La imagen parece salida de un cuento de fantasía: un pequeño ser marino de tonos azulados, con formas que recuerdan a las alas de un dragón, aparece en la orilla. No se trata de un mito ni de una invención artística, sino de un animal real: el Glaucus atlanticus, conocido popularmente como “dragón azul”. Este verano de 2025 (igual que ocurrió hace un par de años) varias playas españolas han tenido que prohibir el baño o lanzar advertencias tras detectar su presencia. Lo que para muchos fue un hallazgo curioso, pronto se convirtió en noticia nacional por los riesgos que conlleva acercarse a este nudibranquio.
La Línea de la Concepción: epicentro de la alarma más reciente
El caso más sonado en agosto ha tenido lugar en la Línea de la Concepción (Cádiz). En la playa de Santa Bárbara, el Ayuntamiento izó la bandera roja y prohibió el baño tras localizar al menos cinco ejemplares de dragón azul. La alerta se extendió rápidamente, pues el animal no solo sorprende por su aspecto, sino que puede provocar dolorosas picaduras si se manipula. “Parece que lo han diseñado de la película de Goku“, decía en directo y con gracia Paco Campaña, un conocido redactor Área Campo de Gibraltar.
Las autoridades locales pidieron precaución y recordaron que estos organismos acumulan las toxinas de las medusas de las que se alimentan, como la carabela portuguesa. El contacto puede causar escozor, enrojecimiento, hinchazón e incluso reacciones alérgicas en personas sensibles. Aunque no se han registrado muertes en España, los servicios de protección civil insisten en que nunca debe tocarse.
Un verano marcado por avistamientos en distintas costas
El fenómeno no es exclusivo del Campo de Gibraltar. Durante este verano, varias costas españolas han registrado avistamientos de dragones azules:
- Lanzarote. A finales de julio, la playa de Famara cerró el baño tras detectarse seis ejemplares en un charco intermareal.
- Gran Canaria. Protección Civil lanzó comunicados tras varios avisos de bañistas sobre su presencia.
- Mallorca. En junio, en la Serra de Tramuntana, se produjo un hallazgo histórico: no se registraba en Baleares desde 1705.
- Valencia. A finales de julio, en Canet d’en Berenguer, se encontró un ejemplar en el Racó de Mar, lo que obligó a difundir advertencias públicas.
Qué es el dragón azul
El Glaucus atlanticus es un nudibranquio pelágico que mide apenas unos centímetros. Su aspecto es impactante: cuerpo plateado por un lado, azul intenso por el otro, con extensiones que parecen alas. Vive flotando boca arriba en alta mar, desplazándose gracias a la tensión superficial y a las corrientes oceánicas.
Su dieta incluye sifonóforos como la carabela portuguesa. No solo se alimenta de ellos, sino que reutiliza sus células urticantes para su propia defensa. Este mecanismo lo convierte en un animal fascinante y peligroso a la vez. En contacto con la piel humana, puede generar reacciones similares a las de una picadura de medusa, con un dolor que en ocasiones es más intenso y prolongado.

Por qué llegan ahora a las costas
Los especialistas apuntan a una combinación de factores. En primer lugar, el aumento de la temperatura del mar, asociado al cambio climático, favorece la presencia de especies propias de aguas más cálidas.
En segundo lugar, las corrientes y los temporales arrastran a estos organismos. El dragón azul flota en superficie y puede ser desplazado hacia la costa tras oleajes o vientos intensos. Una vez en la orilla, queda atrapado en charcos intermareales, donde llama la atención de bañistas y curiosos.
La suma de estos factores convierte a 2025 en un año propicio para su llegada, y no se descarta que el fenómeno vuelva a repetirse en los próximos veranos.
¿Qué hacer si veo un dragón azul?
Aunque pequeño y bello, el dragón azul no es inofensivo. La primera recomendación es clara: no tocarlo nunca. Puede costar trabajo, porque a muchas personas su aspecto le parece irresistible. No lo hagas. Ni con las manos ni con palas o juguetes, pues incluso un contacto indirecto puede causar urticaria o dolor.
En caso de contacto accidental, los expertos aconsejan:
- Retirar restos con una tarjeta rígida o guantes.
- Lavar con agua de mar, nunca con agua dulce ni con vinagre.
- No rascarse ni frotar la zona.
- Aplicar frío local para aliviar el dolor.
- Acudir al centro de salud si la reacción es intensa o persiste.
Estas medidas son similares a las de una picadura de medusa, pero en el caso del dragón azul la reacción puede ser más fuerte y duradera.
Un visitante que despierta fascinación y temor
La presencia del dragón azul genera sorpresa, fascinación y temor. Para los científicos, cada avistamiento es una oportunidad de estudio. La relación entre sus movimientos, las corrientes y el calentamiento del mar resulta de gran interés.
Para los bañistas, en cambio, supone un choque entre lo bello y lo peligroso. Su aspecto fantástico invita a acercarse, pero el riesgo obliga a mantener distancia. En redes sociales, las imágenes de los ejemplares encontrados en 2025 se han viralizado, lo que ha aumentado la curiosidad y la necesidad de lanzar advertencias claras.
Las autoridades insisten en la importancia de la educación ambiental. Fotografiarlo y admirarlo sí, pero nunca manipularlo.
Una advertencia para el futuro
Los dragones azules no son invasores permanentes, sino visitantes ocasionales. Sin embargo, su llegada masiva en un mismo verano lanza un mensaje inquietante: los ecosistemas marinos están cambiando.
El aumento de la temperatura del agua y la alteración de corrientes modifican la distribución de especies. Hoy hablamos del Glaucus atlanticus, pero mañana podría tratarse de otro organismo inesperado.
Las autoridades deberán reforzar los sistemas de alerta y la divulgación ambiental, para que la ciudadanía aprenda a convivir con estos visitantes ocasionales sin subestimarlos ni caer en el alarmismo.
Cortesía de Muy Interesante
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