempre hay algún elemento de verdad en esos guiones que todos tenemos. El problema se genera cuando se lleva a una versión muy extrema.
No todas las deudas son malas, pero tu guión te dice que lo son. La idea es descubrir de dónde viene esa historia, porque habitualmente hay intensas emociones unidas a esa creencia. Y mientras más emoción está pegada a esa creencia, más difícil es cambiarla.
Ahí estaría la dificultad para cambiar el guión en el sentido de que no es algo racional.
Hay maneras de reescribir los guiones, de modificar las creencias que tenemos sobre el dinero. Se puede reemplazar el guión de “todas las deudas son malas”, por el de “algunas deudas son malas”, escribiendo esta frase en un papel, leyéndola y repitiéndola varias veces.
Pero lo primero que hay que identificar es de dónde viene esa creencia.
Hablemos de esa idea de que las creencias sobre el dinero se transmiten de una generación a otra. ¿Cómo fue su experiencia?
Mi abuelo lo perdió todo en la Gran Depresión (1929). Su guión era que nunca puedes confiar en los bancos y por el resto de su vida nunca más puso un dólar en ellos, porque quedó traumatizado después de esa experiencia.
¿Cómo se dio cuenta de que lo que le pasó a su abuelo influyó en su vida?
Estaba conversando con mi padre, cuando él trabajaba probablemente unas 100 horas a la semana. Me dijo que pese a trabajar muchas horas, se sentía holgazán en comparación con su padre.
En ese momento mi esposa me dijo: ¡Oh, tú haces eso!, porque yo había trabajado esa semana 70 horas y me sentía un holgazán en comparación con mi padre.
Cuando comprendí lo que estaba pasando, pensé que era algo de locos. He vivido toda mi vida con ese sentimiento de culpa de que no he hecho lo suficiente. Fue como un llamado de atención.
Luego descubrí que mi bisabuelo había sido un holgazán. Entonces mi abuelo trabajó muy duro tratando de impresionar a su madre.
Me di cuenta de que yo me estaba equivocando, que me sentía ansioso, y que si seguía trabajando así, no estaría presente en la vida de mis hijos. Me pregunté: ¿estoy haciendo esto porque mi bisabuelo fue un holgazán?
¿Logró desprenderse de ese sentimiento de culpa por no trabajar muchas horas?
Tomé conciencia, decidí que no seguiría trabajando tanto, pero no fue fácil desprenderse del sentimiento de culpa.
Comencé a cambiar el guión diciéndome: “He trabajado duro hoy, son las cinco de la tarde, me voy a ir a casa, y voy estar con mi esposa y mis hijos porque eso es importante para mí”
Tuve que escribir ese nuevo guión, leerlo, decirlo en voz alta y repetirlo. Lo hice durante varios meses hasta que llegó el momento en que no tuve que seguir haciéndolo.
Y si volvía a aparecer ese sentimiento de culpa, me decía a mi mismo: “Voy a estar con mis hijos, este sentimiento de culpa no es mio, viene de otras generaciones y no voy a repetir el patrón”.
¿Qué tan común es que estos guiones sobre el dinero pasen de generación en generación?
Todos tenemos guiones, algunos son positivos, otros son negativos, pero todos los tenemos.
Estaba pensando que así como tenemos ciertos bloqueos mentales a nivel individual, también tenemos patrones mentales colectivos.
Sí, hay distorsiones sobre el dinero que son universales. Eso viene de cuando éramos una sociedad de cazadores-recolectores. Eso explica malas decisiones de inversión, o que ahorres menos de lo que podrías ahorrar.
Hay experiencias con el dinero que tienen un impacto cultural. Me acuerdo que trabajé con una pareja, ella era estadounidense y él venezolano. Cada vez que él tenía dinero lo gastaba de inmediato porque pasó por una experiencia hiperinflacionaria en su país y aprendió desde pequeño que era mejor comprar cosas en vez de guardar el dinero porque en cualquier momento los billetes podían no tener ningún valor.
En otros casos, si creciste en una familia pobre, puedes tener la creencia de que nunca tendrás suficiente dinero. Ese guión mental puede ser completamente cierto, pero el problema es que cuando se vuelve autodestructivo y aunque el contexto cambie, tú no estás preparado para cambiar el guión ante nuevas circunstancias.
¿Cómo fue su historia personal con el dinero?
Yo crecí en una familia de bajos ingresos. Mis padres se divorciaron cuando tenía 2 años
¿Fue difícil para usted?
Sí, me acuerdo de que cuando era pequeño, la televisión de mi casa se echó a perder y mi madre lloraba porque no tenía dinero para arreglarla. Se puso de rodillas a rezar.
De hecho, mis abuelos en los dos lados de mi familia vivían en remolques (casas rodantes arregladas para vivir en ellas de forma permanente).
Con mi madre, rápidamente aprendí que ser pobre es algo muy malo. Ella arrendaba el sótano de la casa para que vivieran otras personas y así podíamos pagar la hipoteca.
