“Defender los ríos es defender nuestra propia vida”: Mari Luz Canaquiri, la guardiana del río Marañón que logró un fallo histórico en Perú y ganó el “Nobel verde”

Fuente de la imagen, Goldman Environmental Prize

  • Autor, Alejandra Martins
  • Título del autor, BBC News Mundo

Mari Luz Canaquiri nació y vive a orillas de lo que considera un ser sagrado.

Eso es para ella y su pueblo en Perú el río Marañón, que fluye a lo largo de más de 1700 km desde la Cordillera de Los Andes hasta unirse al Amazonas.

Canaquiri y otras mujeres del pueblo indígena Kukama Kukamiria lograron una victoria judicial sin precedentes en la historia del país sudamericano.

En marzo de 2024, un juzgado declaró al Marañón titular de derechos, la primera vez que en Perú se concedió personalidad jurídica a un cuerpo de agua. La justicia estableció que el río tenía el derecho de “fluir libremente y estar libre de contaminación”.

Ese mismo año un tribunal de segunda instancia ratificó la sentencia y designó a las comunidades indígenas guardianas y representantes legales del Marañón y sus afluentes.

Canaquiri recibirá este lunes en Estados Unidos el prestigioso premio Goldman, conocido como el “Nobel verde”, que según sus organizadores “honra el liderazgo de activistas ambientales que nos inspiran a todos a tomar medidas para proteger nuestro planeta”.

El fallo sobre el río Marañón tuvo lugar tras la demanda presentada por la organización que Canaquiri preside, la Federación Huaynakana Kamatahuara Kana (que se traduce al español como “mujeres trabajadoras”).

Las mujeres, del distrito de Parinari en la Región Loreto en el norte del país, recurrieron a la justicia tras décadas de derrames petroleros del Oleoducto NorPeruano operado por la empresa estatal Petroperú, que según denuncian han impactado gravemente en el medio ambiente y en su salud.

La demanda fue apoyada por el Instituto de Defensa Legal de Perú, International Rivers y el Earth Law Center, entre otros grupos, y se presentó contra diversas entidades estatales, incluyendo Petroperú y los Ministerios de Energía y Minas y del Ambiente.

El fallo ordenó a Petroperú dar mantenimiento “efectivo, inmediato e integral” al Oleoducto NorPeruano.

Desde San Francisco, donde tiene lugar la ceremonia de los premios Goldman, Mari Luz Canaquiri habló con BBC Mundo.

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Para algunas personas el río Marañón, el segundo más largo de Perú, es solo un curso de agua. Para usted y su comunidad es mucho más. ¿Qué significa el río Marañón para el pueblo Kukama?

Para nosotros es sagrado, porque es fundamental. Es como un padre, nos da el pescado y el pescado nos da la alimentación, la economía, la salud. Es parte de nuestra vida. El pueblo Kukama tiene mucha cercanía al agua y mucha relación con los espíritus del agua.

Para nosotros el río es un ser vivo como una persona, porque la madre de los ríos es una boa gigante de la Amazonía que tiene espírtu. Hay seres vivos que viven en el río y sin él no seríamos nada. ¿Qué tomaríamos nosotros los humanos y con qué se alimentarían las plantas, los árboles, todo ser que hay en la Tierra?

Mari Luz Canaquiri frente a una fila de casas en su comunidad

Fuente de la imagen, Goldman Environmental Prize

¿Qué llevó a las mujeres Kukama a presentar en 2021 la demanda que acabó en una sentencia histórica?

Fue por los constantes derrames de petróleo que venían ocurriendo, por el petróleo que bajaba por nuestro río Marañón y los impactos negativos que sufrimos, pues ya no tenemos peces para comer, el agua está con metales pesados y se ha declarado no apta para consumo humano.

Esto afecta a la salud más que todo de las mujeres, que sufren infecciones y abortos espontáneos. Hay niños que nacen con deformaciones.

En más de 50 años los derrames sólo nos han traído sufrimiento. Y muerte, decimos nosotros, porque nos están matando lentamente.

No tenemos atención médica, no tenemos un centro de salud, con medicamentos, con profesionales. La gente se está muriendo con tumores y otros tipos de enfermedades que no sabemos. Porque la gente no va a la ciudad a realizarse un análisis para saber qué tiene. Entonces nos morimos ahí en la comunidad.

No tenemos servicios básicos. No tenemos agua apta para el consumo humano. No hay luz. No hay nada.

¿Beben el agua del río?

Usamos el agua del río para todo. Sabemos que está con metales pesados, pero es la única fuente que tenemos todos los pueblos que vivimos en la orilla de los ríos.

