Curar tus sartenes es casi tan importante como saber elegirlo; estos son los riesgos de no hacerlo correctamente

No hay nada mejor que estrenar. Es la sensación de esperar durante muchos meses hasta que por fin puedes comprar ese producto que tanto deseas; o bien, esperar por meses a que salga a la venta eso que tanto anhelas. Una vez que lo tienes, lo mejor que puedes hacer es cuidarlo, tratarlo bien y hacer que te dure lo más que se pueda.

Cuando eres adulto, este sentimiento va más allá de los gadgets, los videojuegos y los smartphones. Este sentimiento lo llevamos a cosas del hogar, como una lavadora, una televisión o cosas más terrenales como los sartenes. Así es, esos utensilios de cocina que requieren más cuidados, además de lavarlos antes de usar, y eso es curarlos.

Por qué tengo que curar mis nuevos sartenes

Cuando hablamos de curar un sartén, nos referimos al proceso en el cual se crea una capa protectora sobre su superficie. Esta capa ayuda a evitar que los alimentos se peguen, mejora la distribución del calor y prolonga la vida útil del utensilio, de acuerdo con Promart.

La importancia de hacer esto no es solo mejorar el rendimiento de tu inversión en la cocina, sino que ate ayuda en tu experiencia de uso completa, de acuerdo con Avera. Entre los beneficios de esta práctica están el evitar que los alimentos se peguen, ya que al hacerlo se crea una superficie antiadherente natural, reduciendo la necesidad de utilizar grandes cantidades de aceite. Y sí, también funciona para sartenes con teflón.

También ayuda a mejorar la distribución del calor, para evitar que haya puntos en donde se queme la comida. Además, promete prolongar la vida útil de tus sartenes, ya que protege la superficie del sartén contra la oxidación y el desgaste, especialmente en sartenes de hierro fundido o acero al carbono. Finalmente, realza el sabor de los alimentos, aunque esto depende mucho de cuántos sabores detecta.

En caso de no curar un sartén correctamente, existe el riesgo de que se oxide. Esto no solo afecta la apariencia del sartén, sino que también compromete su seguridad y durabilidad. Además, la superficie se pondrá pegajosa, ya que no desarrollará la capa antiadherente natural, lo que resultará en alimentos pegados y dificultades al cocinar. Y finalmente, lo que más nos duele, es el desgaste acelerado, porque un sartén sin curar se deteriorará más rápido debido al contacto directo con la humedad y el calor, lo que reducirá significativamente su vida útil.

Cómo curar un sartén correctamente

Antes de seguir estas instrucciones generales, debes saber que la mayoría de las marcas tienen una serie de instrucciones en sus etiquetas, en donde vienen instrucciones precisas para cada modelo. Si por alguna razón el tuyo no tenía, sigue estos pasos.

  • Limpia a fondo la primera vez: Antes de curar el sartén, es crucial limpiarlo bien para eliminar cualquier residuo de fabricación. Utiliza agua caliente y jabón, y asegúrate de secarlo completamente para evitar la oxidación.
  • Usa un aceite adecuado: El tipo de aceite que utilices para curar el sartén es fundamental. Los aceites con un punto de humo alto, como el aceite de linaza, aceite de girasol o aceite de maíz, son ideales para este proceso.
  • Aplica una capa delgada de aceite: Una vez limpio y seco, aplica una capa muy delgada de aceite por toda la superficie del sartén, incluyendo los bordes y el fondo. La capa debe ser tan fina que apenas se note y se recomienda esparcirlo con una servilleta. 
  • Calienta el sartén: Prende el fuego a una intensidad media, deja que la estufa caliente 10 minutos, aproximadamente hasta que comiences a ver que el aceite está despidiendo un poco de vapores y humo. 
  • Deja enfriar y repite: Después de una hora, apaga el horno y deja que el sartén se enfríe dentro del horno. Este proceso puede repetirse varias veces para mejorar el curado. 
  • Comienza a usar: Ahora sí comienza a utilizar el sartén. 

Cortesía de Xataka



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