Tuve que pedir dinero prestado para ir a la universidad y terminé los estudios con una deuda de US$100.000. Recuerdo que mi guión era “la deuda es mala”, pero tuve que endeudarme para poder tener un grado académico.
Personalmente ¿cometió errores con el manejo del dinero?
Sí, lo primero que hice cuando conseguí un trabajo fue comprarme un reloj que costaba US$2.000 y le compré a mi madre un brazalete muy costoso. Quería mostrarle que lo había logrado.
Caí en esa trampa, pensando que la gente rica gastaba el dinero de esa manera, pero lo cierto es que los millonarios que han construido su propia riqueza, se describen como personas ahorrativas.
El otro error que cometí es que vi a un amigo que ganó US$100.000 en un año comprando y vendiendo acciones, y pensé que era fácil.
Entonces vendí todo lo que tenía de valor, el auto, hasta los muebles y puse el dinero en la bolsa. Me fue muy bien durante unos meses, hasta que la burbuja tecnológica reventó y vi como todo mi dinero se desvanecía.
¿Lo perdió todo?
Sí y la pregunta que me hacía era: ¿por qué una persona inteligente hizo algo tan estúpido con su dinero?.
Me puse a investigar el tema desde una perspectiva psicológica y no encontré investigaciones. Entonces inicié mis propios estudios para tratar de entender por qué cometí esos errores y cómo funciona nuestra relación con el dinero.
He estudiado la mentalidad y los hábitos de gente ultrarica para enseñarme a mí mismo.
¿Cómo es su relación con el dinero actualmente? ¿Como logró cambiar las creencias que tenía sobre el dinero?
Lo logré fijándome metas para mejorar mi situación socioeconómica y luego encontrar a personas que pertenecen a esa tribu donde yo quería estar. Me preguntaba ¿qué están pensando? ¿qué están haciendo?. Y ese fue mi viaje desde que tenía 11 años.
Cuando me fijo un objetivo, busco personas que lo hayan logrado e intento aprender de ellas.
Usted argumenta que hay cuatro guiones financieros, cuatro patrones mentales que se repiten en la sociedad, ¿de qué se trata?
Estos guiones los he descubierto en mis investigaciones. Entrevistamos a miles de personas y descubrimos patrones que se repetían en las respuestas.
El primer guión financiero es evitar el dinero (gastar lo mínimo). Ese guión nos dice que la gente es tacaña, que el dinero corrompe, que es una virtud tener menos dinero.
Suele estar asociado con terribles experiencias financieras, con haber estado en una situación de bajos ingresos o con una conducta de autodestrucción financiera.
Si rastreamos el origen de ese patrón, es probable que encontremos que en la historia familiar hubo alguna persona rica malvada, pero no toda la gente rica es así, por eso se convierte en un guión disfuncional.
Otro guión es exactamente lo contrario, la adoración al dinero
La adoración al dinero es la creencia de que tener más dinero me hará más feliz y que resolverá todos mis problemas. Este guión suele encontrarse en las personas con muchas deudas.
El tercero es el dinero como símbolo de estatus. Esta es la creencia de que tu riqueza equivale a lo que vales como persona. Si alguien te pregunta cuánto ganas, presumes diciendo que ganas mucho más, no compras algo si no es nuevo, le quieres mostrar a todo el mundo la riqueza que tienes.
Normalmente les pasa a las personas que vienen de familias de bajos ingresos.
Y el cuarto guión es el de ser hipervigilante con el dinero. Con este guión me pongo nervioso si no tengo ahorros para emergencias.
¿Cómo podemos superar esas creencias tan arraigadas en nuestras construcciones mentales que pueden convertirse en patrones negativos?
Lo primero es identificar cuál es tu guión financiero. Te puedes preguntar cuáles son las tres cosas que me enseñó mi madre o mi padre sobre el dinero. Se trata de indagar un poco en nuestro pasado.
Lo segundo es evaluar, es preguntarse si esas creencias te están ayudando en la vida o si te están dañando.
Y luego, cuando ya has identificado las creencias que te están haciendo mal, viene la parte de escribirlas con el objetivo de reescribir ese guión. Reescribir esas creencias para que sean más acertadas.
Por ejemplo, si piensas que toda la gente rica es tacaña, y eso te hace daño, puedes plantearte cómo convertir esa creencia en algo más acertado, algo que sea menos extremo.
Puedes decir, algunas personas ricas son tacañas y algunas personas ricas son generosas.
El desafío es que la creencia sea menos extrema, porque básicamente quieres ser rico y generoso al mismo tiempo, eso al menos es lo que yo creo.
Y ese nuevo guión que has reescrito tienes que convertirlo en un mantra y decir: puedo ser rico y puedo ser una buena persona. O puedes decir: mientras más dinero tengo, a más personas puedo ayudar.
Haces una reprogramación mental a través de la repetición: lo escribes, lo lees, y lo dices en voz alta.
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Cortesía de BBC Noticias
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