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La Coordinadora de Derechos Humanos de Perú, una red de organizaciones de la sociedad civil, señaló en su informe “La sombra del petróleo” que entre los años 2000 y 2019 ocurrieron 474 derrames de crudo en la Amazonía peruana y el 65% fueron consecuencia de la corrosión de tuberías y fallas de infraestructura.

Según el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin), entre 1997 y 2019 el río Marañón y sus afluentes sufrieron más de 60 incidentes de derrames de petróleo atribuidos a fallas en el funcionamiento del Oleoducto Norperuano.

Un estudio de 2023 de científicos de España, Perú, EE.UU. y Reino Unido señaló que las comunidades indígenas de la Amazonía peruana que viven cerca de explotaciones petroleras presentan niveles corporales elevados de mercurio, arsénico y cadmio. Otro estudi o anterior ya había detectado altos niveles de plomo en sangre.

Los investigadores apuntan que el arsénico y el cadmio son carcinógenos, y califican la concentración de metales en la orina como “preocupante por sus efectos en la salud”.

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¿Cómo fue para las mujeres Kukama ese proceso de organizarse para intentar cambiar la situación?

Empezamos a organizarnos en el 2000. Pero había mucho machismo en las reuniones, las mujeres no teníamos voz ni voto. Podíamos escuchar pero no podíamos opinar, si opinábamos nuestra voz no servía, porque decían que la mujer solamente estaba para servir al marido, a los hijos, cocinar, lavar. No podíamos decir cómo los derrames nos estaban dañando.

Con el rechazo, la discriminación y el olvido de las autoridades, a mí me vino una pregunta a la mente. ¿Por qué no nos organizamos cómo los hombres se han organizado? Nosotras podemos hablar con nuestras palabras lo que sentimos. Esa era la idea, poder reclamar nuestros derechos individuales y colectivos.

Debe haber sido muy difícil ese proceso, porque además de organizarse tenían que hacer todo lo que hacían antes, cultivar, cuidar a los hijos etc…

Fue muy duro, pero nada imposible. Lo primero fue partir desde nuestro hogar. Convencer a nuestro maridos, convencer a la familia, papá, mamá, hermanos, convencer a la comunidad.

Y fuimos creciendo aunque nos decían que las mujeres “hablan sin sentido, no se expresan bien”, y todo eso.

Pero yo continuaba y decía: nosotras siempre nos hacemos entender. Nos tienen que respetar como mujeres, porque las mujeres todos los días nos levantamos, hacemos la comida de nuestros hijos, vamos a la chacra a cultivar, a traer algo para comer y para vender. Pero los comerciantes que vienen nos pagan el racimo de plátano siete, ocho soles. En la ciudad pagan 30 o 35 soles.

Por eso hacemos talleres con las mujeres, niños y jóvenes, para dar conocimiento y que se puedan defender cuando uno no está. Hay gente que va a la comunidad a engañar, y cuando no estamos informados somos presa fácil.

Mari Luz Canaquiri y miembros del pueblo Kukama en un taller

Fuente de la imagen, Christian Álvarez

Directiva actual de la Federación de mujeres Kukama

Fuente de la imagen, Christian Álvarez

Mari Luz, esa fuerza suya, ¿de dónde le viene? ¿Siempre fue así? ¿Aprendió de su madre?

Bueno, yo pienso que viene desde mis ancestros, mi papá, mi mamá, y mis abuelos que eran chamanes. Mis abuelos me decían que si un líder no tiene la fuerza, si demuestra su debilidad ante un enemigo, no es un buen líder.

A veces yo tengo temor, pero mi temor no voy a demostrarlo a un enemigo.

Yo digo “yo soy esto”. Nosotros somos dueños de nuestro territorio, desde antes que se creó Perú nuestros ancestros ya vivían ahí .

Siempre ha dicho que la victoria que lograron en la justicia no fue sólo para ustedes o para el río Marañón sino también para el mundo y las generaciones futuras. Explíqueme esto.

Aquí en la Amazonía nosotras somos defensoras de nuestro territorio. ¿Y por qué lo defendemos? Porque queremos que los demás y sus hijos, los niños que están naciendo y los que van a nacer, sigan beneficiándose de esa Amazonía.

Una persona puede estar en una gran ciudad, pero la Amazonía sigue dando el aire para que el mundo entero respire. Por lo tanto, tenemos que protegerla, para que no haya mucha deforestación de las grandes empresas madereras, de los cocaleros, de los mineros que van a contaminar, de los petroleros, de los que tienen concesiones para sembríos de palma, de cacao.

