Una triste noticia conmovió al mundo de la música al comenzar el año nuevo.Leo Dan, el reconocido cantante y compositor argentino, falleció a los 82 años el 1 de enero de 2025. Como si el inicio de un nuevo ciclo trajera consigo la despedida de lo más querido, un recuerdo que se va al tiempo que llega lo nuevo
Su música cruzó fronteras y conquistó corazones, convirtiéndolo en uno de los artistas más queridos de habla hispana. Leo Dan, el cantante popular, dejó una huella profunda en la música argentina, pero su influencia fue aún mayor en toda Latinoamérica.
No es una exageración. Leo Dan, el autor, el ‘Tevez’ de la música, nació como Leopoldo Dante Tévez. Sus canciones viajaron de Argentina a México, haciendo escalas en cada rincón de la región: Perú, Colombia, Chile, y hasta España, donde vivió varios años.
Vendió aproximadamente 40 millones de discos. Según los datos de 2020 de CAPIF, estaba apenas por debajo de Raphael, pero por encima de J. Balvin.
El serio sitio musical Allmusic, considerado uno de los más prestigiosos del mundo, le dedica un espacio a Leo Dan, y la ironía está en que lo hace en inglés, un idioma que le otorga un aire de formalidad, mientras que Leo Dan, con su estilo tan festivo y latino, se presentaba como todo lo contrario: un ícono alegre de la música popular.
Allmusic lo describe como: ‘Argentine musician, novelist, and actor Leo Dan is considered one of the principal singers of the Nueva Ola‘. Y no se equivoca al incluirlo en ese grupo de artistas, como Leonardo Favio y Palito Ortega, que en Argentina, desde los años 60, lograron vender millones de discos y conquistar a los oyentes que buscaban algo nuevo: una música hecha por ellos y para ellos, con canciones como ‘Te He Prometido’, ‘Siempre Estoy Pensando en Ella’, ‘Celia’ y ‘Como Te Extraño, Mi Amor’, emblema de esa época.
Leo Dan alcanzó uno de sus mayores éxitos al formar parte, con sus baladas románticas, de la película Roma, dirigida por Alfonso Cuarón, lo que le permitió acariciar los Premios Oscar. Su inclusión en la banda de sonido le abrió nuevas puertas y le permitió conectar con un público distinto.
Leo Dan, Raphael, Perales: ¿de dónde viene el genio creador?
Es curioso, pero muchos de los músicos más grandes que conquistaron Iberoamérica, el vasto y competitivo mercado musical que trasciende fronteras, políticas e idiomas, provienen de pequeños pueblos, y no de grandes ciudades.
José Luis Perales, por ejemplo, nació en Castejón, un diminuto pueblo en la provincia de Cuenca, España, con solo 117 habitantes. Raphael, por su parte, es de Linares, Jaén, una ciudad más grande con 55.000 personas, pero aún pequeña. Lo mismo ocurre con Alcoy, ciudad natal de Camilo Sesto, otro gran ícono de la música española.
El talento y el apoyo popular no tienen fronteras. Al momento de su muerte, Google muestra cómo los usuarios buscan, principalmente, su origen: Leo Dan nació en Estación Atamisqui, un pequeño y humilde pueblo de Santiago del Estero y desde allí alcanzó la grandeza del éxito y el cariño de toda América.
Lo poco que los manuales y Wikipedia cuentan sobre Estación Atamisqui es que pertenece al departamento homónimo, que hoy tiene menos de mil habitantes. De esta localidad también proviene el folklorista Elpidio Herrera. No es raro, ya que la provincia de Santiago del Estero le dio a la Argentina artistas como los hermanos Ábalos, Homero Manzi, Domingo Cura y Hugo Díaz.
La historia de Leo Dan es un claro testimonio de superación. Aprendió a componer de manera autodidacta y, desde sus primeros años en ese remoto paraje, llegó a convertirse en uno de los artistas más queridos de Latinoamérica.
Un dato curioso sobre Atamisqui es que es una zona de sismos frecuentes, aunque de baja intensidad, con terremotos medianos a graves que ocurren cada 40 años aproximadamente. Curiosamente, Leo Dan vivió casi dos de esos ciclos, ya que falleció a los poco más de 80 años, completando casi exactamente dos períodos de esta actividad que caracteriza su tierra natal
Aunque su partida deja un vacío, su legado sigue vibrando en cada canción, como una onda sísmica que no cesa de resonar en generaciones.
Cortesía de Clarín
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