De la Fuente en su mañana horrible

El surrealismo renace todos los días en México.

FERIA DE SAN FRANCISCO

El miércoles, el secretario Juan Ramón de la Fuente leyó reiteradamente la Constitución mexicana a Marco Rubio frente a un grupo de periodistas.

Cada vez que alguien en la sala mencionaba “Venezuela”, el funcionario mexicano leía la Constitución apelando al artículo 89.

Bendita literatura mágica que nos libera de arriesgarnos a manifestar una postura en contra del dictador sanguinario Nicolás Maduro Moros.

Han pasado 9,124 días en los que llueven balas en Venezuela, pero bendito artículo 89 de la Constitución mexicana.

El diván de un psiquiatra podría responder a las inconsistencias del comportamiento humano. ¿Por qué la presidenta mexicana estaría a favor de detonar injerencias en Perú? ¿Ya se nos olvidó que AMLO criticó la constitución peruana por permitir la caída de presidentes a través de la moción de vacancia? ¿En verdad es necesario que la presidenta mexicana reciba en Palacio Nacional a un abogado de un presidente que está en la cárcel (Pedro Castillo)? ¿Solo por ser indígena y amigo de AMLO, Castillo es una buena persona y fue un buen presidente ordenando el cierre del Congreso?

Pero regresemos a la conferencia de ayer en la Secretaría de Relaciones Exteriores.

El secretario De la Fuente continuó con la lectura de la Constitución: “Nuestra brújula son la autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la solución pacífica de las controversias, la igualdad jurídica de los Estados y la cooperación para el desarrollo. Estos principios son los que realmente rigen nuestra política exterior, y nos vamos a apegar a ellos”.

Mañosamente, De la Fuente omitió la lectura del apartado del 89 sobre las obligaciones del estado mexicano de velar los derechos humanos cuyo basamento se encuentra en tratados internacionales firmados por México.

¿Le hacemos caso a Michelle Bachelet en sus tiempos de Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos? Sí, Nicolás Maduro es un criminal. También lo son los dulces hermanos Delcy y Jorge Rodríguez.

Por cierto, Jorge Rodríguez es doctor psiquiatra. A su padre lo torturaron, y como infancia es destino (doctor Freud), ha decidido torturar a opositores.

El secretario mencionó como pilar de la relación la “confianza muta” con Estados Unidos; escenario tan inverosímil que un día antes el presidente Trump mencionó que México es gobernado por los narcotraficantes.

De la Fuente defendió a Venezuela al decir que México tiene relaciones diplomáticas con todos los países que así lo quieran. ¿Ya se olvidó cuando México, por dignidad, rompió relaciones con España por el dictador Franco?

La de ayer, fue una mañana horrible del canciller De la Fuente. Leer la constitución no es hacer diplomacia.

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Cortesía de El Economista



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