Uno de los datos que más me voló la cabeza fue que “no puedes limpiar algo sin ensuciar otra cosa”. Y es que es cierto y con la tecnología es más que evidente. Esto porque si usas una aspiradora de mano, posteriormente debes limpiar sus componentes, si limpias con un trapo, lo siguiente es lavarlo. Y lo mismo ocurre con las esponjas para lavar los trastes.
Así es, esa esponja que tienes en tu cocina y te sirve para lavar tus trastes, no son eternas y, por supuesto que requieren mantenimiento. Pero su mantenimiento no es como el de otros productos del hogar, ya que requieren de un poco de atención o, de lo contrario, podrías estar en peligro.
Cómo cuidar tu esponja correctamente
Seas o no asqueroso con la comida, en el sentido que te da asco tocar los platos de otras personas, es importante que sepas que la esponja de cocina requiere mantenimiento. Así es, es objeto con el que con el que frotas tus trastes hasta que rechinen de limpio, necesitan un poco de cariño, comprensión e higiene.
El peligro nos lo advierte el Laboratorio de Genómica Ambiental, de la UNAM, en un artículo retomado de Scientific Reports, las esponjas pueden albergar hasta 362 tipos diferentes de bacterias, de las cuales 10 especies son potencialmente patógenas. Es decir, te pueden enfermar desde un día, hasta de manera más seria. Como un caballo de Troya, que entra siendo un aliado y termina como el motivo de tu destrucción.
Por eso, no debemos de pensar que solo por enjuagarla después de usarla, es suficiente. Es decir, sí debemos enjuagarla bien, limpiar los restos de comida de esta y dejarla secar, siempre fuera del jabón y agua con el que lavamos los trastes. Esto porque su estructura porosa y llena de cavidades, es el hábitat ideal para que millones de microorganismos, incluyendo bacterias como E. coli y Salmonella. La humedad y los restos de comida que quedan atrapados en su interior son el banquete que necesitan para proliferar.
Sabiendo esto, la Revista del Consumidor del mes de octubre del 2025, de la Procuraduría Federal del Consumidor, recomienda que tomes acciones, más allá de enjuagar. Hay que desinfectarla y tratarla de manera eficiente, la buena noticia es que no recitamos grandes herramientas. Bastará con hacerlo con calma y atención.

- Desinfectar con cloro: Sumerge la fibra en una mezcla de cloro y agua. Aproximadamente una cucharada de cloro por cada litro de agua. Déjala remojando entre dos y cinco minutos, después enjuágala bien con agua y deja que se seque por completo.
- El microondas: Mete la esponja humeda al microondas durante dos minutos para eliminar cualquier tipo de bacteria.
- Agua hirviendo con sal y vinagre: Primero, lava la esponja con un poco de vinagre blanco. Cuando termines, dejarás la esponja en una jícara con agua hirviendo y una cucharada de sal por 15 minutos.
Cortesía de Xataka
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