¿Pueden seguir sorprendiéndonos las pirámides del antiguo Egipto? Las disciplinas científicas no tienen duda alguna. Así, en 2025, un equipo internacional de investigadores del proyecto ScanPyramids logró detectar dos anomalías en la cara oriental de la pirámide de Menkaura o Micerino, la más pequeña de las tres grandes pirámides de Guiza. Los resultados del estudio, publicados en NDT & E International, podrían tener trascendencia histórica y arquitectónica al reforzar la hipótesis de que existe una segunda entrada, oculta durante más de cuatro milenios, al monumento funerario del faraón Menkaura.
La investigación se enmarca en la iniciativa ScanPyramids, impulsada por el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto y el Heritage Innovation Preservation Institute. Este proyecto ya había revelado en 2017 un gran vacío en la pirámide de Keops mediante técnicas de muografía, que permiten visualizar el interior de grandes estructuras sin intervenir directamente en ellas. Ahora, por primera vez, se centra en el enigmático interior de la pirámide de Menkaura.
La tecnología aplicada al estudio de las pirámides
Para llegar a estas conclusiones, los científicos combinaron tres técnicas no destructivas de diagnóstico. Se aplicó la tomografía de resistividad eléctrica (ERT), el radar de penetración terrestre (GPR) y los ultrasonidos (UST) a los bloques de granito pulido que revisten la base oriental del monumento. La integración de estos métodos con modelos 3D, simulaciones numéricas e imagen fusionada (IF) permitió obtener una lectura sin precedentes de lo que se oculta tras las piedras del monumento.
La hipótesis de una segunda entrada: los indicios arquitectónicos
La hipótesis de que existía una segunda entrada en Menkaura fue propuesta en 2019 por Peter Van den Hoven. El estudioso observó similitudes entre las losas de granito pulido del lado este y los bloques que rodean la entrada principal del lado norte. Mientras la mayoría de las piedras del revestimiento oriental son rugosas y sin pulir, hay dos zonas que destacan por su acabado liso y preciso, similar al de los accesos originales.
Según Van den Hoven, estas coincidencias podían revelar una entrada secundaria planificada durante la construcción. Hasta ahora, sin embargo, ningún estudio científico había examinado esa zona mediante técnicas geofísicas avanzadas.

La elección del área de estudio
Los investigadores centraron su análisis en un sector de 26,95 metros de longitud de la cara oriental, donde aún permanecen in situ siete hileras de granito de Asuán. Esta piedra, de gran densidad y con resistividades superiores a 20.000 ohmios por metro, representaba un desafío técnico, pero también ofrecía una oportunidad de estudio. De hecho, las variaciones eléctricas y acústicas en la piedra podían delatar la presencia de cavidades o discontinuidades tras el revestimiento.
Los resultados según las técnicas
Tomografía de resistividad eléctrica (ERT)
Los resultados iniciales revelaron dos zonas de resistividad anormalmente alta, denominadas A1 y A2, que se situaban detrás de los bloques de granito pulido. La primera (A1) se localiza tras un bloque trapezoidal prominente y alcanza valores superiores a 35.000 ohmios por metro. La segunda (A2), por su parte, se encuentra algo más al norte, a 0,8 metros de profundidad, con resistividades igualmente elevadas. Ambas señales sugerían la presencia de espacios llenos de aire o huecos estructurales.
Radar de penetración terrestre (GPR)
Con el fin de verificar estas anomalías, el equipo aplicó GPR de doble frecuencia (200/600 MHz) con un sistema RIS Hi-MoD de IDS. El radar confirmó tanto la presencia como la orientación inclinada de los dos vacíos identificados por ERT. El análisis tridimensional de las reflexiones permitió estimar que A1 mide alrededor de 1,5 por 1 metro y comienza a 1,4 metros de profundidad, mientras que A2 mide 0,9 por 0,7 metros y comienza a 1,13 metros.

Los ultrasonidos (UST)
Por último, la prueba ultrasónica ofreció una tercera confirmación independiente. Utilizando una matriz de 16 sensores de contacto seco PD8000 operando a 25 kHz, los investigadores detectaron dos reflejos hiperbólicos coincidentes con las anomalías previas. El bloque trapezoidal que cubre A1 mostró una fuerte discontinuidad interna entre 1,3 y 1,6 metros de profundidad, compatible con un cambio brusco de material o un vacío. La segunda anomalía (A2) apareció a 1,12 metros, exactamente en la posición estimada por radar. Según los autores, la sensibilidad del ultrasonido a los contrastes de impedancia acústica refuerza la hipótesis de que existen vacíos rellenos de aire en esa zona de la pirámide.
El modelo final, en el que se han integrado los datos, las imágenes y las simulaciones, sugiere que A1 corresponde a un bloque de granito de alta resistividad seguido por un vacío inclinado en el estrato calizo. A2 representaría un espacio menos profundo, y podría tratarse de una cavidad o una grieta sellada.

Implicaciones para la arqueología del antiguo Egipto
Aunque esta interpretación no implica la necesidad inmediata de excavar, abre la posibilidad de que exista una estructura interior —quizá una cámara o corredor— tras el revestimiento de la cara oriental. Los autores del estudio prefieren ser prudentes. Las anomalías no demuestran por sí mismas la existencia de una entrada secundaria, si bien los datos refuerzan la hipótesis de Van den Hoven.
Este tipo de espacios de aire, delimitados y con geometría definida, son raros en las construcciones piramidales. Por ello, los expertos sostienen que se trata de un elemento arquitectónico intencional más que de un fenómeno producto de la erosión o de una fractura natural. Además, la posición de A1, justo detrás de una zona de bloques pulidos y perfectamente ensamblados, refuerza la idea de que el lugar pudo tener una función estructural o simbólica relacionada con el acceso a la pirámide. Los autores recomiendan aplicar nuevas técnicas complementarias, como la termografía infrarroja y la microgravimetría para determinar la extensión y naturaleza exacta de las cavidades.
Referencias
- Helal, K. et al. 2025. “Detection of two anomalies behind the Eastern face of the Menkaure Pyramid using a combination of non-destructive testing techniques”. NDT & E International, 155: 103331. DOI: 10.1016/j.ndteint.2025.103331
Cortesía de Muy Interesante
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