Descubren que tu ADN contiene genes ocultos que saltan como virus, forman el 20% del genoma y tienen un potencial devastador

Puede que no te suene de nada el nombre LINE-1, pero lo llevas dentro desde que naciste. Forma parte de tu ADN, está en el de tus padres, tus abuelos y todos tus antepasados. Se encuentra escondido entre tus genes, silencioso y casi invisible, como un fragmento de código que no debería estar ahí. Sin embargo, este trozo de material genético, que se comporta como un virus, tiene la capacidad de copiarse y moverse dentro de tu propio genoma. No se trata de ciencia ficción: podría estar reescribiendo tu ADN incluso ahora mismo.

Un nuevo estudio publicado en Science Advances ha revelado un mecanismo sorprendente que permite a LINE-1, un “gen saltarín”, entrar en acción. Se cuela durante un momento crítico del ciclo celular: la división. Justo cuando la membrana del núcleo se desmonta, este elemento se infiltra para copiarse dentro del ADN. Lo hace organizándose en estructuras llamadas condensados moleculares, como si se tratara de una maquinaria invasiva. El hallazgo no solo ayuda a entender cómo funciona este componente genético, sino que abre la puerta a posibles tratamientos contra enfermedades como el cáncer o la neurodegeneración.

¿Qué es un gen saltarín y por qué importa?

Los científicos los llaman elementos transponibles, pero mucha gente los conoce como “genes saltarines”. Se trata de secuencias de ADN capaces de cambiar de posición dentro del genoma. No son algo nuevo: fueron descubiertos en plantas hace más de medio siglo, y desde entonces se han identificado en todo tipo de organismos, incluidos los humanos. LINE-1 es el más activo en nuestro caso. Aunque la mayoría de estos elementos han sido silenciados por el sistema celular, LINE-1 sigue activo y autónomo, y puede moverse por sí solo.

Su importancia va mucho más allá de la curiosidad genética. Cada vez que LINE-1 se copia e inserta en otra parte del ADN, puede interrumpir genes esenciales o alterar funciones celulares. En algunos casos, esto está relacionado con enfermedades graves. Como señalan los autores del estudio, los retrotransposones como LINE-1 “pueden provocar enfermedades neurológicas, cáncer y envejecimiento al insertarse en genes esenciales o desencadenar respuestas inmunitarias que generan inflamación”.

El hallazgo clave del estudio es que LINE-1 no puede hacer esto en cualquier momento. Necesita esperar un instante muy concreto del ciclo celular: la mitosis, cuando el núcleo de la célula se desmonta para dividirse en dos.

Fuente: Science Advances

El truco molecular: aprovechar la mitosis

Durante la mitosis, las células duplican su material genético y lo distribuyen entre dos células hijas. En ese proceso, la membrana que protege el núcleo se disuelve temporalmente. Es un momento de vulnerabilidad. Ahí es donde entra en juego el gen saltarín. El estudio muestra que LINE-1 aprovecha esta ventana para colarse y copiarse dentro del ADN.

Pero no lo hace solo. Para lograrlo, LINE-1 forma un complejo molecular con una de las dos proteínas que codifica, llamada ORF1p. Esta proteína tiene la capacidad de unirse a sí misma y al ARN de LINE-1, formando lo que los investigadores describen como “condensados”. Estas estructuras reúnen cientos de moléculas y funcionan como un vehículo de entrada. Como explican los autores, “la capacidad de unión al ADN de los condensados de LINE-1 solo aparece cuando la proporción de copias de ORF1p frente al ARN es suficientemente alta”.

Este punto es fundamental: no basta con tener la proteína y el ARN. Deben estar presentes en las proporciones adecuadas para que el condensado adquiera la capacidad de unirse al ADN. Solo entonces, el complejo LINE-1 puede actuar como un infiltrado y fijarse a regiones específicas del genoma. Según el artículo, estos puntos suelen ser regiones ricas en adenina y timina, dos de las letras del código genético.

Fuente: ChatGPT / E. F.

Condensados moleculares: una estrategia sofisticada

Los condensados moleculares son una de las grandes revelaciones de la biología celular moderna. A diferencia de las estructuras clásicas como las membranas, estos condensados no están delimitados físicamente. Son agrupaciones de moléculas que emergen espontáneamente cuando ciertas proteínas alcanzan una concentración crítica. Se comportan como gotas dentro de la célula y pueden tener funciones muy específicas.

En el caso de LINE-1, estos condensados no solo organizan los componentes necesarios para su replicación, sino que además evitan que las defensas celulares lo detecten. Durante la mitosis, muchas de las barreras contra virus o elementos extraños están temporalmente desactivadas. El condensado actúa como una cápsula que protege el ARN de LINE-1 y lo dirige hacia su objetivo: una nueva región del ADN donde pueda insertarse.

Este mecanismo resulta notablemente parecido al de algunos virus, como el VIH. De hecho, los retrotransposones como LINE-1 se comportan como virus integrados en el genoma. Cada copia que consiguen insertar queda registrada de forma permanente, lo que explica por qué hoy en día existen más de 500.000 copias de LINE-1 en el genoma humano. Eso representa alrededor del 20% de todo nuestro ADN.

Fuente: Science Advances

Implicaciones biomédicas: del cáncer al envejecimiento

Lo más preocupante de LINE-1 no es que exista, sino que siga activo. En la mayoría de las células, está silenciado. Pero en ciertos contextos, como en algunos tumores o en enfermedades neurodegenerativas, puede reactivarse. Cuando esto ocurre, sus movimientos pueden desencadenar mutaciones, errores en la expresión genética o incluso respuestas inmunitarias excesivas.

Como indican los autores del estudio, “estos hallazgos sobre los mecanismos precisos que permiten la inserción de LINE-1 sientan las bases para el diseño de futuras terapias que prevengan su replicación”. Es decir, entender cómo actúa LINE-1 podría permitir bloquear su actividad cuando representa una amenaza. Esto podría tener aplicaciones en campos tan diversos como la oncología, la neurología o la biología del envejecimiento.

Además, el estudio sugiere que el comportamiento de los condensados de LINE-1 podría servir de modelo para estudiar otras estructuras similares en las células. “En el futuro, investigaremos si otros condensados experimentan cambios funcionales al variar las proporciones entre sus componentes”, afirma el coautor Liam J. Holt. Esta línea de investigación podría tener impacto en muchos otros aspectos de la biología celular.

Referencias

  • Sarah Zernia, Robert A. Coleman, Yicheng Long, Bo Gu, Xiaohuan Xia, María Lorena Lerena, Matthew Pattie, Hyeshik Chang, Malte Wachsmuth, Liam J. Holt. LINE-1 ribonucleoprotein condensates bind DNA to enable nuclear entry during mitosis. Science Advances, 2025. https://doi.org/10.1126/sciadv.adt9318.

Cortesía de Muy Interesante



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