Durante siglos se creyó que las aves migraban a la Luna y una flecha reveló la verdad

Durante la primavera, aves como las golondrinas y las cigüeñas regresan a casa para anidar después de un largo invierno. Fue durante uno de estos periodos de migración cuando, en un hallazgo insólito, una persona encontró una cigüeña con el cuello atravesado por una flecha de 80 centímetros de largo.

El hecho ocurrió en 1822 en una ciudad alemana. Fue un suceso tan revelador que, más allá de ser una simple anécdota, se convirtió en la prueba clave para entender por qué muchas aves desaparecían durante el invierno.

Aunque para nosotros este fenómeno ya no es un misterio, el descubrimiento es más reciente de lo que parece. Durante siglos, la gente no sabía por qué las aves se iban en otoño para reaparecer en primavera. Dicho de otra forma, los procesos migratorios no se comprendían; la idea de que hasta las aves más pequeñas pudieran recorrer miles de kilómetros sin detenerse era difícil de aceptar a falta de pruebas, por lo que solo existían hipótesis sobre este comportamiento.

Las viejas teorías sobre la desaparición de las aves

Entre las diversas teorías de la época, destacaba la de Charles Morton, un académico de Harvard que en el siglo XVII propuso que las aves efectivamente migraban, pero hacia la Luna. Aunque hoy resulta una idea ilógica, en aquel entonces, ante la imposibilidad de comprobar lo contrario, se consideraba una posible respuesta a una incógnita real.

En esa época solo se sabía que las aves desaparecían durante meses, pero se desconocía su destino. Esto llevó a que, mucho antes, Aristóteles postulara en el siglo IV a.C. que las aves se transformaban en otras especies o que hibernaban bajo el agua. Para Morton, sin embargo, esta idea era “demasiado fantasiosa”.

La hipótesis de Morton fue tan detallada que incluso calculó que el viaje a la Luna tardaba un mes de ida y otro de vuelta. Sostenía que las aves dormían gran parte del tiempo y sobrevivían gracias a su grasa corporal. Sin embargo, poco a poco se fue estableciendo la idea de que las aves europeas viajaban a otros lugares de la Tierra durante el invierno, una teoría que un “flechazo” literal terminaría por confirmar.

La ‘cigüeña flechada’ que cambió la ciencia

Aquí es donde entra en escena la cigüeña en cuestión. En 1822, alguien le disparó en Alemania y, al examinar al ave abatida, se encontró la flecha de 80 centímetros que atravesaba su cuerpo. La pregunta inmediata no fue cómo el ave pudo volar con semejante objeto, sino cuál era el origen de la flecha.

Ave Flecha

Se procedió a llevar su cuerpo a la Universidad de Rostock, donde, luego de examinar el proyectil, se llegó a la conclusión de que la flecha pertenecía a un grupo tribal del centro de África. Como era prácticamente imposible que alguien lanzara un proyectil así en suelo europeo, se dedujo que la cigüeña había recorrido más de 3,000 kilómetros desde África, donde había pasado el invierno, hasta Alemania.

El ave fue finalmente bautizada con el nombre de Pfeilstorch, disecada y conservada en la Colección Zoológica de la Universidad de Rostock para reconocer su aportación al mundo de la ciencia y la ornitología, al confirmar que las aves no se transformaban, dormían bajo el agua o se iban a la Luna, sino que buscaban lugares más cálidos durante el invierno europeo.

El legado de la Pfeilstorch

Después de la Pfeilstorch original, que significa “cigüeña flechada”, más ejemplares fueron descubiertos en Europa con características similares, con algún proyectil clavado en su cuerpo. Esto demostró su gran resistencia, pues podían sobrevivir si las heridas no comprometían sus funciones vitales, permitiendo que se estabilizaran para continuar su recorrido.

Aves Flechadas

Otro ejemplar de ave con una flecha clavada cerca del monte Gilboa, Israel. Foto: Ruthie Ram

Gracias al uso de anillas en las patas de las aves, una técnica iniciada por el danés H.C. Mortensen en 1899, se pudo sistematizar el estudio de los especímenes que volaban desde Europa antes del invierno. Esto permitió confirmar científicamente que las aves que regresaban en primavera eran efectivamente las mismas.

Esto significa que, indirectamente, la flecha lanzada por alguien en África y que viajó en una cigüeña hasta Alemania se convirtió en el primer sistema de seguimiento de aves de la historia.

Cortesía de Xataka



Dejanos un comentario: