Descubren patrones comunes de conducta en los homínidos del Paleolítico medio levantino: compartieron formas de vida similares hace más de 100.000 años

La región del Levante mediterráneo es uno de los puntos clave para entender la evolución humana. Entre el mar y el desierto, sus cuevas y abrigos rocosos han conservado vestigios del pasado más remoto de la humanidad. En este contexto, un nuevo estudio centrado en la cueva israelí de Tinshemet ha revelado evidencias sorprendentes de un comportamiento sistemático y reiterado entre los grupos de homínidos que habitaron la zona hace más de 100.000 años. Los datos arqueológicos de este enclave apuntan a que existió un patrón de comportamiento notablemente homogéneo que se mantuvo a lo largo del tiempo.

La cueva de Tinshemet: un enclave paleolítico excepcional

Situada en las estribaciones del monte Carmelo, en el norte de Israel, la cueva de Tinshemet fue ocupada d emanera intermitente durante el Paleolítico medio por grupos de neandertales y otros homínidos. Las excavaciones más recientes, llevadas a cabo entre 2015 y 2018, han permitido acceder a un conjunto estratigráfico muy bien conservado, compuesto por depósitos arqueológicos intactos que han ofrecido una imagen precisa de la vida cotidiana de sus antiguos ocupantes.

La datación por luminiscencia, así como las características tecnológicas del material lítico hallado, sitúan la ocupación de la cueva entre hace 160.000 y 100.000 años, aproximadamente. Los arqueólogos han podido verificar que, e lo largo de esos milenios, los grupos humanos que frecuentaban Tinshemet desarrollaron formas de organización espacial y tecnológica que se repitieron con constancia, como si respondieran a un esquema cultural compartido.

Tinshemet
Cueva de Tinshemet. Fuente: Zaidner et al. 2025

Organización espacial: una arquitectura del hábito

Uno de los aspectos más llamativos del estudio muestra la coherencia de ciertos patrones espaciales en el yacimiento. Los homínidos que habitaron la cueva utilizaron de forma sistemática las mismas zonas para llevar a cabo actividades específicas, como el procesamiento de alimentos o la fabricación de herramientas, generación tras generación. Esto se observa en la disposición recurrente de núcleos líticos, lascas y restos óseos en puntos concretos del yacimiento.

Así, los investigadores han verificado que las zonas de talla lítica se localizan, sobre todo, en los márgenes del vestíbulo de la cueva. Por su parte, las áreas destinadas al consumo de carne, identificadas por las altas concentraciones de huesos animales con marcas de corte, se ubican en el centro. Esta organización sugiere una gestión del espacio basada en normas tácitas, posiblemente transmitidas por vía cultural.

Además, los hogares de combustión —es decir, los fuegos utilizados para cocinar o calentarse— muestran una disposición constante en las diferentes capas estratigráficas. Estas estructuras se emplazan en casi los mismos puntos entre los niveles más antiguos y los más recientes, lo que refuerza la idea de una tradición espacial mantenida durante decenas de miles de años.

Tinshemet
Enterramientos en la cueva de Tinshemet. Fuente: Zaidner et al. 2025

Tecnología lítica, una continuidad sin ruptura

El estudio también destaca una notable uniformidad en las estrategias tecnológicas. La producción de herramientas de piedra se basa en técnicas recurrentes, en particular la llamada técnica Levallois, que permite obtener lascas predeterminadas a partir de núcleos cuidadosamente preparados. Este método, que requiere tanto planificación como un conocimiento avanzado sobre cómo se fracturan las rocas, se repite en todos los niveles excavados.

A lo largo de los diferentes episodios de ocupación, los habitantes de Tinshemet no solo utilizaron las mismas técnicas de talla, sino que también dieron preferencia a los mismos tipos de herramientas, como los raspadores, los denticulados y las puntas. Tal consistencia en la tipología y en las cadenas operativas sugiere que estos grupos compartían un sistema de conocimientos técnicos que permaneció inalterado durante, al menos, 60.000 años.

Según los arqueólogos, este hallazgo contradice, en parte, la idea de que la tecnología prehistórica se mantuviese en constante evolución y adaptación. Los datos de Tinshemet reflejan una tecnología eficaz que fue perfeccionada y repetida, sin modificarse sustancialmente durante largos periodos de tiempo.

Tinshemet
Artefactos líticos encontrados en Tinshemet. Fuente: Zaidner et al. 2025

Implicaciones culturales y sociales

La homogeneidad observada en la cueva de Tinshemet no puede explicarse solo por una cuestión de azar. Los autores del estudio proponen que los patrones observados en la cueva reflejan una forma de transmisión cultural estable y eficaz, lo cual implica la existencia de estructuras sociales que favorecían la enseñanza y la repetición de conductas compartidas.

Es probable que el uso de la cueva formara parte de una red más amplia de lugares usados por los grupos móviles. Estos habrían regresado a Tinshemet de forma repetida, aprovechando su posición estratégica, su abrigo natural y la disponibilidad de recursos en el entorno. La repetición de esquemas conductuales sugiere la existencia de una memoria colectiva del lugar que se habría transmitido de generación en generación.

Este modelo de ocupación también refuerza la hipótesis de que, al menos en ciertos contextos, los neandertales fueron capaces de mantener sistemas culturales duraderos, caracterizados por normas de comportamiento compartidas y una planificación a largo plazo del uso del espacio y los recursos.

Cueva prehistórica
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Comparación con otros yacimientos del Levante

Los resultados procedentes de Tinshemet se alinean con hallazgos similares procedentes de otros yacimientos paleolíticos del Levante mediterráneo, como Qafzeh, Tabun o Hayonim. Sin embargo, lo que distingue a Tinshemet es la claridad de los registros arqueológicos y la ausencia de disturbios post-depositacionales. Esta excepcionalidad ha permitido reconstruir con precisión la estructura interna de cada episodio de ocupación.

El estudio de la cueva de Tinshemet, por tanto, aporta evidencias contundentes de que los homínidos del Levante mediterráneo, durante el Paleolítico medio, compartían patrones de comportamiento altamente estructurados, tanto en el uso del espacio como en la tecnología. Los datos sugieren que estos grupos humanos poseían una memoria cultural que les permitió organizar y utilizar espacios y herramientas de manera funcional y predecible.

Referencias

  • Zaidner, Y., Prévost, M., Shahack-Gross, R. et al. 2025. “Evidence from Tinshemet Cave in Israel suggests behavioural uniformity across Homo groups in the Levantine mid-Middle Palaeolithic circa 130,000–80,000 years ago”. Nature Human Behaviour, 9: 886–901. DOI: https://doi.org/10.1038/s41562-025-02110-y
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Cortesía de Muy Interesante



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