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- Autor, BBC News Mundo
- Título del autor, Redacción
Alejarse del pastel, ahorrar dinero, desempolvar el bolso del gimnasio: para algunos, estas son cosas que se vuelven posibles con generosas dosis de determinación y constancia a medida que se ejerce el autocontrol.
O, en tres palabras, con “fuerza de voluntad”.
Este concepto es uno conocido.
Algo que al parecer tenemos o no tenemos, o a veces deseamos o necesitamos, para obligarnos a hacer las cosas que deberíamos hacer y dejar de hacer las que no.
Algo que está ahí, casi como una especie de fuerza en el Universo que si podemos agarrar y traer a nuestras vidas la usamos para dominar cualquier capricho y alcanzar el éxito.
Es la cara positiva de la culpa y la vergüenza.
“George Bernard Shaw lo expresó mucho mejor que yo cuando dijo: ‘Elegir el camino que ofrece mayor ventaja en lugar de ceder en la dirección de menor resistencia'”, añade el experto.
Pero eliminar las patatas fritas de tu día a día, por muy tentadoras que parezcan, podría no ser necesariamente cuestión de fuerza de voluntad.
Algunos piensan que el concepto sencillamente no existe.
Es una cuestión importante y un antiguo problema analizado por la psicología y filosofía: ¿existe realmente la fuerza de voluntad?
Quizás no
Muchos de nosotros experimentamos a diario la sensación de que deberíamos hacer algo, pero no logramos reunir los recursos necesarios para ello.
Es una emoción agotadora, que lleva a sentirse inadecuado.
Todo por falta de fuerza de voluntad.
Carl Erik Fisher, profesor adjunto de psiquiatría clínica en la Universidad de Columbia, EE.UU., no concuerda.
“Creo que la gente se aferra a la idea de la fuerza de voluntad porque parece una explicación sencilla de por qué a veces tenemos dificultades para completar ciertas tareas”, le dijo a la BBC.
“Tiene una fuerte resonancia cultural, ya que la idea de la voluntad se remonta a la época de los antiguos romanos. El problema es que la idea está demasiado simplificada”.
A través de sus estudios, Fisher ha descubierto que el autocontrol consiste, en cambio, en una serie de tareas diferentes, como desviar la atención de un tema a otro o gestionar las emociones que llevan a alguien a la tentación.
En su opinión, los métodos que las personas pueden emplear para alcanzar sus metas son demasiado variados como para englobarlos en la descripción general de “fuerza de voluntad”.

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La psicóloga Kimberley Wilson también está en el campo de los expertos que creen que el concepto de fuerza de voluntad, en vez de aclarar, confunde.
“Cuando dices: ‘no tengo suficiente fuerza de voluntad’, mi pregunta, si yo fuera tu terapeuta, sería: ‘cuéntame sobre tu motivación original, sobre tu plan, sobre tus recursos. Dime por qué eso haría una diferencia en tu vida'”, sostiene.
“Todas estas cosas terminan siendo agrupadas en esta noción de fuerza de voluntad”, dice a la BBC la autora de “Cómo construir un cerebro sano” (2020) y “Sin procesar: cómo la comida que comemos está impulsando nuestra crisis de salud mental” (2023).
La experta también afirma que a menudo las personas no han pensado realmente en lo que quieren y cómo lograrlo, ni se han preparado para el peor de los casos.
“Cuando una persona hace planes, tiende a hacerlos para su mejor versión de sí misma”, comenta.
“No está preparada para: ‘estuve despierta hasta muy tarde, tuve un día duro en el trabajo, alguien me trató mal’. Es en ese punto en el que se sienten peor, porque no tienen un plan que puedan poner en práctica, y parecería que no tienen suficiente fuerza de voluntad”, agrega.
“Pero en realidad lo que no han hecho es planificar para la persona que realmente son”.
Para Wilson, no es atinado atribuir el comportamiento de una persona a la abundancia o falta de fuerza de voluntad.
“Creo que hay otras formas más útiles de pensar sobre la manera en que nos esforzamos. El esfuerzo es importante y, de hecho, tu cerebro trabaja en el esfuerzo. Tu cerebro necesita desafíos. Es la única forma en que cambiamos y crecemos”, argumenta.
Para ella, el esfuerzo y la fuerza de voluntad son cosas distintas.
Quizás sí
Algunos expertos discrepan de estas aseveraciones.
El profesor Roy Baumeister, psicólogo de la Universidad de Queensland en Australia, defiende no sólo la existencia, sino también los beneficios de la fuerza de voluntad.
La considera una forma de energía que debe usarse con prudencia, con niveles que pueden fluctuar.

