Decibeles en CDMX son el doble de lo recomendado, por lo que ya proponen Ley de Control de Ruido

Ciudad de México no solo es una de las metrópolis más pobladas del mundo, sino también una de las más ruidosas. En varias de sus avenidas, los niveles superan los 100 decibeles en horas pico, más del doble de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) con 55 decibeles. Este problema ya es considerado un riesgo para la salud, por lo que legisladores locales presentaron la propuesta de una Ley de Control de Ruido, para combatir la contaminación acústica.

La iniciativa presentada en el Congreso capitalino también busca trazar mapas de ruido, clasificar las fuentes sonoras y asignar responsabilidades específicas a las autoridades para imponer sanciones. En resumen, se propone establecer un límite de 65 decibeles tanto a establecimientos, conductores, tianguistas y cualquier emisor de ruido cuyo sonido llegue a espacios públicos.

Más que molestia, un riesgo sanitario

En el documento Lineamientos para la gestión del ruido ambiental, elaborado por la Organización Mundial de la Salud, se señala que la exposición constante a niveles mayores a 55 decibeles está ligada a estrés crónico, insomnio, hipertensión y pérdida progresiva de la audición. Lamentablemente, la capital alcanza cifras que duplican ese límite, lo que la ha colocado en el octavo sitio global entre las ciudades más ruidosas, según los datos analizados en el Congreso y provenientes de la propia OMS.

La diputada Leonor Gómez Otegui, una de las impulsoras de la ley, sostuvo que el ruido debe entenderse como un factor ambiental de alto impacto que ya no puede quedar fuera de la agenda pública de salud. El efecto del ruido no se limita al plano físico. Investigaciones retomadas en el Congreso muestran que también deteriora la salud mental, reduce la capacidad de concentración y afecta el rendimiento escolar y laboral. Para Gómez Otegui, el reto es cambiar la percepción social, pues a pesar de que constantemente se reciben denuncias por exceso de ruido, también se ha vuelto parte de la convivencia cotidiana, y en algunos casos, de la identidad capitalina.

Así se podría aplicar, si es que avanza

El proyecto de Ley de Control de Ruido integra varias medidas: declarar al ruido problema de salud pública, elaborar mapas acústicos, fijar metas de reducción con plazos definidos, clasificar fuentes emisoras (vehículos, transporte público, bares, fiestas y construcciones), y establecer sanciones claras para quienes incumplan. También propone límites diferenciados según horario y zona. El Congreso resaltó que la falta de regulación específica y el débil cumplimiento de la normativa actual han permitido que la contaminación acústica avance sin control.

Si la norma se aplica con rigor, se podrían percibir beneficios directos en salud pública como reducción de enfermedades cardiovasculares, menor prevalencia de ansiedad, prevención de pérdida auditiva y mejor calidad del sueño. Además, ambientes más silenciosos favorecerían la concentración en escuelas y centros de trabajo. Sin embargo, el impacto dependerá de la capacidad del gobierno para mantener un monitoreo constante y aplicar sanciones efectivas, señalaron legisladores en el análisis de la propuesta.

A otros países les ha funcionado, pero se requiere trabajo colaborativo

El éxito de la medida no está asegurado. Entre los principales desafíos se encuentra la instalación de infraestructura de medición confiable, con estaciones distribuidas en toda la ciudad. También se requiere coordinación entre Secretaría de Salud, Movilidad, Medio Ambiente y Desarrollo Urbano para evitar la fragmentación institucional. Por otro lado, se anticipan resistencias de sectores como el entretenimiento nocturno y la construcción, que verían afectados sus niveles de operación con límites más estrictos.

El fenómeno de la contaminación acústica no es exclusivo de México. Madrid cuenta con un Mapa Estratégico de Ruido consultable en línea, y Alemania ha implementado pavimentos silenciosos y restricciones de velocidad en áreas críticas. Estas medidas han derivado en mejoras comprobables en indicadores de salud cardiovascular tras más de una década. Tokio, en Japón, implementó desde 1968 la Ley Número 68, que establece límites de ruido para distintos momentos del día. Por ejemplo, por las noches el máximo permitido es de 45 decibeles, bastante menos que durante el día.

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Para Ciudad de México, uno de los retos será adaptar estos modelos internacionales a su realidad social y económica. Ante habitantes de las alcaldías Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, Coyoacán y Venustiano Carranza, la legisladora Gómez Otegui expresó que “la idea es que las personas que padecen de este fenómeno del ruido, sean las que nos ayuden a hacer esta ley para que sea una ley que sea útil”. Con esto, se espera también la creación de una aplicación móvil que facilite las denuncias ciudadanas en este tema y ayude a mantener en cumplimiento los límites de ruido.

Cortesía de Xataka



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