Dos óvulos fusionados en una sola mujer indican que nuestra identidad como humanos no está en el ADN

Corría el año 2002 cuando la vida de Karen Keegan dio un vuelco. La mujer de 52 años y originaria de Boston requirió un trasplante de riñón a causa de una insuficiencia grave. Sus tres hijos se sometieron a pruebas genéticas para averiguar cuál de ellos era más compatible. Para sorpresa de todos, los resultados indicaron que dos de los muchachos no eran hijos suyos.

Aunque en principio fue un hallazgo desconcertante, investigaciones posteriores revelaron que la situación era aun más insólita. Resulta que Karen tenía dos tipos diferentes de ADN, es decir que era una quimera. Para ser exactos, Keegan era un ejemplo de quimerismo tetragamético, un fenómeno que ocurre cuando dos óvulos fertilizados por dos espermatozoides diferente se fusionan para formar un solo individuo con información genética de ambos cigotos.

¿De dónde viene el quimerismo?

De acuerdo con un artículo publicado en American Journal of Medical Genetics, citado por la BBC, con frecuencia ocurre que, durante el desarrollo embrionario, los mellizos pueden intercambiar células entre sí. Alrededor del 8% de los mellizos y un 21% de trillizos puede tener dos tipos de sangre diferente, con distinto ADN.

Los expertos consideran que las “quimeras humanas” resultan de la fusión de dos organismos diferentes que en algún momento convivieron en el útero. Durante el desarrollo embrionario, uno es absorbido por el otro, el cual incorpora las células ajenas. Este continúa con su desarrollo de manera natural, a excepción de que ahora contiene la información genética del otro.

Por cierto, el término proviene de la criatura mitológica que, según la Teogonía de Hesíodo, era hija del monstruo Echidna y el terrible Tifón. Tenía cabeza y cuerpo de león, pero de su lomo surgía una cabeza de cabra. Por lo general se le describe con cola de serpiente o de dragón. Fue el héroe Belerofonte, hijo de Poseidón, quien montado en Pegaso dio muerte a la criatura.

La identidad humana no está en el ADN

Otro caso documentado de quimerismo es el de Lydia Fairchild. En 2002, tras separarse de su marido, Fairchild estuvo a punto de perder la custodia de sus dos hijos cuando una prueba de rutina para determinar la paternidad de los niños reveló que ella no era la madre. También en 2015, un hombre en Estados Unidos descubrió por casualidad que su hijo era en realidad su sobrino, algo aparentemente imposible ya que no tenía hermanos.

En su libro El gen egoísta, el biólogo británico Richard Dawkins explicó que el ser humano es una “envoltura” usada por el ADN para transmitirse a la siguiente generación. No obstante, su colega español Alfonso Martínez Arias refuta dicha perspectiva y sostiene que el quimerismo es una prueba de que el ADN no define la identidad de una persona.

De acuerdo con El País, Martínez Arias argumenta que la secuencia de ADN en un individuo no es un manual de instrucciones para construir un cuerpo. Es más bien la caja de herramientas y materiales del verdadero constructor: la célula. El biólogo señala que son las células las que “controlan el tiempo y el espacio“, y saben dónde está la izquierda y la derecha, o dónde debe terminar exactamente el pie de una persona.

Cortesía de Xataka



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