Nosotros, en cambio, no hacemos una chacra inmensa. Hacemos chacras pequeñas para mantenernos, alimentarnos y vender un poquito y nos contentamos. Y todo ese bosque lo mantenemos intacto sin dañarlo porque de ahí sacamos nuestra medicina natural, es ahí donde la gente pesca con anzuelo.

Nosotras queremos dejar la Amazonía para nuestros hijos, de generación en generación, que siga siendo una Amazonía viva, respetada para que el mundo entero pueda respirar. Esa es nuestra ideología, pensar en los demás, en los niños inocentes, en los ancianos, en las mujeres que somos más vulnerables.

Mari Luz pescando con un anzuelo en el río Marañón

Fuente de la imagen, Goldman Environmental Prize

El fallo ordenó a Petroperú presentar un nuevo plan de gestión ambiental y mantener las tuberías. Pero ustedes dicen que aún hay mucho camino por recorrer…

Sí, logramos la primera sentencia y la segunda sentencia. Ahora lo que nos falta es la implementación.

Mi idea es invitar a una reunión a los líderes de otros ríos porque la sentencia fue sobre el río Marañón y sus afluentes. Hay varios ríos que desembocan en el Marañón y entonces tenemos que juntarnos los líderes de las diferentes cuencas y comprometernos.

Ellos tienen que ser vigilantes de su territorio. Porque nosotras vamos a cuidar nuestro territorio pero la Amazonía es muy grande, es muy extensa y no podemos multiplicarnos.

La gente que vive a orillas de otros ríos también tiene que asumir su responsabilidad y proteger su territorio para su pueblo.

Luego, una vez que hacemos todo eso invitaremos otra reunión más grande con nuestros aliados para planificar bien qué es lo que queremos, cómo lo vamos a plantear al gobierno peruano, a las instituciones que hemos demandado. Cómo los vamos a hacer cumplir esa sentencia que tiene que ser respetada.

Mari Luz Canaquiri junto al Río Marañón

Fuente de la imagen, Goldman Environmental Prize

¿Cómo les ayuda que el fallo reconozca a las comunidades indígenas como representantes legales del río Marañón y sus afluentes?

Nos abre la posibilidad de poder denunciar a alguien que entra al territorio sin consultarnos. Ahora mismo nos está pasando eso, por ejemplo, en el lote ocho que es en nuestro territorio, en el distrito de Parinari, y ahora están bombeando sin haber hecho la consulta previa.

Logramos la sentencia pero no la están respetando. Y eso indigna. Si alguien quiere entrar al territorio tiene que hacerlo cumpliendo la ley, la tubería tiene que renovarse y estar en buenas condiciones, tiene que haber mantenimiento para evitar desastres y derrames.

¿Qué significa para usted recibir el prestigioso premio Goldman?

Yo no esperaba todo esto en más de 30 años de activismo. Yo solo actuaba. No sabía si era activismo. Y después presentamos la demanda por todos los atropellos que hemos sufrido y hasta ahora seguimos sufriendo.

Yo ni en sueños pensaba que alguien de tan lejos podía valorar mi trabajo y el de las mujeres.

Algunas hermanas me dicen que soy como una mamá, y que gracias a nuestro esfuerzo ahora pueden defenderse, hablar y enviar a sus hijos a estudiar.

Doy gracias a Dios y a todas las personas también que me han dado consejos, que me han dado el valor.

Porque hay momentos en los que uno se cae, se siente sola, débil. Pero después cuando alguien te anima de nuevo te llenas de energía.

Nosotras las mujeres podemos. Las mujeres somos fuertes y si nos sumamos somos más grandes y podemos más. Hay que vencer al enemigo. No hay que permitir que los varones nos aplasten.

Ahora me encanta ver que las mujeres discutan de tú a tú, que sus hijas puedan estudiar y sean alguien en la vida.

Mari Luz Canaquiri en su casa

Fuente de la imagen, Goldman Environmental Prize

¿Cuál es el mensaje principal que quiere dar con motivo del premio?

Yo quiero dejar este mensaje a los jóvenes más que todo, también a las mujeres y hombres de toda edad. Tenemos que defender lo que tenemos, cuidar lo que tenemos porque por más que está ya un poco enferma la naturaleza, aún hay tiempo.

Este territorio sirve a toda la humanidad y a todos los seres, cada cual con su propia función, para que la humanidad pueda seguir existiendo.

Defender ríos y territorios es defender nuestra propia vida. Sin ellos no somos nada.

Tenemos que hacer una red grande porque es un bien de todos, la casa común hay que cuidarla. Si nosotros no la protegemos, ¿por quién vamos a esperar?

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Cortesía de BBC Noticias



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