Desmontan una gran mentira de la historia: esta rompedora investigación demuestra que la legendaria masacre romana de Maiden Castle (Inglaterra) jamás sucedió

Durante casi un siglo, la colina fortificada de Maiden Castle, en Dorset, se ha considerado uno de los escenarios más dramáticos de la conquista romana de Britania. Excavada por Mortimer Wheeler en los años treintadel siglo XX, el yacimiento proporcionó el material necesario para construir una poderosa narrativa: según los estudiosos de principios de siglo, el ejército romano habría perpetrado una masacre en el sitio hacia el año 43 d. C. Los ecos del ataque, por tanto, habrían quedado grabados en los esqueletos de las decenas de individuos enterrados cuyos huesos presentaban signos de violencia extrema. Sin embargo, una nueva investigación arqueológica liderada por Martin Smith, Miles Russell y Paul Cheetham ha desmantelado esta reconstrucción de los hechos. El equipo ha demostrado que los enterramientos corresponden a múltiples episodios violentos que se produjeron a lo largo del tiempo.

El mito de una tragedia única

Mortimer Wheeler, uno de los arqueólogos más influyentes de su tiempo, interpretó la concentración de inhumaciones en la puerta este del yacimiento como la prueba de una confrontación final entre las poblaciones locales y las legiones romanas. La evidencia de heridas sin cicatrizar en numerosos esqueletos, así como la presencia de un proyectil de hierro incrustado en una vértebra, parecían reforzar la idea de que se había hecho una masacre durante un único episodio bélico. Esta versión ha persistido en la divulgación popular durante décadas, aunque algunas investigaciones posteriores comenzaron a cuestionar la simplicidad del relato.

La reciente reevaluación de Smith y su equipo, publicada en Oxford Journal of Archaeology (2025), parte de una crítica esencial: el supuesto de que todos los cuerpos pertenecen a un mismo evento carecía de una base cronológica sólida. Las interpretaciones anteriores se apoyaban más en la necesidad de articular una narrativa que en datos empíricos verificables. Además, muchos de los argumentos de Wheeler estaban influidos por la visión heroica de la arqueología imperial del siglo XX, que buscaba reconstruir las grandes gestas del pasado británico.

Modelo digital de Maiden Castle. Fuente: Rouven Meidlinger/Wikimedia

Nuevas dataciones, nuevas verdades

La clave de la reevaluación se apoya en un programa de datación por radiocarbono y modelado bayesiano hecho a partir de 22 individuos de la necrópolis. Los resultados revelaron que los enterramientos se habían llevado a cabo en, al menos, tres fases distintas que abarcaban desde mediados del siglo I a. C. hasta el siglo II d. C.. Esto refuta categóricamente la idea de que los cuerpos se masacraron en un único episodio de violencia letal.

El grupo de entierros más antiguo corresponde a tres individuos hallados fuera de la puerta este, cuya inhumación data de mediados del siglo I a. C. El segundo grupo, más numeroso, se concentra entre las últimas décadas del siglo I a. C. y la primera mitad del siglo I d. C. Por último, al menos tres entierros pertenecen al siglo II d. C., es decir, a un período tardío respecto a la primera fase de la conquista romana.

La variedad cronológica observada demuestra que la violencia desplegada en Maiden Castle fue un fenómeno recurrente y no puntual. Tal violencia podría estar vinculada a contextos sociales cambiantes, maarcados por los conflictos entre grupos locales o las tensiones internas sostenidas en el tiempo.

Maiden Castle
Imagen LiDAR de Maiden Castle y disposición de las tumbas del cementerio este. Fuente: Smith et al., 2025

Los cuerpos hablan otro idioma

El análisis de las posiciones de los cuerpos y los ajuares funerarios también contradice el modelo de un único evento traumático. Así, se identificaron cuatro grupos distintos de enterramientos, algunos en fosas reutilizadas, otros en tumbas ovaladas típicas de los durotriges, una tribu local. Las sepulturas del grupo 3, las más cercanas al estilo romano, incluyen incluso entierros múltiples y objetos de prestigio.