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“La disponibilidad de fuerza de voluntad varía, por lo que puede ser baja en ocasiones, como cuando se está cansado, hambriento, estresado o en situaciones de conflicto interpersonal”, le dijo Baumeinster a la BBC.
Es por eso que anima a cuidar nuestra fuerza de voluntad, dándole el combustible que necesita.
“Dado que tu suministro es limitado, debes responder a los momentos difíciles reduciendo otras exigencias, para que puedas usar tu fuerza de voluntad para afrontarlos”, explica.
“Cuando estés bajo mucho estrés, no intentes ponerte a dieta ni hacer otros cambios”, añade.
Blumenthal también habló de “cantidades”.
“La fuerza de voluntad es un recurso finito. Si la retienes en un área, se manifiesta en otras”.
Esto se ha evidenciado en investigaciones, señala.
Las personas a dieta, a quienes se les pide que repriman sus emociones después de ver una película triste y luego se les da un montón de helado, comerán una mayor cantidad del postre que quienes no reprimieron sus emociones.
“El ejercicio excesivo de la fuerza de voluntad causa una especie de fatiga muscular”, indica el psicólogo.
Pero cree que, como los músculos, se puede desarrollar.
“Con autocontrol, en realidad puedes desarrollarla y fortalecerla”.
Es cambiante, en lugar de algo inmutable, argumenta.
Otra idea
La ciencia ha estado muy interesada en cómo reconciliar las diferentes ideas sobre la fuerza de voluntad.
“Creo que este es uno de los mayores problemas, cuando hemos analizado las pruebas típicas de lo que llamamos fuerza de voluntad o autocontrol, no está claro que eso sea exactamente lo que están midiendo”, apunta Wilson.
Y cita el ejemplo de un experimento clásico: la “prueba del malvavisco”.

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El experimento abarca ofrecerle a un grupo de niños un premio como un malvavisco o una galleta inmediatamente, o dos premios si esperaban 15 minutos.
Estudios de seguimiento mostraron que a los niños que esperaron por dos premios les iba mejor en varias medidas, como en las notas obtenidas en la escuela.
“Todo eso se atribuyó a la fuerza de voluntad”, dice Wilson.
“De hecho, cuando se hacen más análisis y extensiones del estudio, lo que se ve es que tal vez esto es más una medida de la capacidad cognitiva general o tal vez es una medida del estatus académico o económico de sus padres”, continúa.
Wilson también argumenta que puede ser una medida de qué tan confiable entiende el niño que es el entorno.
Si, por ejemplo, el niño ha crecido en un entorno poco fiable, es muy racional y lógico que aproveche lo que le ofrecen inmediatamente, pues no sabe qué puede pasar después.
“Así que todos estos diferentes tipos de conceptos y dimensiones se mezclan en esta noción de fuerza de voluntad, y en realidad se trata de saber qué más estamos midiendo cuando realizamos estas pruebas”, detalla.
Wilson subraya que hay una variedad de factores que influyen en tu comportamiento a la hora de esforzarte por alcanzar tus metas.
¿No logras levantarte de la cama temprano a diario?
“En primer lugar, podría preguntar sobre tu cronotipo. Biológicamente, quizás no eres el tipo de persona que debe despertarse a las 5:00 am. O hay una dimensión de la personalidad llamada escrupulosidad, donde algunas personas simplemente encuentran más fácil ser organizadas y dedicadas. No es esfuerzo para ellos, es simplemente la forma en que están construidos”, indica Wilson.
“Así se acumulan todas estas otras cosas que alimentan lo que llamamos fuerza de voluntad. Y por esa razón, no me parece un constructo particularmente útil. Yo prefiero otra idea: la tolerancia al malestar”.

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Según la psicóloga, es la capacidad de tolerar la incomodidad, y eso viene con esfuerzo.
El cerebro, explica, es un órgano ahorrador de energía. Le gusta el hábito porque es fácil, así tu cuerpo no gasta energía haciendo lo que acostumbras.
“Pero cuando tratas de cambiar tu comportamiento, necesitas más energía para crear nuevas conexiones en tu cerebro, y tu cerebro no quiere hacerlo, de ahí el malestar.
“Es una buena señal de que el cambio está ocurriendo, pero debes estar preparado para tolerarlo y seguir actuando en la dirección de tus objetivos”.
Y esa capacidad se puede desarrollar.
Castigos y críticas
Quizás notaste que tanto Blumenthal, quien habla de la fuerza de voluntad, como Wilson, quien prefiere llamarla tolerancia al malestar, afirman que se pueden desarrollar.
Aunque los conceptos, la forma de abordarje y las terapias divergen, ambos puntos de vista ofrecen caminos para ayudarte a que no te comas esa segunda tajada de pastel.
No obstante, hay algo que a Fisher le preocupa del concepto más conocido de los dos: las connotaciones que rodean la fuerza de voluntad en general, especialmente cuando las personas la usan para castigarse o criticar a otros por su falta.
“La mejor investigación psicológica que tenemos indica que una postura severa y culpabilizadora no es una forma útil de cambiar comportamientos.
“En lugar de pensar que uno carece de algún poder, puede ser muy liberador reflexionar con más curiosidad sobre lo que realmente impulsó el comportamiento y qué podría querer hacer de forma diferente”.
Si crees firmemente en la fuerza de voluntad como una realidad psicológica, un último consejo del profesor Baumeister es intentar usarla sin darte cuenta.
“Todos somos capaces de usar la fuerza de voluntad. Sin embargo, algunas personas la usan con más eficacia que otras. La forma más efectiva de usarla es lograr romper los malos hábitos y crear buenos”.
“Realizar comportamientos habituales no requiere fuerza de voluntad, o al menos no mucha, por lo que los buenos hábitos pueden permitirte vivir una buena vida con menos esfuerzo”.
Fisher acepta que las personas necesitan encontrar métodos para su autocontrol, pero también piensa que “a veces las personas valoran la fuerza de voluntad por sí misma, imponiéndose retos sin razón, solo porque eso significa algo para ellas en términos de su identidad”.

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Cortesía de BBC Noticias
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