Democracia, la ideología autoritaria

“La autoridad y el poder social son expresión de realidades diferentes”, Gerard Mendel.

En más de un miércoles, en los enlaces con una estación de radio de Ciudad del Carmen, en el estado de Campeche, quien me entrevista para abordar los temas nacionales y locales, después de plantear el cuestionamiento pregunta: ¿ante que estamos?; y es que la percepción casi siempre le lleva ventaja a la realidad.

Y es que hoy estamos ante diversos problemas que van más allá de simples frentes abiertos, a los cuales se les está dando atención de distinta manera, un ejemplo de ello es la inseguridad que trae en jaque a varios gobernadores, quienes no alcanzan a dimensionar la gravedad, y están siendo atendidos por una guardia nacional más robusta, ya en las filas del ejército mexicano.

En el recuento de los daños que nos deja cada administración federal que termina, no solo son los cientos de millones de pesos de deuda pública, externa e interna, sino la mala práctica de políticas pública, con una visión mediática de lo que se observa, antes y durante esos seis años, que son pocos para enderezar lo torcido de casi todo lo que nos rodea.

Ahora estamos ante un grave problema, donde los diputados de la actual legislatura, que en su inmensa mayoría no leen ni la síntesis informativa, que estamos enterados ya es digital, para no tirar más papel a la basura, porque son gastos innecesarios, menos aún leen las iniciativas que proponen los grupos parlamentarios, que diseñan, redactan y defienden los asesores a puerta cerrada.

Las reformas a la Ley de Aguas que data del año 1992 era intocable, y esperamos que una vez más no sea la ocurrencia de esas mentes proclives al alboroto, para la desviación de los temas fundamentales del país, como la seguridad, tengan a bien realizar reformas sin ir al origen y destino de lo que se pretende cambiar, porque todo cambio implica antes comunicación con los sectores que se afectan.

Al parecer no hay beneficios para el sector más vulnerable de México, el campo, esa agricultura que sufre todos los días de la extorción y el cobro del derecho a producir, pagan un alto precio por sacar sus cosechas en caminos maltrechos, y además ahora se pretende poner candados en el uso del agua.

Más del setenta por ciento se consume en el campo, para la producción de los alimentos que consumimos o se exportan, donde en fechas recientes se han tenido serios problemas con el aguacate y el tomate, ya no digamos el ganado y el freno de los Estados Unidos a esas importaciones; en los años setenta se impuso por el vecino incómodo el cierre a las exportaciones del atún mexicano, con afectaciones al sector pesquero.

Entre las modificaciones a la última reforma a la ley de aguas nacionales, está la tenencia de la tierra con la explotación y el uso del agua, esto entre particulares, y ahora se pretende el estado tenga la rectoría, y acusan burocratismo en exceso y prohibiciones importantes que los han traído a la Ciudad de México en sus tractores y camionetas, apostados ante la Cámara de Diputados.

Desde los tiempos de estudiante he considerado al diálogo franco, directo, en esa comunicación de las problemáticas y los objetivos, lo que nos lleva a una mejor convivencia armónica, no hay que perder ese principio en la civilidad política para la transformación del país.

Entre líneas

La polarización de algunos temas en la agenda política, de sectores clave en la economía, da como resultado quizá, el cónclave con los empresarios más poderosos de México con la presidenta Sheinbaum ayer.

Cortesía de El Economista



Dejanos un comentario: