Educación para una sexualidad sana: sí, pero… ¿qué, cómo, cuándo, por qué y para quién?

La sexualidad nunca pasa de moda. Al fin y al cabo, es una de las dimensiones más importantes del ser humano, un copiloto de vida que nos acompaña a lo largo de toda nuestra existencia. Lo que sí puede cambiar es la forma en la que transmitimos mensajes sobre sexualidad, la manera en la que educamos o cómo la cultura de cada época concibe lo que es o no una sexualidad sana.

Cualquiera podría pensar que dada la omnipresencia del sexo en nuestro día a día (series, televisión, redes sociales, contenido sexual explícito en línea, música, etc.), nuestros índices de salud sexual deberían estar por las nubes. Sin embargo, los problemas sexuales en la población joven están en aumento, la educación sexual sigue siendo un tabú y a pesar de tener muchas libertades sexuales, no educamos a la adolescencia para ser responsable en esa libertad.

¿Cómo está el panorama de la educación afectivo-sexual?

La educación afectivo-sexual sigue siendo una asignatura pendiente en nuestro país. El 50 % de las familias nunca ha hablado sobre sexualidad con sus hijos y el 80 % considera que su hijo o hija no ve pornografía, cuando las cifras reales más bien expresan todo lo contrario. A nivel institucional, seguimos sin tener unas directrices claras sobre la educación afectivo-sexual en el currículo escolar y las cifras sobre problemáticas sexuales aumentan año tras año (violencia sexual entre menores, disfunciones sexuales en jóvenes o aumento de infecciones de transmisión sexual en el último año).

Dada esta situación, desde la Universidad Internacional de La Rioja, en colaboración con otras universidades españolas e internacionales, hemos planteado una investigación titulada “Perspectivas globales en la educación sexual” que se encuentra ahora mismo en proceso de publicación. 

Esta investigación se ha llevado a cabo, de forma cualitativa, con entrevistas a grupos focalizados de familias, profesorado y alumnado. Nos parecía necesario entender las voces de los diferentes agentes implicados para poder así establecer el marco teórico para un plan de prevención e intervención que cumpla las necesidades de todas las personas involucradas en la educación afectivo-sexual. 

Sin espacios seguros ni recursos adecuados, los jóvenes buscan respuestas en internet
Sin espacios seguros ni recursos adecuados, los jóvenes buscan respuestas en internet. Fuente: Unsplash.

¿Qué opinan las familias y el profesorado?

Los datos encontrados son variados, pero existe una tónica general en el profesorado, en pensar que la educación sexual ha sido insuficiente durante su periodo formativo. Por ejemplo, cerca del 50 % del profesorado admite no haber recibido ningún tipo de formación en educación sexual durante sus años universitarios. Aquellos que sí lo recibieron, lo consideran inadecuado y alejado de la realidad tecnológica y cultural actual.

Respecto a la manera de impartir esta educación afectivo-sexual, entre las propias familias se observan posiciones encontradas. Algunas consideran que deberían iniciarse en edades tempranas y otras consideran que deberían esperar a la adolescencia para iniciar estas conversaciones. La gran mayoría de las familias sigue pensando en la importancia de los métodos anticonceptivos y la prevención de las ITS. Aunque también aluden a la importancia del respeto y consentimiento en las relaciones sexuales.

Respecto a la estructura de esta formación, el profesorado consensuó que es necesario incluir la educación sexual integral en el contenido regular del currículo escolar. También consideraron que deben existir espacios tutorizados específicos para desarrollar los contenidos de educación sexual en aula en un clima de seguridad y confianza. Por último, vieron necesario contar con profesionales externos y cualificados que realicen sesiones específicas sobre estos temas.

Respecto a los contenidos, tanto las familias como el profesorado consideran que el entorno digital ha tomado un papel fundamental que cambia el panorama de las relaciones sexuales. Ambos grupos concluyen que se debe hacer hincapié en temas relevantes como el envío de fotografías de contenido sexual, la huella digital, el pensamiento crítico, la hipersexualización y el consumo de contenido sexual explícito. Dentro del consumo de pornografía destacan la importancia de hablar sobre posibles consecuencias como las creencias irreales, valores sexistas, desigualdad de género y normalización de la violencia.

Por último, ambos grupos identificaron algunas limitaciones. En el caso del profesorado, hubo consenso al identificar a las familias como la principal barrera, ya que muchas consideran que la educación afectivo-sexual pertenece exclusivamente al ámbito doméstico. El profesorado identificó también como barreras la falta de interés, la falta de formación, la falta de tiempo y la vergüenza o barreras culturales en el aula. Además, existe una sensación general de miedo y de incomodidad a la hora de tratar estos temas, también por parte de las familias. 

Adolescentes y familias piden información realista, científica y adaptada a la era digital.
Adolescentes y familias piden información realista, científica y adaptada a la era digital. Fuente: Freepik.

