Educación financiera obligatoria

Hace algunos años, tuve el honor de presidir el Colegio Nacional de Economistas y junto con varios colegas de reconocido prestigio, decidimos impulsar la Educación Financiera, confiados en que era una de las soluciones para muchas desigualdades que enfrenta nuestro país. Reconozco que el sistema financiero mexicano ha avanzado en la expansión de productos y servicios, en el crecimiento del ecosistema Fintech, la digitalización y en la inclusión en regiones históricamente olvidadas. Pero, ¿de qué sirve ofrecer más opciones si millones de personas no entienden cómo usarlas ni qué riesgos implican?

La falta de educación financiera en México no es un tema menor. Según datos de la última Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF), sólo 35% de los mexicanos lleva un presupuesto de sus gastos personales y más de 60% no compara entre instituciones antes de contratar un producto financiero; amén que las competencias financieras-económicas de las personas están estancadas desde 2018. Estos números son el reflejo de millones de mexicanos que desconocen el funcionamiento básico del ahorro, el crédito o los intereses compuestos, lo que los hace vulnerables al sobreendeudamiento, al fraude o a decisiones impulsivas. Esto naturalmente impide que el sistema financiero cumpla su verdadera función: ser una herramienta del desarrollo.

Según la OCDE, la alfabetización financiera ha sido reconocida a nivel mundial como una habilidad vital en el siglo XXI, esencial para el empoderamiento de las personas y para apoyar el bienestar de las sociedades. Los resultados del más reciente estudio en esta materia muestran que en promedio 67% de la población mayor de edad tiene un mínimo de conocimientos financieros. En México es sólo 59%, lo que implica que la comprensión y aplicación de ciertos conceptos financieros básicos no son suficientes para tomar decisiones acertadas, especialmente en contextos económicos como el que actualmente vivimos con crecientes incrementos en el costo de vida. Los niveles más altos se observan en Hong Kong, China (91), Alemania (85) y Estonia (78).

Algunas de las soluciones que se han aplicado exitosamente en otros países es incorporar la educación financiera de manera transversal en el currículo desde primaria. Como parte de las acciones del Consejo para la Inclusión Financiera en México, el MIDE realizó el “Perfil de egreso en materia de educación económico – financiera del estudiante de educación básica, media superior y superior”; por cierto, el Museo es dirigido por una extraordinaria mujer, y muy querida amiga mía, Silvia Singer. También desarrollaron una plataforma de e-learning para educación básica, sería muy interesante saber si ambos proyectos están incorporados en los planes educativos actuales, y si no es el caso, impulsar este objetivo de manera decidida.

También la Condusef actualizó el Buró de Entidades Financieras para incorporar los estándares mínimos para el desarrollo e implementación de los programas de educación financiera, es decir, la evaluación del Buró de los bancos ya no sólo se basa en las quejas que reciben o los abusos que cometen, sino también califican si ofrecen educación financiera como parte del acompañamiento de sus clientes.

Desde UNIFIMEX, estamos listos para seguir sumando en esta importante tarea y fungir como puente confiable entre las autoridades reguladoras y educativas y nuestras instituciones financieras mexicanas; el objetivo es hacer de la educación financiera una competencia obligatoria, estructurada y evaluable, un eje estratégico de formación ciudadana.

Les comparto mi sueño y parte de lo que me motiva cada mañana mientras trabajo en este desafiante sector: que el conocimiento financiero deje de ser un privilegio y se convierta en un derecho de las y los mexicanos.

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Cortesía de El Economista



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