En una parcela tranquila de la comuna de Lamonzie-Saint-Martin, en la región francesa de Nueva Aquitania, un hallazgo arqueológico ha sorprendido incluso a los propios investigadores: un enterramiento romano de hace más de 2.000 años, excepcionalmente conservado, con joyas de oro, cristales tallados, monedas y objetos rituales. La tumba —una rara estructura de tipo bustum, donde el cuerpo era cremado directamente en el lugar del entierro— ofrece una ventana íntima a las prácticas funerarias del Alto Imperio romano, y plantea preguntas fascinantes sobre el estatus, la identidad y la infancia en aquella época.
Lejos de tratarse de una excavación rutinaria, este descubrimiento inesperado ha captado la atención de arqueólogos y especialistas por su singularidad. Según documenta el informe oficial del Institut national de recherches archéologiques préventives (Inrap), la tumba no solo conserva elementos funerarios excepcionales, sino que también podría estar vinculada a un individuo cuyo nombre quedó grabado en un cristal de roca: Allallé. La riqueza de los materiales y la meticulosidad del ritual reflejan una complejidad social y cultural que aún estamos comenzando a desentrañar.
Una tumba que no debía estar allí
Los arqueólogos llegaron al lugar esperando encontrar restos del Neolítico o silos medievales, típicos de la zona. Sin embargo, al excavar una batería de silos antiguos, apareció una estructura rectangular de 2,20 por 1,05 metros, claramente delimitada por una pared cocida por el fuego, que no encajaba con ninguna de las fases previstas. La sorpresa fue inmediata: se trataba de un bustum, una forma de tumba romana muy poco frecuente en la región.
A diferencia del ustrinum, un tipo de crematorio colectivo del que se recogían los restos para enterrarlos en otro lugar, el bustum era un espacio ritual individual, donde el cuerpo era incinerado y enterrado en el mismo sitio, junto con sus ofrendas funerarias. En palabras del equipo arqueológico, el bustum es “utilizado una sola vez. Después de haber sido expuesto y dotado de ofrendas, el difunto y su viático son incinerados y luego enterrados en el mismo lugar”.

Fuego, huesos y 487 objetos cuidadosamente registrados
La excavación fue realizada con un nivel de detalle excepcional. Se aplicó un carroyage milimétrico, dividiendo el espacio en unidades de 20 cm para el tamizado del sedimento. Todos los objetos se mantuvieron en su posición original para ser escaneados en 3D, mediante técnicas de fotogrametría. De este modo, fue posible localizar con precisión los 487 objetos recuperados, una cifra impresionante para una tumba de estas características.
Los restos óseos incinerados son los más numerosos, pero también destacan objetos de uso personal, ritual y decorativo. Esta metodología no solo permite reconstruir el lugar exacto donde yacía el cuerpo, sino también inferir cómo colapsó la estructura tras la cremación. La distribución de los objetos, por ejemplo, ayudará a responder si fueron colocados antes o después del incendio, o incluso si alguien accedió posteriormente para recuperar parte del ajuar funerario.
Además de las técnicas arqueológicas, el estudio contará con análisis antropológicos y tafonómicos para determinar el sexo, la edad y el estado de salud del individuo, lo que podría ofrecer una perspectiva más completa sobre su identidad y el tipo de vida que llevaba.

Monedas, cristales y un nombre escrito en griego
Entre los hallazgos más notables figuran diez monedas de bronce y plata, posiblemente sestercios y ases, muy comunes en el Alto Imperio. Estas monedas estaban acompañadas de pequeñas láminas de oro, que probablemente decoraban una bolsa o cofre en el que se guardaban. También se hallaron cristales de forma losangular y poliédrica, dispuestos en abanico, que formaban parte de una joya construida sobre un soporte orgánico, como cuero.
En el mismo conjunto aparecieron 22 objetos de oro, entre ellos una bulla, un tipo de amuleto usado por los niños romanos de familias acomodadas. Según la tradición romana, los varones recibían estas bullae a los nueve días de nacer y las portaban hasta alcanzar la mayoría de edad. Esta pieza sugiere que el individuo enterrado podría haber sido un niño o adolescente de clase alta, un dato que dará más certezas cuando se analicen los huesos.
Uno de los elementos más enigmáticos es una baga de oro deformada por el calor, que llevaba engarzado un cristal con una inscripción en griego: “Allallé”. La intaille, aún sin confirmar su material (posiblemente cristal de roca), parece pequeña y podría indicar un uso infantil o femenino. El texto del Inrap afirma que se está estudiando “si puede tratarse del patronímico del difunto”.