¿Qué opinan los y las adolescentes?

La gran mayoría de adolescentes admite haber recibido algún tipo de información sobre educación sexual a lo largo de su etapa escolar.  Generalmente, destacan que se ha centrado en la participación de profesionales externos, con talleres breves y una falta de programas estructurados. Respecto a sus familias, reflejan la falta de espacios seguros y además la poca profundidad con la que se abordan estos temas en casa. Además, refieren cierta incomodidad al tener estas conversaciones y una falta de recursos para profundizar en el tema de forma autónoma. Por todo lo anterior, se suelen sentir más cómodos haciéndolo con su grupo de iguales.

Respecto al contenido, destacaban el interés por conocer en profundidad los riesgos del sexting, conciencia sobre la posible victimización sexual online, y los daños sobre el contenido sexual explícito. Además, expresaron mucho interés en información que conciencie y ayude a reducir los riesgos sobre el uso de la pornografía, así como en obtener más información sobre entornos y uso seguro de redes sociales. Tanto chicos como chicas, demandaban mayor formación en igualdad de género, violencias y consentimiento. Por otro lado, las adolescentes solicitaban recibir más contenidos sobre ITS y embarazos no deseados, ya que consideraban que estos temas les afectan de manera diferenciada a ellas.

¿Qué se puede hacer para mejorar la situación?

Después de analizar las diferentes voces, consideramos que hay muchos caminos que se pueden recorrer a la hora de diseñar programas de educación afectivo-sexual que incluyan al alumnado, el profesorado y las familias. 

En primer lugar, sería de interés encontrar espacios seguros con profesionales externos cualificados que puedan abordar diversas temáticas. Será importante hacer partícipes a las familias y, además, fomentar el uso de recursos con los que los adolescentes puedan formarse de manera autónoma.

También, consideramos importante que todo el contenido tiene que aparecer especificado en forma de Saberes Básicos y Competencias Específicas dentro de los Reales Decretos que regulan los contenidos mínimosasí podrá existir mejor comunicación de los contenidos entre las familias, el centro educativo y el alumnado. Lo cual puede evitar malinterpretaciones o disyuntivas.

Los expertos recomiendan empezar la educación sexual antes de los 12 años.”
Los expertos recomiendan empezar la educación sexual antes de los 12 años. Fuente: Unsplash.

Siguiendo con lo analizado en las entrevistas, sería de interés encontrar entornos distendidos y menos formales. Además, sería de interés utilizar metodologías que recojan información de forma anónima. También, incluir talleres cara a cara, con una frecuencia mínima para asegurar la comprensión e interiorización de los temas.

Respecto al contenido, sería interesante implementar las temáticas más allá de los métodos anticonceptivos y fomentar todo el contenido relacionado con los entornos digitales seguros, el consumo de pornografía, el pensamiento crítico, la equidad de género y la empatía en las relaciones sexuales. Además, la información tiene que ser científicamente precisa, graduada, adaptada a la edad psicoevolutiva del alumnado y con base en la igualdad de género, siguiendo las recomendaciones de la UNESCO.

Por último, a nivel institucional sería de interés establecer un acuerdo o pacto de estado donde se consensuen aquellos contenidos mínimos y la etapa escolar en la que se puede empezar. Tras los resultados, consideramos de interés empezar esta asignatura antes de la adolescencia; la gran mayoría de los participantes estaba de acuerdo en hacerlo antes de los 12 años.

Referencias

  • Berzosa, A., Espiau, M., Ferrer, C., Ojeda, I., Cabrera, P., Hoyos-Mallecot, Y., … & Navarro, M. L. (2025). Sexually transmitted infections in adolescents in Spain: a challenge for pediatricians. International Journal of Adolescence and Youth30(1), 2560647. doi: 10.1080/02673843.2025.2560647
  • Brage, L. B., Colom, S. S., Lorente-De-Sanz, J., & Aznar-Martínez, B. (2024). Niveles de conciencia y estilos parentales ante el acceso y consumo de pornografía en la infancia y adolescencia. Cuadernos del Audiovisual| CAA, (11), 73-104. doi: 10.62269/cavcaa.12
  • Serrano-Romero, G., Villena-Moya, A., & Chiclana-Actis, C. (2020). Uso de pornografía en adolescentes y educación sexual. Revista de Sexología, 9(2), 52–59.
  • UNESCO. (2018). Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad. Edición Revisada. www.unesco.org/open-access/terms-useccbyncnd-sp

Alejandro Villena-Moya

Psicólogo y sexólogo clínico

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Maite Ruiz de Larrinaga López

Magisterio de Lengua Extranjera. Grado en Psicología. Máster en Formación de Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria, Bachiller y Formación Profesional

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Gemma Mestre-Bach

Graduada en Psicología. Doctorado en Medicina e Investigación Traslacional por la Universidad de Barcelona

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Cortesía de Muy Interesante



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