La superficie lunar cuenta con dos grandes cañones, pero a diferencia del Gran Cañón del Colorado, estos no fueron el resultado de millones de años de lenta erosión, sino de algo mucho más violento. De acuerdo con una reciente investigación, se necesitó menos de 15 minutos de destrucción para que estas enormes estructuras aparecieran.
Se trata del Valle de Schrödinger y el Valle de Planck. Estas enormes franjas geológicas se ubican cerca del Polo Sur de la Luna, región donde se planea el aterrizaje de la misión Artemis en 2026. Según el estudio publicado recientemente en Nature Communications, pudieron haberse formado tras el impacto de algún asteroide o cometa.
Una fuerza inmensa
Los cañones tienen 270 y 280 kilómetros de longitud, así como una profundidad de 2.7 y 3.5 kilómetros, respectivamente. “Son tan anchos como el Gran Cañón y un poco más profundos“, explicó a El País David Kring, investigador del Instituto Planetario y Lunar, en Estados Unidos.
Los científicos estudiaron las características del impacto que dio lugar a estas franjas y determinaron que el proceso de formación duró entre 4.9 y 15 minutos en uno de los casos, y entre 5.2 y 15.4 minutos en el otros. Es decir que, en promedio, tomó alrededor de 10 minutos que el impacto arrasara son toneladas de roca lunar.
El estudio señala que la energía requerida para formar estos cañones habría sido 700 veces más grande que la liberada por ensayos nucleares de Estados Unidos, China y la URSS. Incluso pudo ser 130 veces mayor que la energía de todo el inventario mundial de armas nucleares.
El mejor análogo
A partir de mapas generados gracias a la recopilación de imágenes detalladas de la superficie lunar, King y su equipo lograron reconstruir la dirección en las que salieron disparadas las estelas de escombros tras el impacto, así como su velocidad. El impacto del meteorito dejó un cráter de 320 kilómetros de diámetro.
Los restos levantados en la colisión quedaron amontonados en el borde y formaron una cadena montañosa circular cuyos picos alcanzan alturas de 2,500 metros. Pero eso no fue todo, ya que más allá del cráter cayeron cortinas de rocas puntiagudas que dejaron boquetes de alrededor de 20 kilómetros de ancho, explica el estudio.
De acuerdo con los investigadores, la cuenca del Valle de Schrödinger es “el mejor análogo disponible” que hay del cráter de Chicxulub, en la península de Yucatán. Este se formó luego de que un meteorito impactara contra la Tierra. Sí, el mismo que provocó la extinción de los dinosaurios hace 66 millones de años.
Cortesía de Xataka
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