
Este desenlace no trágico sucede pocas veces en el universo de las más de 15 mil historias que conforman la crisis humanitaria de las desapariciones y las fosas clandestinas que padecemos en Jalisco.
Por eso, lo primero que habrá que expresar es la celebración por la vida de los siete liberados, luego del calvario que vivieron al estar más de tres semanas privados de su libertad, sometidos a distintos niveles de violencia física y psicológica.
Enhorabuena también porque esto significa el fin de la zozobra y el profundo dolor que carcome, minuto a minuto, a las familias que no saben del paradero de alguno de sus seres queridos.
Estas familias tienen ahora la invaluable fortuna de ver volver a los suyos de donde, desgraciadamente, la mayoría no regresa. Vieron recompensadas así sus labores de búsqueda y sus manifestaciones públicas para reclamar a las autoridades la localización de sus hijos, hermanas o parejas.
Las autoridades, y en la Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas, aseguran que se atendieron estas peticiones y se hicieron diversos operativos de búsqueda. Pero no fueron esas acciones policiales las que rescataron a los plagiados, ni alguna con la que detuvieran a los plagiarios.
Algunas de las víctimas que ya compartieron su experiencia en el cautiverio señalan que fueron sus captores los que reconsideraron y decidieron liberarlos por haber estado en el “lugar y momento equivocado”.
A la Fiscalía estatal, pues, le queda mucho por esclarecer.
Por un lado, el caso del maestro Abraham Emanuel “N”, privado de su libertad el pasado 30 de agosto.
Está también el plagio múltiple de Gary Omar “N”, José Manuel “N” y Héctor Manuel “N”, plagiados por al menos una decena de hombres armados a unas cuadras de la Fiscalía Estatal, luego de que fueron citados a declarar por el caso de la familia de origen michoacano encontrada muerta en una camioneta pick-up en la zona del vestir de Medrano, en Guadalajara.
Al igual que la triple desaparición de la artista plástica Francisca “N” y de los abogados Gustavo “N” y Rodrigo “N”, raptados en una galería de arte el pasado 27 de agosto.
Desde luego, el hecho de que hayan sido liberados prácticamente en forma simultánea el pasado fin de semana abre muchas y preocupantes incógnitas.
Si no existe relación alguna entre estos tres casos y se trata, como parece, de hechos ocurridos en escenarios distintos, ¿por qué coincide su liberación? ¿Estaban en el mismo punto de cautiverio? ¿Fueron los mismos los que planearon sus raptos?
Son sólo algunas incógnitas que habrá que ver si despeja la Fiscalía sin poner en riesgo a las víctimas liberadas por sus captores.
Cortesía de El Informador
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