Se trata de algo histórico. Europa acaba de lanzar su primera misión de defensa interplanetaria para estudiar cómo destruir un asteroide. El proyecto, bautizado como Hera en honor a la diosa griega, ha despegado este mismo lunes desde la emblemática base de Cabo Cañaveral a bordo de un cohete de SpaceX. “Esta misión pretende demostrar que la humanidad está preparada para hacer frente a la potencial amenaza de un asteroide”, han afirmado, entusiasmados, desde la sala de control de la Agencia Espacial Europea (ESA) tras el despegue de esta emblemática misión.
Hera acaba de iniciar su viaje de dos años hace unos asteroides situados a 11 millones de kilómetros de nuestro planeta
La sonda europea acaba de iniciar un viaje de dos años hacia los asteroides Dídimo y Dimorfos, situados a más de 11 millones de kilómetros de nuestro planeta. Estas enormes rocas espaciales, más grandes que la Torre Eiffel y el Burj Khalifa, fueron golpeadas por la misión DART de la NASA, la primera lanzada por nuestra especie para desviar la órbita de un asteroide. Ahora, dos años más tarde, Hera se volverá a acercar a ellos para entender el impacto real de este golpe, desentrañar su estructura interna y encontrar sus puntos débiles. ¿El objetivo? Recopilar cuanta más información posible para entender cómo destruir un asteroide.
Los responsables de la misión explican, en tono jocoso, que este es el tipo de proyecto que habrían necesitado los dinosaurios para salvarse de la extinción. Sobre todo porque sabemos que, igual que le pasó a los tiranousarios y a sus congéneres en su día, en algún momento podría volver a aparecer un gigantesco asteroide que se dirija hacia nuestro planeta. Por eso mismo, para evitar el más catastrófico de los escenarios, las grandes agencias espaciales del mundo llevan años trabajando en verdaderos planes de defensa planetaria para detectar y desviar este tipo de amenazas extraterrestres. Hera, de hecho, enfocará su misión en buscar el ‘talón de Aquiles’ de estas gigantescas rocas espaciales que vagan por el espacio y que, algún día, podrían dirigirse a la Tierra.
Antenas españolas
El viaje de Hera ha empezado este lunes con su despegue desde la Tierra y su llegada al espacio. Ahora, la misión se tendrá que enfrentar a un mes de maniobras espaciales para desplegar todo su instrumental y poner rumbo a los asteroides. Esta etapa será monitorizada hasta el más mínimo detalle por una red de antenas situadas en España, Alemania, Australia y Estados Unidos. Entre ellas destacan las del Centro de Comunicaciones del Espacio Profundo de Madrid, situadas entre las localidades de Robledo de Chavela y Colmenar de Arroyo, que será una de las encargadas de dirigir las primeras horas de esta sonda en el espacio y, sobre todo, de guiarla para que se despliegue de forma correcta.
Un conjunto de antenas situadas en Madrid serán las encargadas de guiar los primeros pasos de esta misión
Según explica el ingeniero Pablo Pablo Colmenarejo, de la empresa GMV, uno de los sistemas más importantes de esta misión también tiene sello español. Se trata del sistema de navegación, guiado y control, el equivalente al “piloto automático” que permitirá a Hera no solo orientarse en el espacio sino poder actuar de forma autónoma para, por ejemplo, navegar hacia su destino final, corregir su recorrido durante el camino y esquivar los posibles obstáculos que se encuentre por el camino. “El sistema es capaz de detectar una trayectoria de colisión con potenciales obstáculos y hacer maniobras de corrección de manera autónoma para evitarlo”, argumenta Colmenarejo en una entrevista con EL PERIÓDICO.
Dos años de viaje
La misión, con un coste de 363 millones de euros, consta de una sonda de media tonelada, 6,5 metros de ancho y 11,5 metros de largo. Según explican sus creadores, la misión lleva un total de 12 instrumentos científicos a bordo. Entre ellos destacan varias cámaras de última generación (con tecnología de infrarrojos y de detección térmica) para estudiar la composición de los asteroides, escanear su estructura y averiguar sus puntos débiles. La misión también incorpora dos pequeños satélites, Juventas y Milani, que ayudarán a Hera en su misión de estudiar la estructura interna de los asteroides y encontrar sus puntos débiles.
Hera tardará cerca de dos años a llegar a los asteroides seleccionados para esta misión
Si todo va según lo previsto, Hera dedicará la primera semana en el espacio a abrir sus alas (lo que, técnicamente, equivale a desplegar sus paneles solares), a ajustar sus motores y a realizar una complicada coreografía de maniobras técnicas para poner rumbo hacia los asteroides. Pero antes, siguiendo el calendario de vuelo, la sonda pasará por Marte para aprovecharse del tirón gravitatorio del planeta rojo para coger impulso y llegar con más fuerza a los asteroides. Los responsables de la misión calculan que, si todo va bien, el viaje de Hera durará cerca de dos años y llegará a Dídimo y Dimorfo hacia finales de 2026. A partir de ahí dedicará cerca de seis meses en estudiar esas gigantescas rocas espaciales y a transmitir toda la información a su planeta madre por si, algún día, los terrícolas necesitáramos trazar un plan para destruir asteroides.
Cortesía de El Periodico
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