Vender comida en la calle es una alternativa de sustento para miles de personas que buscan generar ingresos, muchas de ellas sin haber tenido la oportunidad de continuar con estudios de nivel medio superior o de iniciar una carrera universitaria.
En México pueden comercializarse distintos productos en la vía pública, pero la venta de alimentos mantiene una demanda constante sin importar las condiciones económicas. Al final, la alimentación es una necesidad básica, y por ello este giro suele percibirse como una de las actividades con mayor estabilidad.
De acuerdo con datos de la plataforma Data México, de la Secretaría de Economía, durante el primer trimestre de 2025 trabajaron como preparadores y vendedores ambulantes de alimentos 805,000 personas, lo que representó un aumento de 0.47% respecto al cuarto trimestre de 2024, cuando se registraron 801,000.
Este sector, que alimenta a miles de mexicanos cada día, también refleja la limitada capacidad del empleo formal para absorber a toda la población económicamente activa: el 98% de quienes lo integran laboran en condiciones de informalidad.
¿Cuáles son los estados que venden más comida en la calle?
Las cifras de Data México señalan que, durante el primer trimestre de 2025, las entidades con mayor número de preparadores y vendedores ambulantes de alimentos fueron Estado de México (115,000), Ciudad de México (82,900), Puebla (78,400) y Veracruz (65,700).
En la categoría intermedia se encuentran regiones como Chiapas (40,200), Guanajuato (33,600), Guerrero (31,000), Michoacán (30,400), Oaxaca (29,100), Jalisco (28,800), Tamaulipas (20,400), Hidalgo (18,700) y Nuevo León (16,300).
Por el contrario, las entidades con menor número de vendedores de comida en áreas urbanas son Colima (4,670), Aguascalientes (4,370) y Baja California Sur (4,200).
¿Cuánto se gana en este negocio?
Contrario a la idea de que vender comida en la calle genera grandes ingresos, el promedio salarial al mes ronda los 4,500 pesos. Esto se debe a que una parte de lo que se obtiene se reinvierte en la compra de insumos y, en caso de contar con empleados, en su pago.
Las entidades con los mejores salarios promedio para vendedores ambulantes de alimentos durante el primer trimestre de 2025 fueron Tabasco (8,840 pesos), Coahuila (8,070 pesos) y Guerrero (7,530 pesos).
Irónicamente, las entidades con mayor número de preparadores y vendedores ambulantes de alimentos no son las que reportan los mejores salarios: Estado de México (2,770 pesos), Ciudad de México (4,550 pesos) y Puebla (3,690 pesos), debido a que la competencia en estas regiones es más alta.
Esto indica que la rentabilidad de la venta ambulante depende tanto de la competencia como de los costos y la capacidad de cada negocio para diferenciarse; en mercados saturados, los ingresos suelen ser menores a pesar de la alta demanda.
Hombres vs. Mujeres: ¿quién gana más?
Según cifras de Data México, el vendedor ambulante de comida en México tiene un promedio de edad de 44 años, trabaja unas 34.5 horas a la semana distribuidas en casi 5 días y solo el 5.5% cuenta con un segundo empleo. La escolaridad promedio alcanza los 8.4 años, equivalente a educación secundaria, aunque algunos han concluido estudios de nivel medio superior o superior, en menor proporción.
En el primer trimestre de 2025, las mujeres representaron 54.3% de la población ocupada en esta actividad y los hombres 45.7%. La mayor concentración etaria se encuentra entre los 35 y 44 años, con 100,000 mujeres y 81,500 hombres trabajando en la venta de alimentos en la vía pública.
En cuanto a ingresos, los hombres de 45 a 54 años registraron el mayor salario promedio, de 6,530 pesos, mientras que las mujeres jóvenes de 15 a 24 años percibieron el menor promedio, de 2,220 pesos. Solo en el grupo de 25 a 43 años las mujeres superan a los hombres en ingresos; en todos los demás rangos, desde los 15 hasta los 75 años o más, los hombres perciben salarios superiores.
Esta distribución evidencia una marcada brecha de género, donde factores como la discriminación salarial, la doble carga laboral y la concentración en edades más jóvenes dificultan que las mujeres alcancen ingresos comparables a los de los hombres, incluso dentro del sector informal.
Venta ambulante de comida e informalidad laboral
Durante el primer trimestre de 2025, la informalidad laboral entre los preparadores y vendedores ambulantes de alimentos alcanzó el 98%, apenas 0.28 puntos porcentuales menos que en el cuarto trimestre de 2024 (98.3%). Esta tasa supera en 43.7 puntos porcentuales la informalidad promedio a nivel nacional, que se situó en 54.3%.
A nivel estatal, las entidades con mayor informalidad fueron Tlaxcala, Tabasco y Nuevo León, donde el 100% de los trabajadores se desempeñó de manera informal. Por el contrario, las entidades con menor informalidad fueron Baja California (86.7%), Tamaulipas (90.2%) y Colima (90.7%).
Entre los trabajadores informales, el 54.5% son mujeres con un salario promedio de 3,770 pesos y el 45.5% son hombres con 5,170 pesos.
La mayoría de la población ocupada se concentra en el tramo etario de 35 a 44 años, con 182,000 trabajadores, de los cuales solo el 2.25% tiene empleo formal. En cuanto a escolaridad, la mayor parte cuenta con 7 a 9 años de estudios, concentrando 294,000 trabajadores, de los cuales apenas 2.27% tiene empleo formal.
Estos datos muestran que la venta ambulante de alimentos es una actividad flexible y accesible, pero con limitadas garantías de seguridad social y derechos laborales, reflejando los desafíos estructurales para su formalización.
Las lecciones de este negocio
La venta ambulante de alimentos constituye una fuente de ingresos esencial para miles de personas, especialmente para quienes no pudieron continuar sus estudios o acceder al empleo formal. Su demanda constante y la flexibilidad que ofrece hacen de esta actividad una opción viable para sostenerse económicamente.
Sin embargo, los datos muestran que la alta informalidad limita el acceso a seguridad social, prestaciones y derechos laborales, lo que genera vulnerabilidad frente a accidentes, enfermedades o periodos de baja actividad económica.
La competencia intensa en mercados saturados y los costos de insumos condicionan la rentabilidad de cada negocio, lo que significa que no todos los vendedores alcanzan ingresos suficientes para mejorar su situación económica.
Otro hallazgo relevante es la brecha de género, donde las mujeres, aunque representan la mayoría de los trabajadores en este sector, perciben menores ingresos que los hombres en casi todos los rangos etarios y enfrentan la doble carga laboral de empleo y responsabilidades domésticas. Esto evidencia la necesidad de políticas que promuevan equidad salarial y oportunidades de desarrollo.
En conjunto, estos factores reflejan que, aunque la venta ambulante de alimentos cumple un papel fundamental en la economía informal y en la alimentación diaria de la población, es indispensable impulsar programas de formalización, capacitación empresarial y apoyo social, que permitan mejorar las condiciones laborales y fortalecer la sostenibilidad económica de los trabajadores en este sector.
Cortesía de Expansión
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