De los 62 entierros adultos examinados, 26 muestran heridas violentas, en su mayoría incisiones provocadas por armas cortantes. Sin embargo, la distribución es reveladora: las heridas se concentran en los entierros dobles y triples, donde el 91,6% de los individuos presentan traumatismos que, en muchos casos, exceden la violencia necesaria para causar la muerte en el adversario. Según los investigadores, esto sugeriría violencia ritual, ejecuciones o muertes en combate entre élites locales.

Por ejemplo, uno de los esqueletos presentaba nueve heridas en el cráneo, mientras que otros mostraban fracturas en brazos y manos compatibles con movimientos defensivos. Este tipo de violencia desproporcionada plantea interrogantes sobre las motivaciones simbólicas de estas muertes.

Trauas craneales en Maiden Castle
Ejemplos de traumas craneales en los cuerpos hallados en Maiden Castle. Fuente: The Society of Antiquaries of London/Dorset Natural History and Archaeological Society/Smith et al., 2025

Un perfil demográfico atípico

Otro hallazgo esencial concierne el perfil de los enterrados. Predominan los varones adultos jóvenes, mientras que no hay niños en la necrópolis principal, a diferencia de lo que muestran cementerios contemporáneos como el de Poundbury. Estos elementos sugieres un contexto funerario que escapa de lo cotidiano para vincularse al estatus, la guerra o la violencia.

Los ajuares también refuerzan esta visión. Las armas, los cuchillos y los adornos personales (algunos de manufactura romana), lejos de indicar una falta de atención al tratamiento post mortem, reflejan una elaborada construcción simbólica y ritual del entierro. Además, la presencia de algunos objetos inusuales en el contexto local sugiere conexiones con redes de intercambio o afiliaciones sociales particulares.

La violencia antes de Roma

Uno de los aportes más notables del estudio ha consistido en demostrar que la violencia no fue una consecuencia directa de la conquista romana, sino un fenómeno prolongado y probablemente endógeno. La mayor parte de los episodios violentos preceden al año 43 d. C., lo que apunta a tensiones internas, conflictos entre facciones o guerras tribales. La influencia romana se percibe solo en algunas formas de enterramiento, pero no marca una ruptura clara.

Esto también obliga a reconsiderar el papel de los romanos en las dinámicas políticas y militares locales. Es probable que los romanos no fueran, necesariamente, invasores que exterminaron a la población local, sino actores en un contexto más amplio de una transformación social ya en curso. La adopción parcial de algunas costumbres funerarias romanas, como los enterramientos supinos o el uso de ciertos objetos, sugiere una compleja negociación cultural y no una imposición violenta inmediata.

Maiden Castle
Maiden Castle. Fuente: The Society of Antiquaries of London/Dorset Natural History and Archaeological Society/Smith et al., 2025

Una advertencia metodológica

La importancia de los nuevos métodos de investigación

Este estudio también pone de relieve la importancia de aplicar metodologías modernas en el análisis de yacimientos clásicos. Las dataciones por radiocarbono, el modelado estadístico y el análisis de patrones demográficos ofrecen nuevas herramientas para desentrañar realidades del pasado que se interpretaron de forma simplificada. Asimismo, nos recuerda que, con frecuencia, los discursos construidos por la arqueología del siglo XX estaban condicionados por visiones ideológicas y culturales propias de su tiempo.

La utilidad del revisionismo

La investigación de Smith, Russell y Cheetham desmonta uno de los mitos fundacionales de la arqueología británica. El caso de Maiden Castle invita a replantear otras supuestas “masacres” o eventos catastróficos en yacimientos europeos, y a estudiar con detenimiento la relación entre violencia, ritualidad y transformaciones sociales en las comunidades de la Edad del Hierro y la romanización.

Este caso subraya la necesidad crítica de revisar los relatos tradicionales a la luz de nuevos datos y metodologías. En arqueología, como en la historia, lo que siempre se dio por cierto puede resultar un espejismo narrativo. La colina de Maiden Castle ya no habla de una derrota a manos de Roma, sino de una sociedad turbulenta que quizás encontró en los rituales de muerte una vía de expresión política, simbólica y comunitaria.

Referencias

  • Smith, Martin, Miles Russell y Paul Cheetham. 2025. “Fraught with High Tragedy: A Contextual and Chronological Reconsideration of the Maiden Castle Iron Age (England)”. Oxford Journal of Archaeology, 44.2. DOI: https://doi.org/10.1111/ojoa.12324

Cortesía de Muy Interesante



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