De informes y festejos


Como toca cada año, la señora presidenta presentó a un grupo selecto de puros cuachirules el informe anual al que está obligada y que lo había mandado al Congreso, donde lo recibieron otro puño de cuachirules, como debe ser todo informe que se precie. A la oposición ni siquiera la pelaron y sólo entraron los que opinaban igual que el señor Trump, quien dijo que nuestra amada mandataria es linda, inteligente, simpática, flaquita, encantadora y demás cualidades, pero con el solo defecto de que les tenía miedo a los cárteles de malignos. La oposición la criticó porque ella, al igual que el resto de presidentes en el mundo, dijo las puras cosas buenas que presumió y no las malas, porque esas no le importan a nadie.

Lo que estuvo singular fueron los preludios de la toma de posesión de los miembros de la Corte del acordeón, como les dicen algunos groseros, pero si el presidente no cumplió cabalmente con sus promesas, sí hizo una ceremonia particular que inició con un discurso que según él era mixteco y según muchos simplemente estaba hablando borucas. Y luego hizo una ceremonia sobre la que a mí me quedan muchas dudas, por tanto, voy a exponerlas, son eso, dudas, no críticas.

En primer lugar, el acto estuvo encomendado a la santidad del dios Quetzalcóatl, lo que está bien porque cada quien es libre de rezarle a quien quiera, pero no dejamos de observar que Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, que era blanco y barbado, era dios tolteca y lo habían tomado los aztecas como propio, pero no sé si los mixtecos también lo adoptaron. Y es raro porque el dios de la justicia, ya que se trata de un dios de la Suprema Corte, era Itzpapálotl, pero cada quien le reza a quien quiera.

Después, otra cosa que me llamó la atención fue que los naturales de México no acostumbraban, según entiendo, a hincarse en las ceremonias y tan es así que el gran problema que tenían los evangelizadores era que los naturales se metieran a las iglesias y por eso crearon las llamadas capillas de indios, que eran altares sin superficie que los tapara, porque los indios decían que los españoles estaban locos porque eran una bola de salvajes y cuando se encontraban a un fraile, se hincaban y le besaban la cuerda, y a ellos les parecía raro.

Pero sea como sea, no asistió vestido con ajuar mixteco, pero sí le puso una cenefa bordada a su toga y, tomando en cuenta esas singularidades, fue una jornada muy visible con mucho humo y lo que ellos llaman música prehispánica, que fue inventada por un amigo mío que ya murió y que nadie sabe de dónde la sacó porque nadie la oyó ni transcribió en ningún lado. Pero con todo y eso, esperamos que le vaya muy bien a la Corte, aunque señalo que las señoras ministras no se presentaron vestidas adecuadamente y sigo sin saber la etnia de la ministra Batres, que no suena como muy indígena.

@enrigue_zuloaga

Cortesía de El Informador



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