
El martes pasado, durante la cumbre del G7 en Canadá, se reunieron la presidenta Claudia Sheinbaum y la presidenta de la Unión Europea, Ursula von der Leyen. Poco después ésta publicó en X: “Estimada @Claudiashein, México es un socio clave para Europa… Esperamos firmar nuestro acuerdo modernizado EU-México ¡y visitarla en México!”. Al día siguiente, la mandataria mexicana confirmó que el tratado comercial ya está listo, que se firmará a inicios de 2026 y que la alemana visitará nuestro país en octubre.
Todo indica que la relación entre México y la UE se está fortaleciendo. La UE es el tercer socio comercial de México, después de EU y China, y su segundo mayor inversionista. En 2024, el comercio de bienes superó los 82,400 millones de euros y, en 2023, el de servicios, los 22,000 millones. Las inversiones europeas suman cerca de 200,000 millones, pero más allá de las cifras, la UE representa una opción concreta para diversificar los vínculos comerciales de México y reducir su dependencia frente a un socio tan volátil como EU.
El Acuerdo Global modernizado entre México y la UE, concluido en enero de este año, elimina casi todos los aranceles, amplía el acceso a contrataciones públicas y fortalece las garantías para inversionistas en sectores clave como energía y telecomunicaciones. También establece compromisos en cambio climático, derechos humanos, comercio digital y lucha contra la corrupción. Es un tratado amplio y estratégico. Pero no entrará en vigor hasta que ambas partes lo ratifiquen.
En México, la ratificación depende del Senado y se espera que esta se dé entre septiembre y octubre. En la UE, el procedimiento es más lento: además del Parlamento y el Consejo Europeo, se requiere la aprobación de los 27 parlamentos nacionales. Esta etapa podría extenderse hasta mediados de 2026, según las prioridades políticas de cada país.
El conflicto entre Israel e Irán, con sus efectos en los mercados energéticos y en la política exterior europea, podría retrasar el proceso. Las prioridades de varios gobiernos europeos han cambiado en las últimas semanas y la ratificación podría postergarse. En este contexto, la reunión entre Sheinbaum y von der Leyen es relevante. Hubo coincidencias en sostenibilidad, energía y comercio.
La relación personal entre ambas también importa. Claudia Sheinbaum es una científica con experiencia en política ambiental y urbana. Ursula von der Leyen es médica, exministra de Defensa de Alemania y defensora del Pacto Verde Europeo. Ambas, nacidas con pocos años de diferencia, pertenecen a la misma generación y comparten un enfoque pragmático. Coinciden en prioridades como el cambio climático, la transformación energética y el fortalecimiento del multilateralismo. En lugar de discursos ideológicos o gestos vacíos, prefieren resultados concretos. Y eso facilita la cooperación.
A México le conviene cerrar este acuerdo cuanto antes. La UE ofrece acceso a mercados, inversión, tecnología y reglas claras. Contar con un socio confiable como ella es una ventaja que debe aprovecharse. Si la presidenta mexicana logra que el Senado lo ratifique pronto y von der Leyen consigue lo mismo en la UE, el acuerdo podría entrar en vigor a comienzos de 2026. Dos mujeres pueden hacerlo posible.
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Cortesía de El Economista
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