El griego en una tumba romana: una pista sobre el mundo antiguo
Uno de los detalles más intrigantes del hallazgo es la presencia de una inscripción en griego —Allallé— en una joya hallada en la tumba, a pesar de tratarse de un enterramiento romano. Este detalle, lejos de ser una anomalía, refleja la riqueza cultural y lingüística del Imperio romano. Aunque el latín era la lengua oficial en la administración y el derecho, el griego se mantenía como idioma de prestigio, especialmente en el ámbito intelectual, comercial y artístico.
El uso del griego en objetos personales como anillos, amuletos o intaglios era común entre las élites romanas educadas y entre personas procedentes de regiones orientales del Imperio. Además, muchos esclavos y libertos griegos llegaron a ocupar posiciones importantes en hogares romanos, y su lengua se mantenía viva en contextos domésticos o personales. En este caso, la palabra grabada podría ser un nombre, un apodo o una dedicatoria, y quizás esté ligada al origen o al entorno familiar del fallecido. Como se explica en el documento oficial del Inrap, se analizará si la inscripción “puede tratarse del patronímico del difunto”. Esta pequeña pieza, por tanto, añade una dimensión humana y cultural al descubrimiento, conectándolo con las complejas redes de identidad del mundo romano.
Una riqueza difícil de ignorar
El conjunto de objetos hallados es descrito como “abundante y precioso”, no solo por los materiales empleados, sino por la delicadeza de su disposición y su simbolismo. Se menciona un posible mordedor de caballo en hierro, ya muy corroído, y un gobelet de cerámica sigillata originario probablemente de los talleres de Montans (Tarn), activos entre los siglos I y II.
La concentración de objetos en el lado sur de la tumba podría indicar un patrón ritual, o incluso una posición específica del cuerpo antes y después de la cremación. Estas pistas resultan esenciales para comprender los gestos funerarios, término que abarca todo el conjunto de acciones simbólicas vinculadas al tratamiento del cuerpo, su incineración y el depósito de ofrendas.
Lo que más llama la atención es el nivel de ostentación en este bustum. Para los estándares del Imperio romano, el uso de oro, cristal, monedas y una estructura crematoria exclusiva sugiere un individuo de élite, quizá perteneciente a una familia con fuertes vínculos con Roma. Como indica el documento, se investigará también la relación de esta tumba con el paisaje: ¿Dónde estaba la vivienda de los vivos? ¿Dónde se encontraba la necrópolis asociada?
Una historia por terminar de contar
A pesar de la precisión de la excavación y la riqueza de los hallazgos, la historia de este individuo está lejos de cerrarse. El nombre inscrito, Allallé, añade un elemento personal que rara vez sobrevive en este tipo de contextos arqueológicos. La elección del griego como lengua sugiere una influencia cultural que podría remitir a migraciones o conexiones mediterráneas, algo poco documentado en esta región del suroeste de la actual Francia.
El siguiente paso lo darán los análisis multidisciplinares: arqueólogos, antropólogos, especialistas en epigrafía y numismática intentarán recomponer el retrato de una vida breve pero excepcionalmente registrada. Lo que ya sabemos con certeza es que la tumba de Lamonzie-Saint-Martin no es solo un enterramiento, sino un testimonio poderoso de las complejidades del mundo romano en las provincias, donde la muerte también servía como escenario para expresar identidad, estatus y memoria.
Referencias
Cortesía de Muy Interesante
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