Desentierran tres tumbas de hace 3.000 años en Luxor con frescos dañados, cámaras ocultas y secretos de la élite olvidada del antiguo Egipto

En la necrópolis tebana de Dra Abu el-Naga, en la orilla occidental de Luxor, un equipo de arqueólogos egipcios ha sacado a la luz tres tumbas que datan del Reino Nuevo (ca. 1550–1070 a.C.). El anuncio, recogido en un comunicado oficial del Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto, ha sido calificado por las autoridades como un hallazgo de gran valor arqueológico, que no solo enriquece el registro de descubrimientos recientes, sino que aporta nuevas claves para comprender el papel de ciertos funcionarios en la vida ritual y económica del antiguo Egipto.

Lejos de tratarse de faraones o personajes legendarios, los enterrados eran altos funcionarios al servicio del dios Amón, y desempeñaron funciones esenciales en templos y silos durante la XVIII y XIX dinastías. Este tipo de tumbas, menos conocidas por el gran público, constituyen un testimonio silencioso del aparato administrativo y religioso que sostenía la maquinaria estatal del Egipto faraónico.

Una necrópolis para los no reales, pero no menos poderosos

La zona de Dra Abu el-Naga, en Luxor, ha sido durante siglos un espacio reservado a los enterramientos de funcionarios y sacerdotes de gran prestigio, aunque no pertenecientes a la realeza. Este reciente descubrimiento se une a una larga lista de sepulcros distribuidos por la colina, pero aporta elementos nuevos que permiten profundizar en los rituales y arquitectura funeraria de las clases altas.

Los arqueólogos egipcios, en una misión íntegramente nacional, localizaron las tres tumbas durante la última campaña de excavación. El estado de conservación de los sepulcros es variado, pero todos comparten una tipología coherente con las prácticas funerarias del Reino Nuevo: patios de entrada, corredores, salas decoradas e incluso restos de pozos funerarios. A pesar de las alteraciones posteriores —algunos espacios fueron reutilizados siglos después—, las estructuras conservan elementos distintivos, como escenas de banquetes, ofrendas rituales y procesiones funerarias.

Uno de los sepulcros más interesantes pertenece a un hombre llamado Amun-Em-Ipet (también transcrito como Amon-am-Ebt), que trabajó en una propiedad dedicada al dios Amón durante la época ramésida, dentro de la XIX dinastía (1295–1186 a.C.). Aunque su tumba ha sufrido daños considerables, aún se pueden observar murales donde se representan sacrificios, muebles funerarios y festividades rituales, que revelan aspectos clave de las prácticas religiosas del periodo.

Arqueólogos trabajando en el interior de una de las tumbas recientemente descubiertas en las cercanías de Luxor
Arqueólogos trabajando en el interior de una de las tumbas recientemente descubiertas en las cercanías de Luxor. Foto: Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto

Una élite técnica y administrativa del Reino Nuevo

El segundo enterramiento, atribuido a un funcionario llamado Baki, destaca por su complejidad arquitectónica. Baki fue supervisor de los silos de grano, una función de enorme importancia en el Egipto faraónico, donde la gestión de los alimentos era crucial para el funcionamiento del Estado y el culto. Su tumba consta de un largo corredor a modo de patio, otro patio intermedio y una sala con exposiciones que conduce a una estancia rectangular inacabada, donde se encuentra un pozo funerario.

La tercera tumba corresponde a un hombre identificado como “S” —un nombre aún incompleto o deteriorado en las inscripciones—, que fue capataz del Templo de Amón y también ostentó el título de alcalde de los oasis septentrionales, además de escritor. Esta polivalencia de cargos sugiere una figura con notable poder regional y conexiones con núcleos alejados del Valle del Nilo, como los oasis del desierto occidental. Su tumba tiene un diseño más simple, pero no menos revelador: un patio pequeño, un pozo y una serie de cámaras aún en proceso de estudio.

Las inscripciones, los restos iconográficos y los artefactos hallados —entre ellos estatuillas funerarias conocidas como shabtis— permitirán conocer con mayor detalle no solo la identidad de los individuos, sino también el mundo simbólico que los rodeaba. Los shabtis, por ejemplo, se colocaban en las tumbas con la intención de que sirvieran al difunto en el Más Allá, cumpliendo tareas domésticas o agrícolas por él.

Figurillas shabti halladas en las tumbas; los antiguos egipcios creían que estas estatuillas realizaban tareas en el más allá en lugar del difunto
Figurillas shabti halladas en las tumbas; los antiguos egipcios creían que estas estatuillas realizaban tareas en el más allá en lugar del difunto. Foto: Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto

Arquitectura funeraria al servicio del rito

Uno de los elementos que más interés ha suscitado entre los expertos es la presencia de patios en las tres tumbas. Aunque pueda parecer una característica menor, los patios cumplían funciones rituales durante las ceremonias funerarias y en las festividades de la necrópolis. En algunos casos, estos espacios abiertos servían también como nexo entre tumbas colindantes, lo que sugiere la existencia de redes familiares o profesionales entre los enterrados.

El estudio de estas estructuras externas, a menudo descuidadas en las investigaciones, podría ofrecer nuevas claves para interpretar cómo se vivía el duelo, cómo se representaba la muerte y qué vínculos mantenían los vivos con los difuntos. El hecho de que algunas tumbas fueran reutilizadas siglos después añade otra capa de complejidad, revelando dinámicas de ocupación funeraria en una ciudad sagrada en constante transformación.

El contexto y su impacto en el turismo cultural

Este hallazgo llega en un momento de gran efervescencia arqueológica en Egipto. Con la próxima inauguración del Gran Museo Egipcio (GEM) en Giza, programada para el 3 de julio, el país se encuentra en plena ofensiva para revitalizar el turismo cultural. La apertura del GEM incluirá por primera vez la exhibición completa del ajuar funerario de Tutankamón, lo que ha vuelto a situar a Egipto en el foco del interés mundial.

La localización de estas tumbas no solo enriquece el patrimonio nacional, sino que refuerza el prestigio del equipo egipcio a cargo del proyecto. En un ámbito históricamente dominado por misiones extranjeras, el descubrimiento reafirma el papel protagonista de los arqueólogos locales y su capacidad para liderar investigaciones de relevancia internacional.

Según las autoridades egipcias, los trabajos de limpieza, documentación y estudio detallado de las tumbas continuarán en los próximos meses. Está prevista la publicación de los resultados en revistas científicas especializadas, y no se descarta que futuras campañas saquen a la luz más enterramientos asociados o incluso una red más extensa de tumbas de élite no real, lo que podría transformar la comprensión de esta zona clave de la antigua Tebas.

Cortesía de Muy Interesante



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