Descubre qué eran los fabulosos horrea piperataria, las estructuras que custodiaban uno de los bienes más preciados del Imperio romano

¿Oro? ¿Cereal? ¿Armas, quizás? ¿Cuál crees que fue la mercancía más valiosa del Imperio romano? Para descubrirlo, tendremos que viajar casi 2000 años en el pasado y cruzar el umbral de los horrea piperataria imperiales.

El término latino “horreum” y sus derivados en las lenguas romances

Con la palabra latina horreum (plural: horrea) se aludía a un tipo de almacén del periodo romano. Aunque el término se asocia comúnmente con los graneros destinados al almacenamiento de cereales, los horrea también se empleaban para atesorar una amplia variedad de bienes, incluyendo aceite de oliva, vino, alimentos y otros productos esenciales para la economía romana.

En las lenguas romances, el término horreum ha dejado su huella. En español, la palabra hórreo designa una construcción elevada, por lo general sostenida por pilares, que se utiliza en las economías agrícolas del norte de España para almacenar grano. De este modo, se protege el cereal tanto de los efectos perniciosos de la humedad como de la acción de los roedores. En gallego y asturiano también se utiliza hórreo con el mismo significado. En portugués, el término equivalente es horreu.

Hórreo. Fuente: Pixabay

Algunos “horrea” famosos en las provincias del imperio

La presencia de los horrea era ubicua en las ciudades y fortalezas romanas a lo largo del imperio, y desempeñaban un papel crucial en la logística y el suministro de bienes. En la ciudad de Roma, los Horrea galbae constituían uno de los complejos de almacenes de mayor tamaño. Contaban con 140 habitaciones en la planta baja que cubrían un área de unos 21000 metros cuadrados. En estos almacenes se acopiaban una variedad de productos, incluyendo grano y aceite de oliva, esenciales para abastecer a la creciente población de la ciudad.

En Ostia, el puerto principal de Roma, se han identificado varios horrea de gran importancia. Entre los que han llegado a nuestros días figuran, por ejemplo, los Horrea epagathiana et epaphroditiana. Construidos alrededor del año 145-150 d.C., estos almacenes fueron propiedad de dos libertos, Epagathus y Epaphroditus, tal y como se especifica en la inscripción de la fachada. Esto sugiere que no todos los horrea eran de propiedad imperial.

Por otro lado, los horrea imperiales no solo se emplazaban en el centro neurálgico del imperio. Así, en las provincias fronterizas, como en el Muro de Adriano en Britania, se han excavado horrea militares bien conservados. Es el caso de los hallados en los fuertes de Housesteads, Corbridge y South Shields. Estos almacenes eran vitales para las tropas estacionadas en estas regiones remotas. Aseguraban la disponibilidad de alimentos y otros suministros necesarios para mantener la presencia militar romana en los territorios conquistados.

Entrada de Horrea epagathiana en Ostia
Horrea epagathiana en Ostia. Fuente: sailko/Wikimedia

¿Qué eran los “horrea piperataria”?

Los horrea piperataria eran depósitos especializados en el almacenaje de especias y hierbas aromáticas. En el Imperio romano, las especias no solo se utilizan en la cocina y la conservación de alimentos, sino que también se empleaban en la medicina y en algunos de los rituales religiosos de la época. Estos almacenes, por lo tanto, desempeñaban un papel esencial en la economía romana, ya que las especias eran bienes de lujo altamente valorados.

La pimienta constituía la principal especia (de ahí el nombre piperataria “de pimienta”), un bien de lujo de gran valor, pero no era la única. Las especias que, como el clavo, la canela y la nuez moscada, se almacenaban en los horrea, provenían de regiones tan distantes como la India y Egipto, lo que prueba la vasta red comercial que había conseguido tejer el Imperio Romano.

Según las fuentes antiguas, los horrea piperataria se construyeron durante el reinado del emperador Domiciano, alrededor del año 94 d.C. Se ubicaban en una zona estratégica de Roma, en la ladera suroeste del Velia, entre el Esquilino y el Palatino, un área que ya se había destinado al almacenamiento de bienes en la época republicana. Tal ubicación se explicaba por motivos estratégicos, ya que facilitaba la distribución de las especias tanto a los mercados locales como a los profesionales de la medicina que operaban en la ciudad.

La gestión imperial de los “horrea piperataria”

La gestión de los horrea piperataria dependía directamente del estado romano. El gobierno imperial supervisaba la importación, el almacenamiento y la distribución de estos productos. También aseguraba su calidad y disponibilidad, de manera que se pudiesen satisfacer las demandas de la élite romana y de las diversas instituciones religiosas y médicas. La centralización de este comercio permitía al estado regular los precios y garantizar el suministro constante de especias.

El control estatal sobre los horrea piperataria, además, exigía la ocupación diaria de esclavos y libertos imperiales. Estos individuos eran los responsables de realizar tareas como la recepción de mercancías, la organización dentro del almacén y la supervisión para evitar robos o el deterioro de la mercancía. La presencia de personal imperial en la gestión de los horrea aseguraba la eficiencia en el manejo de estos valiosos productos y mantenía la integridad del suministro.

Cuchara de madera y granos de pimienta sobre un mantel
La pimienta era la principal especia que se almacenaba en los horrea piperataria. Fuente: Pixabay

Las excavaciones recientes del horrea piperataria: un hallazgo impresionante

La reciente apertura al público de los horrea piperataria de Romam en el Parque Arqueológico del Coliseo, ha permitido comprender mejor su estructura arquitectónica y su funcionamiento. Las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz un complejo organizado en torno a un patio central. Este patio estaba rodeado de habitaciones que se utilizaban para el almacenamiento de especias y hierbas.

El patio, además, contaba con una gran pila de agua. Con probabilidad, esta bañera servía para la limpieza y quizás para mantener ciertas condiciones de humedad necesarias para la conservación de los productos almacenados.

Imagen fantasiosa de los horrea piperataria con toneles y cestas de especias
Recreación fantasiosa de los horrea. Fuente: Microsoft Designer/Erica Couto

El mercado de las especias: una cuestión de poder en el Imperio romano

Además de su función práctica, los horrea piperataria también poseían un fuerte valor simbólico. Puesto que albergaban bienes de lujo provenientes de los confines del mundo conocido, estos almacenes subrayaban la grandeza del Imperio romano y su capacidad para dominar y controlar las redes comerciales internacionales. Las especias, por tanto, no solo eran valiosas por su utilidad práctica, sino también porque mostraban el alcance del poder romano, capaz de empujarse a los límites del mundo civilizado para conseguir bienes preciosos.

Los horrea de las especias, además, impulsaron el desarrollo de mercados especializados en productos de lujo y promovieron el empleo de trabajadores en diversos sectores de la cadena de distribución, desde la importación y el transporte hasta la venta y la distribución minorista. Asimismo, los horrea contribuyeron al intercambio cultural, ya que la llegada de especias y otros productos exóticos introdujo nuevas técnicas culinarias y médicas en el imperio.

Por último, los horrea piperataria pusieron a prueba la tecnología y la ingeniería romana. La construcción de almacenes capaces de preservar especias delicadas durante largos periodos requirió soluciones arquitectónicas avanzadas, como el diseño de sistemas de ventilación y control de la humedad.

Referencias

Cortesía de Muy Interesante



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