Descubren la tumba de un familiar del rey Midas con más de 100 tesoros y la primera cremación frigia: un hallazgo tan único como sorprendente

A las afueras de Ankara, en una vasta planicie que parece dormir bajo siglos de historia, un equipo de arqueólogos ha sacado a la luz uno de los descubrimientos más importantes de la última década en Turquía: una tumba real frigia de casi 2.800 años, repleta de artefactos metálicos en excelente estado de conservación, y con una revelación inesperada que podría transformar nuestra comprensión del mundo funerario de la Antigüedad.

La tumba, identificada como T26, se encuentra en el yacimiento arqueológico de Gordion, antigua capital del reino de Frigia y célebre hogar del mítico rey Midas. Aunque el recinto ya ha sido objeto de excavaciones durante más de 75 años, la nueva cámara funeraria —enterrada bajo un túmulo de ocho metros de altura y 60 metros de diámetro— ha sorprendido incluso a los investigadores más experimentados. No solo por su contenido material, sino porque alberga el primer caso documentado de cremación en esta civilización, hasta ahora asociada exclusivamente con entierros de inhumación.

Una joya arqueológica bajo tierra

La estructura de la tumba, realizada en madera, ha colapsado con el paso del tiempo, pero su contenido ha permanecido milagrosamente protegido. Los arqueólogos hallaron un conjunto excepcional de más de cien objetos —88 de ellos de bronce y hierro— entre los que destacan calderos, vasijas ceremoniales, quemadores de incienso y, de forma singular, una jarra de bronce envuelta en lino, una rareza arqueológica que representa uno de los escasos ejemplos de conservación textil en la región.

La disposición de estos objetos, colocados cuidadosamente junto a los restos cremados del difunto, sugiere que se trataba de un personaje de altísima jerarquía, posiblemente vinculado a la familia real de Midas. Algunos investigadores aventuran que podría tratarse incluso de un hermano, primo o alto dignatario de la corte frigia, debido a la proximidad física y simbólica de esta tumba con el llamado “Túmulo Midas”, considerado el lugar de enterramiento del padre del mítico rey.

Lo más llamativo no es únicamente la riqueza de los objetos ni su estado de conservación, sino el tipo de ritual empleado. Hasta ahora, todas las tumbas reales excavadas en Gordion mostraban prácticas de entierro sin cremación. La presencia de huesos calcinados y la disposición de los objetos sugieren una ruptura en la tradición funeraria frigia durante el siglo VIII a. C. Esto plantea preguntas clave: ¿fue una innovación personal? ¿Una influencia externa? ¿O una señal de cambio en las creencias religiosas de la época?

En las profundidades del túmulo de Midas en la antigua Gordion
En las profundidades del túmulo de Midas en la antigua Gordion. Foto: Wikimedia

El esplendor de un mundo casi olvidado

El hallazgo se produce en el contexto del proyecto arqueológico “Legado para el Futuro”, una ambiciosa iniciativa del gobierno turco para extender las excavaciones y restauraciones durante todo el año, con una inversión sin precedentes en la historia del país. Gracias a este esfuerzo, en solo 2024 se han registrado más de 6.000 nuevos hallazgos arqueológicos en Turquía, consolidando lo que muchos expertos ya denominan “la edad de oro de la arqueología turca”.

Gordion, por su parte, fue inscrita en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 2023, y con razón. La ciudad, que en su apogeo fue el núcleo de la cultura frigia, está estrechamente asociada con algunos de los relatos más fascinantes del mundo antiguo, como la leyenda del nudo gordiano —aquel que solo podía desatar quien estaba destinado a conquistar Asia, según los augurios— y la mítica figura de Midas, cuyo toque convertía todo en oro.

En este escenario cargado de simbolismo, la tumba T26 emerge no solo como un descubrimiento arqueológico, sino también como un nuevo capítulo en la narrativa de un mundo que parecía ya completamente contado. Su revelación aporta matices fundamentales sobre las costumbres, la estructura social y las creencias religiosas de los frigios en su momento de esplendor.

Conservación y exhibición de las piezas

Actualmente, 47 de los objetos hallados en la tumba ya han sido restaurados y se exhiben en el Museo de Gordion. Las labores de conservación han sido especialmente meticulosas, empleando microclimas controlados, limpiezas mecánicas y estabilización química para asegurar la preservación a largo plazo. El resto de las piezas, aún en proceso de restauración, se sumarán a la exposición antes de finales de 2025.

Uno de los aspectos más valorados del descubrimiento es precisamente su potencial pedagógico. Al exhibirse in situ los objetos y la propia cámara funeraria, el público podrá comprender de primera mano el significado de estas estructuras y su contexto cultural, un aspecto cada vez más presente en la museografía contemporánea. Además, los planes incluyen una reproducción virtual en 3D de la tumba, que permitirá explorarla digitalmente a través de dispositivos interactivos y plataformas online.

Cerámicas antiguas halladas en la ciudad frigia de Gordion
Cerámicas antiguas halladas en la ciudad frigia de Gordion. Foto: Wikimedia

Una civilización que sigue hablándonos

El hallazgo de la tumba T26 ha abierto nuevas líneas de investigación sobre el mundo frigio. Más allá de la figura de Midas, la cultura frigia ha sido históricamente menos comprendida que otras civilizaciones de la región, como los hititas o los persas. Sin embargo, los últimos descubrimientos apuntan a una sociedad compleja, rica en simbolismo y con una sorprendente sofisticación tecnológica y artística.

Por ejemplo, la técnica empleada para colgar las vasijas de bronce en las paredes de la cámara, mediante clavos de hierro, revela una planificación arquitectónica avanzada. A su vez, la elección de elementos como los quemadores de incienso y las telas envolventes sugiere un ritual cargado de significados religiosos, posiblemente vinculados con el culto a la fertilidad o la purificación del alma.

Además, la utilización de la cremación —inusual en la cultura frigia— plantea una posible conexión o influencia de otras culturas del Asia Menor o incluso del mundo egeo. Este detalle añade una dimensión transregional al hallazgo, que invita a repensar las interacciones entre civilizaciones vecinas en un periodo especialmente convulso del primer milenio antes de nuestra era.

¿Qué queda por descubrir?

Aunque la tumba T26 ha sido uno de los descubrimientos más relevantes del último año, los arqueólogos coinciden en que Gordion solo ha mostrado una fracción de sus secretos. De los más de 120 túmulos funerarios identificados en la zona, apenas la mitad han sido excavados. Además, las zonas residenciales, templos y fortificaciones aún sin explorar podrían deparar nuevas sorpresas que ayuden a reconstruir con mayor fidelidad la vida cotidiana, la organización política y el pensamiento religioso de los frigios.

En este sentido, la excavación de la tumba T26 marca no un final, sino un nuevo inicio. Un punto de inflexión que, lejos de agotar el misterio de Gordion, vuelve a encender la chispa de la curiosidad histórica y el deseo de saber más sobre un pueblo que, desde las colinas de Anatolia, sigue hablando a través de sus muertos.

Cortesía de Muy Interesante



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